martes, 12 de noviembre de 2019

La Maternidad ¿Es un Milagro?





Un momento por favor  



J. Jesús Juárez Martín/Tey Martínez


                                     
Se define milagro como el fenómeno que supera el poder humano y la suspensión de las leyes naturales y que se atribuyen a poderes o voluntades sobrenaturales. Sí, es cierto que hablar de un milagro siempre evoca sucesos majestuosos, impresionantes y resulta casi imposible pensar, imaginar que una misma podría llegar a experimentar alguno, y aún más fascinante protagonizarlo, darle cabida y llevarlo a feliz término, porque la maternidad es algo más que un milagro, es un largo proceso de la procreación  destinado a las mujeres que lo aceptan por lealtad a la humanidad y enaltecer al Creador de los  humanos, inserto en nuestra naturaleza y hasta se puede propiciar por la ciencia cuando hay algunos trastornos de salud.

Estoy convencida de que yo he vivido esa realidad superior a un milagro, porque un milagro se sucede, pero no continúa un proceso de vida continuo. Saber que dentro de mí se creaba vida, sentirla y hasta empezar a amarla superaba cualquier poder conocido por mí hasta ese momento.





Después el saberme la fuente principal de todo lo que esta vida en proceso de formación necesitaba de mi aceptación y cuidados, era, fue inconcebible.

Llegó el momento de amamantar lo que deseé, parecía imaginación sin embargo era ser nacido de mí, de tomar en mis brazos esa vida de integra esencia humana, esa majestuosidad, se presentaba como un ser pequeño indefenso, frágil, dependiente de mi amor, mi cuidado, y todo de mí. Entonces me comprendí renovada, mi ser se transformó en nueva persona sin perder mi esencia de siempre, cumpliendo una vocación. Algo diferente. Con nuevas habilidades, más aptitudes con los sentidos renovados, agudizados, cada uno de ellos. Con una fuerza, que desconocía, y ya poseía. Con miedos, sí, muchos. Pero también con el anhelo interno de dar, compartir  todo lo que tenía, así doliera, por este milagro y supremo de vida que me revistió de nueva fuerza sobrenatural para crear y ser la madre con la capacidad de amar,  conducir, cuidar pero sobre todo de amar como nunca, lo deseaba, y cuando fue una realidad, caí de rodillas ante el poderoso Jehová y agradecí infinitamente y luego, llegó Ana Ruth y veo su desarrollo, sabiendo que son criaturas que por mí llegaron con una misión en este difícil mundo , son testimonio de poder y de amor, su msión ya la afrontarán en su momento…

Pasa la vivencia y los años, el milagro no termina tiene actualidad, es vida. Siguen pasando cosas que asombran, maravillan. No se comprende cómo se logran hacer ciertas cosas. Te asombras cómo esa personita diminuta puede enseñarte tanto. Cómo angustia tanto un malestar, una fiebre. Y cuando todo pasa, vuelve la ilusión renovada, la tranquilidad. Cómo se logra hacer tanto con un sueño de dos horas. ¿Cómo después de tantos años de vida, nunca habías sentido la emoción singular de un beso infantil, caricia única? Pretendes voltear el mundo cuando lo escuchas reír, balbucear. Sin voz ni palabras cuando escuchas por primera vez porqué te llama: Mamá.

Todo esto es milagro de la vida, o la vida milagrosa. Única con distinta versión, pero siempre diferente, fascinante renovando la vida... Por eso a ti mamá en espera, disfruta con intensidad ese milagro que vives con él que arribará y viviendo está. Confía en tus instintos maternales y las señales recibidas, son tu guía que fortalece tu singular misión. Portadora y guardiana de la nueva vida que de ti brota. Confía en la compañía en faceta de papá. Recibe su alegría y esfuerzos solidarios de apoyo. Disfruta hasta el fugaz tiempo que vives, espera como señal de caricia divina, el inminente arribo del fruto e tu cariño que ya tomarás en brazos lo más hermoso que hayas recibido jamás…

Post data. Hace poco tiempo la autora del texto que usted leyó, por alguna razón me conoció y hasta consideró que podría mejorar su carta para la amiga que esperaba su primer hijo, no corregí su narrativa, tal vez la puntuación y definición de párrafos. Me complace publicar su carta testimonial, vivencia intensa cuando se discute el derecho personal interrumpir la nueva vida, porque se aloja en su cuerpo. Gracias Esther. 



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