jueves, 7 de marzo de 2019

La diversidad y la tolerancia en las escuelas








*María del Carmen Torres Avalos



En este mundo tan heterogéneo en el que vivimos, se hace presente en los seres humanos la necesidad de reconocer y sobre todo apropiarnos del término DIVERSIDAD, para poder ubicarnos dentro de éste.

Poner la mirada en un centro escolar a partir la llegada de los educandos y hasta que se retiran en un día cotidiano, es observar ese abanico de diferencias entre cada uno de ellos; desde el niño que va con gusto y alegre a la escuela hasta el que va mal humorado y llorando;  el alto, el bajito; el  bien peinado, el despeinado; el que desayunó, el que en la puerta de la escuela se está tomando su leche, pero también el que no ha tomado nada. Así como se pueden observar características físicas diversas, también existen diferencias ideológicas, económicas, sociales, etc.  

Esta, es la diversidad, esa distinción que existe entre los seres humanos, esta variedad que nos hace diferentes a unos y otros, ese sinfín de cosas que nos hacen desemejantes. Por lo tanto, la diversidad es un motivo por el cual existe la tolerancia, como bien lo dice Michael Walzer:

 “la tolerancia hace posible la diferencia; la diferencia hace necesaria la tolerancia».

En este mundo diverso en que cada uno de los seres humanos somos únicos e irrepetibles, se hace necesario que al individuo desde los primeros años de vida se le forme en  valores. Los valores son criterios comunes que permiten una convivencia social armoniosa, para vivir en sociedad.

El respeto, amor, libertad, justicia equidad, paz, tolerancias, etc. Son algunos de los valores, haciendo la aclaración que hay unos valores que se interligan con otros.

"La tolerancia es la virtud de la democracia. El respeto a los demás, la igualdad de todas las creencias y opiniones, la convicción de que nadie tiene la verdad ni la razón absolutas, son el fundamento de esa apertura y generosidad que supone el ser tolerante. Sin la virtud de la tolerancia, la democracia es un engaño, pues la intolerancia conduce directamente al totalitarismo. “ V. Camps, Virtudes públicas, Madrid, Espasa- Calpe, 1990, p. 81.   
    
Desde esta perspectiva de tolerancia como virtud, Camps realiza un doble planteamiento: uno, como virtud democrática (virtud política); dos, el respeto a los demás como virtud moral.

Desde la virtud política las sociedades democráticas mantienen en gran medida sus sistemas de convivencia gracias a la consciente aceptación del pluralismo cultural de su propia realidad social.

Por otra parte, la virtud moral, es la aceptación de las diferencias culturales y de opinión, las creencias y las formas de vida distintas a las propias, la tolerancia es la aceptación consciente y positiva de las diferencias, ya que representan otras formas de pensamiento o de acción, lo anterior no significa que se deban renunciar a las propias convicciones.

 Así que maestros, en nuestra práctica docente, será necesario intensificar las actitudes tolerantes entre todos los actores educativos para alcanzar una sociedad en la que la convivencia pacífica sea nuestro el hábitat natural.

¡Todos somos diferentes, pero vivimos juntos, mediados por la tolerancia!



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