miércoles, 22 de julio de 2020

¡Mamá me quiero morir! Adolescencia









Sandra Gómez

Estimado lector, cuando nuestro hijo nos dice algo así, ¿Qué hacemos?; cuando los hijos llegan a la adolescencia con frecuencia sus estados de ánimo van de la felicidad expresada con euforia a la tristeza al punto de la depresión.

            En algunas lecturas de mi especialidad, revisaba que el suicidio en la etapa de la niñez existe, y desde luego entre los adolescentes también se da este fenómeno. El dato, sin duda me inquieto ya que justo cuando recibí esa información mis hijos pasaban por la pre-adolescencia. Algunas personas afirman que nada es casualidad, sino que atraemos lo que necesitamos, la información llega cuando estás listo o abierto para recibirla. ¡Uffs!, Ah respirar profundo, que tal vez lo que leas en esta publicación no sea de tu agrado.




  Compartiendo el tema con mis colegas maestros de educación básica, me sorprendí de el gran número de casos que escuchamos a lo largo de nuestro quehacer docente. Algunos de los casos que como maestros nos son mayormente significativos por el sentimiento que nos generan, nos dejan preguntas como:  ¿pude haber hecho algo más por ese niño o joven?; En todos los casos mis compañeros al igual que yo, hemos citado a los padres para platicar de la situación particular que nos alerta y en algunos casos los padres no se dan por enterados, lamentablemente algunos de ellos son los tutores de los jóvenes quienes mayormente necesitan de la guía de los adultos a su alrededor; por otra parte, y a la par, se convocan a juntas en donde se comparten charlas con especialistas para presentar por ejemplo temas como: “la depresión, la mentira, el estrés”, con el objetivo de educar a los padres de familia ejemplificando algunas de las conductas observables en los adolescentes quienes pueden tener el impulso de autolesionarse. Los maestros comentamos que aun si fuera un único alumno, sin duda lo haríamos, no únicamente damos catedra, atendemos seres humanos; aun con tanto trabajo académico, la mayoría damos tiempo para tratar temas o bien los canalizamos con la orientadora de la escuela. Me comentan algunos maestros cuando sabemos de casos extremos de jóvenes delincuentes quienes fueron nuestros alumnos nos reprochamos diciendo: ¡No hice lo suficiente!  Me dice una compañera quien es psicóloga de profesión y maestra de preparatoria: “hablo con mis alumnos de temas delicados como la noticia del intento de suicidio, y me llegan notas con mensajes que reprueban mi intervención”.  Comparto con ella el sentimiento de ¿Cómo te ayudo, sino me lo permites?; recuerdo el proverbio africano que dice: “Para educar a un niño, hace falta una tribu”, y lo tomo como propio, por eso trabajo como orientadora en y con mi comunidad.

             Los adolescentes desde niños deben aprender a tolerar la frustración, deben aprender a recibir un ¡NO! Por respuesta, deben aprender a reconocer y tratar sus emociones con atención y respeto, a la vez que hacen lo propio con las demás personas, en el sentido de no hacer a otros lo que no les gustaría le hagan a esta persona o a la persona a quien ama. ¡El miedo no es malo!, es una emoción que puede ayudar a los niños y a los adolescentes a ser cautelosos e incluso les puede salvar la vida; por otra parte, el bullying o acoso escolar existe y se expresa poniendo etiquetas con la intención de herir a la persona, verbalmente, emocionalmente o físicamente poniendo como motivo desacuerdos tan simples como la aceptación de la pareja, el no acreditar una materia, alguna conducta social distinta (etc.), son “etiquetas” que les cambian la vida. El Bullying existe, no es nuevo, solo que hoy es más difícil escapar para quien lo sufre; si te etiquetan por ejemplo en Facebook, aun cambiándote de residencia y de escuela, todo lo que publicas se va contigo a donde vayas. 

             ¡No justifico el suicidio!, ¡no justifico las desacreditaciones: burlas, golpes, frases hirientes! ¿Qué puedo hacer?; si eres padre de familia y tu hijo o hija te ha dicho algo así, no lo dejes para después, en ese momento deberás intervenir y escuchar con atención lo que dice tu hijo. La verdad mi estimado lector, es que la información para quitarse la vida está al alcance de un “Clic” en su teléfono móvil, computadora o tal vez una simple fotocopia. Tienen la información; ahora veamos qué FORMACIÓN, le hemos dado para que DESIDA, qué hacer con lo que “sabe”.




  Hay que trabajar con las emociones desde la infancia, asimismo, debes fortalecer tu comunicación asertiva. Los caminos más seguros son tu preparación como padre de familia, por ejemplo: lecturas autorizadas sobre los temas, acercarte a la escuela para comentar tus inquietudes, conocer de cerca las amistades de tus hijos, conocer a los maestros y apoyarlos asistiendo a las pláticas que preparan para ustedes. Si todos formamos un circulo de adultos informados de los temas y quienes practicamos valores semejantes, la tolerancia, la inclusión, se transformarán en empatía; se aprenderá a discutir con argumentos y se practicará la escucha atenta, colaborar en la FORMACIÓN de personas es un quehacer de toda la comunidad. Los padres y maestros debemos ser ejemplo de tolerancia, aprendamos a vivir mejor en familia y tribu.  Forma un equipo de trabajo con tu médico familiar, los maestros y su grupo de apoyo de especialistas, ¡no estás solo! Busca ayuda.

Te comparto una historia real de vida, atte. Dra. Sandra Gómez.




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