jueves, 13 de junio de 2019

Los saberes previos de los educandos y la relevancia de la participación de los padres de familia en su eficiencia







*Mercedes Imelda Avalos Ruiz


Cuándo en el ámbito Educativo hablamos de “Saberes Previos”, nos estamos refiriendo al cúmulo de conocimientos con los que se presentan en una escuela nuestros alumnos al inicio del ciclo escolar, además de los diversos momentos en que debemos de estar al pendiente de ellos, en especial en la apertura de actividades educativas, incluso; de manera permanente debemos observar a los niños para intentar percatarnos qué bagaje cognitivo ha sido significativo, para de ahí partir hacia la propuesta de nuevas experiencias y por ende, nuevos aprendizajes.

Este concepto de “Saberes Previos” no es exclusivo del ramo educativo, ya que se puede denominar así a la información que cualquier persona ha compilado en su memoria, como consecuencia a sus vivencias y conocimientos adquiridos en la vida diaria o con algún tipo de estudio o preparación. Dichos saberes obtienen relevancia, porque a partir de ellos, el individuo puede sumar nuevas sapiencias y aprovecharse de ellos para la vida cotidiana y profesional.

Del mismo modo, para los educadores que se desempeñan en los niveles de Educación Básica resulta importante, porque a partir de ésos saberes previos es de donde ha de partir la Intervención Educativa para ofrecer experiencias de aprendizaje a sus alumnos, habiendo realizado previamente un diagnóstico, basándose en la observación y el conocimiento del perfil de su grupo; seleccionará de una manera más acertada las estrategias más convenientes para motivar a sus discípulos, ofrecerles retos cognitivos que les originen una reflexión y aprendan aspectos y contenidos curriculares que incidan en su vida cotidiana y prepararlos para incursionar de una forma más benéfica y conveniente en la sociedad a la que pertenecen, promoviendo un buen desempeño en el contexto donde se encuentren insertos.

















Por lo antes expuesto es que los Saberes previos de los niños, ante cualquier tipo de experiencia, son también responsabilidad de los padres de familia, ya que son partícipes directos en la construcción de esos saberes, además de que el núcleo familiar es el contexto educativo por excelencia en que primero aprende el chiquillo.

Si dentro del núcleo familiar los menores tienen oportunidades de acercamiento a cierto prototipo de prácticas que ofrezcan aprendizajes, que ayuden a ampliar horizontes cognitivos, a crear hábitos de análisis e investigación, así como la lectura y acercamiento a una información veraz, ofrecerán ocasiones de aprendizaje invaluables con las que los infantes se acercan al ámbito educativo formal como lo son las escuelas y facilita que se apropien de los contenidos que en la escuela se aborden.

La Metodología laboral dentro de las Instituciones Educativas, puntualiza al docente la relevancia de tomar en cuenta los saberes previos de nuestros discípulos y partiendo de ellos diseñar su Secuencia de Actividades para revisar contenidos de cada asignatura dentro y fuera del aula. Algo establecido en los Programas y el Plan de Estudio de nuestro país. Y, para su mejor aprovechamiento es que se invita a los padres de familia a informarse con los maestros de la situación de sus hijos para conocer su desempeño y avances de aprendizaje, para en casa poderlos ayudar como se requiere. Otra manera de participar acertadamente, es observando lo que hacen sus hijos y les demuestra que tanto saben de una u otra cosa, que hacen ante una problemática específica para así identificar su nivel de conocimiento, para ponerle retos y no darle las soluciones de cosas que ellos pueden realizar o resolver. De éste modo los ayudarán a ser más autónomos e independientes.

Estas acciones lo encaminarán a ser más reflexivos, propositivos y tener un pensamiento divergente, buscar varias procedimientos y soluciones ante las opciones cotidianas de la vida. De ésta manera se logrará un trabajo colaborativo entre docente y padres de familia, que facilite el aprendizaje de sus hijos y la labor educativa de los profesores, pero no para conformarse con el apoyo que aporten los progenitores, sino para ofrecer temas, experiencias de un nivel más avanzado que los mismos pupilos puedan resolver y motivarlos al mismo tiempo para que reconozcan sus capacidades de resolución y aplicar sus conocimientos en la vida cotidiana.

Esto de los saberes previos, además de estar mencionados en los documentos como Plan y Programas que respaldan el trabajo de un maestro, también son resultado de investigaciones comprobadas y teorías como la propuesta de Brunner y su “Andamiaje” y la de Vigotzky con su “Zona de Desarrollo Próximo”, que proponen identificar el nivel cognitivo de cada individuo para ofrecerles oportunidades para partiendo de ello avanzar a un siguiente nivel de aprendizaje.

Por lo anterior expuesto, cierro mi redacción con una invitación a los padres de familia para identificar los saberes de sus hijos y procurar un trabajo colaborativo con los educadores para obtener mejores resultados con un trabajo conjunto en que todos saldrán beneficiados.


*Asesora en el Centro de Actualización del Magisterio.

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