lunes, 2 de noviembre de 2020

División en vez de unidad: pésimo ejemplo



  

Pedro Vargas Avalos

 

 

Las diferencias en nuestra nación ya no son a nivel de ideologías y partidos políticos; ni están siquiera entre los dueños del capital y las autoridades, sino que ahora se han ampliado a los niveles de gobierno: gobernadores contra el presidente, y gobernadores entre los mismos gobernantes. Esto arrastra a grandes sectores de la población y como resultado nefasto, se radicaliza la polarización entre los mexicanos, lo cual es incomprensible e indeseable.



Que los institutos políticos tengan sus diferencias, en muchos casos abismales, es natural; pero eso no significa peligro para el país, pues la lucha por el poder contempla ese panorama de diferencias. Por medio de la democracia se dirimen tales diversificaciones y todo sigue adelante.


Que los capitanes del dinero (no todos, por cierto) tengan forcejeos con el gobierno, específicamente con el federal, es algo esperado cuando el poder público lo detentan por mandato popular, fuerzas de izquierda, como es el caso actual de nuestra República, donde se libra soterrada disputa entre el poder económico y el poder político. Es una versión semejante a la pugna que se sostuvo en el siglo XIX, entre el clero y el gobierno, lid que llevó a la Reforma y se quedó para siempre. Al menos eso consideramos nosotros y la mayoría de nuestros conciudadanos.


Pero desde hace tiempo, surgieron ciertas corrientes entre la clase gobernante, que los fue contraponiendo entre sí, y ahora tal parece que cuando más unidad nacional se necesita, se pretende fracturar a la República. Y todo por la ambición y el dinero, por más que se argumente la justicia, la inequidad y las diferencias ideológico-políticas.






La decena de ejecutivos estatales autodenominados “federalistas”, abrieron las discrepancias y llegaron a las hostilidades frente al gobierno federal. Los adjetivos que le endilgan a éste, son impulsivos: “Si AMLO sigue sin escuchar a la Alianza, ocasionará el rompimiento”, afirmó desde Monterrey el controvertido “Bronco”, Jaime Rodríguez. Alfaro, desde la Perla Tapatía expresó que el gobierno nacional: “nos ignora, ataca, insulta y nos quita lo que nos pertenece”. Silvano Aureoles, el michoacano despistado, señaló de “centralista, autoritario y tiránico” a López Obrador. Por su parte, Francisco García Cabeza de Vaca, mandatario tamaulipeco,  subrayó que AMLO busca confundir al  incluir todo en la corrupción; el priísta colimense  Ignacio Peralta, planteó respeto hacia su Estado; el panista Javier Correa, obsesionado por lo del agua, exigió se resuelva el asunto del Tratado Internacional de Aguas México-Estados Unidos,  y así los demás gobernadores de la Alianza Federalista indicaron algún cuestionamiento, denotando todos que cuando hablan de este tema (el federalismo), lo que acreditan de plano, es su poco conocimiento sobre ese sistema gubernamental. En plata pura, lo que quieren es más poder y dinero, amenazando con salirse del Pacto Fiscal (que no del Pacto Federal) sino se le complace al respecto.


Por su lado, el Presidente les contestó el martes 27 de octubre: del Pacto Federal no se puede salir nadie si no se hace una reforma constitucional al respecto; sobre el asunto de los recursos, remarcó que no se les debe un centavo a los Estados, que todo lo que contempla la Coordinación Fiscal está cubierto, y que más bien, escarbando al respecto, varias entidades federativas salen debiendo; finalmente les pide que antes de actuar, consulten a sus gobernados, recomendándoles que “se enseñen a mandar obedeciendo”. Alfaro y Aureoles, prontamente respondieron que harían consultas ciudadanas para saber si el pueblo se quería salir de la Federación. (Hernán Gómez, La Octava, 29 octubre 2020).





Para el morenista jalisciense Alejandro Puerto, la actitud de Alfaro es un despropósito y busca proyectarse políticamente dentro y fuera del Estado. Sobre ese mismo asunto, Mariana Fernández, diputada local priísta, indicó que no tiene el gobernador Alfaro integrado su Consejo de Participación Ciudadana, necesario para convocar consultas populares, agregando que solo sería un gasto innecesario pues a nadie obligaría, menos al gobierno federal. Un diputado federal emecista, Tonatiuh Bravo Padilla, defiende a capa y espada lo que el “gober” de Jalisco dice, revelando sus compromisos del momento.


Algo muy revelador es lo que sostiene el analista Mario Campa, quien afirma que si Jalisco (y esto es aplicable a sus compañeros aliancistas) se saliera del Pacto fiscal, sería como darse un balazo en el pie, pues la mayor parte de su presupuesto proviene de la Federación.


Lo malo de todo este enredo, es que siete mandatarios provenientes del partido del presidente (MORENA) donde se incluye a la poderosa ciudad de México, se agruparon para defender la postura de AMLO y criticar a los “federalistas”, manifestando que: “la dificultad electoral que enfrentan en sus Estados”, por las elecciones del año venidero, los lleva a “una desesperada acción por llamar la atención”. Siguen diciendo que esos “aliancistas” “no quieren entender “que nuestro país se encuentra en una nueva realidad política a partir del voto popular expresado en las urnas”, en 2018. Exhortan a los mandatarios estatales para que se ajusten a la situación crítica que padece la nación por la pandemia, admitan que los recursos se deben aplicar proporcionalmente para evitar que haya regiones muy desarrolladas y otras demasiado atrasadas, y que por ello se ajusten al principio republicano de que “no puede haber un gobierno rico y privilegiado con pueblo pobre”.


Finalmente, tenemos a un tercer conjunto integrado por 16 entidades federativas, en las cuales, reconociendo la situación vigente como distinta a la de épocas pasadas, conforme la voluntad ciudadana se patentizó en los comicios pasados, impera la moderación; para ellos, se debe dar primerísimo lugar a la negociación, la política y el diálogo, para caminar unidos y encarar positivamente los grandes retos nacionales. Esta actitud, es la más adecuada y el sendero sobre el cual deberían andar todos los actores políticos de la República.


Es tiempo, ahora más que nunca, de unidad nacional, no sembrar divisiones y mucho menos gestar enconos. La democracia da opciones para corregir rumbos cuando es menester. A ella debemos apegarnos, y si lo sabemos hacer, daremos a México la certeza de que pronto saldremos de esta crisis, y lo haremos más robustecidos para poder ampliar el horizonte de nuestra patria.



 

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