miércoles, 8 de julio de 2020

El autismo. 2, definición e infancia







Sandra Gómez


Me gusta empezar cada #clase magistral con la definición de acuerdo al Diccionario de las Ciencias de la Educación: autismo (Del gr. autós, por sí mismo.) El termino fue introducido por Breuler (1911) para designar el estado de extrema introversión del esquizofrénico.

  El termino se ha generalizado aplicándose al retraimiento del sujeto hacia su mundo interior con pérdida del contacto con el mundo exterior. Una característica esencial del autista es la imposibilidad, desde etapas muy tempranas de la vida, para establecer relaciones normales con los que le rodean y para enfrentarse adecuadamente a las situaciones cotidianas que se presentan.

  Considerado el autismo por la mayoría de los autores como una forma o síntomas básicos de psicosis, otros prefieren diferenciarlo y lo estudian como un síndrome independiente de los procesos psicóticos. El niño autista (2-5 años), reconoce como única realidad el mundo de sus afectos, y el ambiente que le rodea lo percibe como mera apariencia, y lo observamos desconectado de la realidad; esto es, no muestra ningún interés por lo que sucede a su alrededor, lo que resulta incomprensible en muchas ocasiones para quienes le rodean.  Esta es la razón por la cual su lenguaje carece de sentido para los que escuchan, el niño autista elabora su propio lenguaje, pero este no tiene por objeto transmitir ideas. En estos niños abundan frases de meras combinaciones, repiten algunas frases y algunos padres perciben como que “hablan”, en realidad esta situación presente en algunos niños y jóvenes con autismo es lo que se conoce como “ecolalia retardada (Dicc. CE; 2002, pp. 154,467).





  Los autistas se relacionan muy bien con los objetos así que un niño con esta condición de vida puede entretenerse horas con aquellos objetos que llamen su atención. En cambio, la relación con las personas es lo opuesto, no intentan comunicarse, tienden a evitarlas y no participan de actividades colectivas. Su expresión facial de los autistas es seria, su memoria excelente, y su capacidad intelectual puede o no ser normal. Cuando tienen deficiencia mental además de autismo se habla de una comorbilidad presente en ese niño.

  El diagnóstico realizado por un psiquiatra, va a requerir que los padres se involucren activamente en el tratamiento multidisciplinar para el niño.  Cuando tienen inteligencia promedio, si son estimulados adecuadamente a través de terapias, ellos pueden avanzar académicamente e incluso entrar en escuelas con alumnos neurotípicos. El trabajo con ellos es distinto debido a su forma única de procesar los conceptos, en la etapa del pensamiento concreto, estos niños suelen detenerse más tiempo que un niño “normal”. El tratamiento médico psiquiátrico que reciben es debido a sus comorbilidades, generalmente sufren de epilepsias y estas deben ser atendidas con medicamento de por vida. Cada niño con autismo es distinto, algunos logran hablar y comunicar sus ideas, algunos logran un nivel adecuado de autonomía en la vida adolescente y adulta.

  No todo está perdido, he tenido la oportunidad de conocer personas con autismo productivas. Hasta el día de hoy solo por programas de televisión he conocido personas con autismo funcional independientes; en mi experiencia docente siempre requieren de una persona “sombra” algo así como su “pepe grillo”. Por otra parte, en la escuela primaria regular, deben contar con apoyo académico especializado, y sí hay algunas historias de éxito.

             En la siguiente entrega les hablare de algunos casos de niños con autismo y el abordaje desde la educación. Se despide de su maestra, Dra. Sandra Gómez.



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