miércoles, 28 de febrero de 2018

¿Es importante desarrollar las habilidades del pensamiento?


José Filiberto Figueroa Cacho*



Si hiciéramos una introspección como docentes con respecto a nuestra labor y lo que le damos prioridad, llegaríamos al triste escenario de que por cuestiones de presión laboral nos inclinamos a la parte curricular y descuidamos el desarrollo de las habilidades del pensamiento. Entendiéndose este concepto como la capacidad de un individuo para utilizar su pensamiento y su razonamiento abstracto; cómo Vygotsky diría la transición de un pensamiento de bajo nivel a un pensamiento de orden superior.




Esto será posible si hay revolución cognitiva y didáctica a la vez incorporadas al currículum impulsando en los alumnos el conocimiento y pensamiento.

El creador de la teoría de las inteligencias múltiples, Howard Gardner, afirma que un niño no es una máquina de conocimiento, es decir, la parte de almacén de conocimiento, como ha sido tradicional enmarcada en el C.I. (Coeficiente Intelectual), un ser humano tiene diversas potencialidades para aprender, tiene siete inteligencias diferentes. La mayoría tiene fortalezas en una o más de esas inteligencias.

Continuando con las aseveraciones de Gardner, menciona que un niño motivado, aprende mejor según sus ritmos, estilos y capacidades. Cada niño tiene talentos, capacidades, ritmos y estilos de aprendizajes e intereses; de ahí que se generó el término de “diversidad cognitiva”.

En un aula común y corriente, regularmente se obstruye el proceso de aprendizaje de aquellos alumnos “etiquetados como diferentes”, la razón es clara, los docentes comúnmente no cuentan, ni buscan estrategias para capitalizar dichas diferencias.

El mismo Howard Gardner, señala que el estilo de enseñanza predominante es el lingüístico-matemático; por lo que los profesores dejan marginados a los demás que poseen fortalezas en otras áreas.

¿Por qué es importante considerar los estilos de aprendizaje de los alumnos?

Nos haría innovadores al poner en práctica estrategias didácticas contemplando la diversidad cognitiva.

Estimularíamos el desarrollo de estrategias de enseñanza orientadas a la metarreflexión y la autorregulación.

Se orienta a los alumnos hacía el desarrollo de una verdadera flexibilización didáctico-pedagógica.

Por desgracia, y motivado por el marasmo circunstancial del docente, no sé le da oportunidad, ni los tiempos necesarios para evitar la universalidad pedagógica, que deriva a la homogenización de las prácticas educativas.

Dentro de los aspectos destacables como objetivos del nuevo modelo educativo está el desarrollo del pensamiento consolidado en la metacognición; pero ¿qué es la metacognición?
Según lo afirma J. Bruer, es “la habilidad para pensar sobre el pensamiento, para tener conciencia de que uno mismo es capaz de solucionar problemas, y para supervisar y controlar los propios procesos mentales”.

El lograrlo, es decir, enseñar habilidades metacognitivas, es en forma sistemática trabajar la conciencia metacognitiva que produce ser un pensador eficiente y un pensador crítico.

Para ello, se debe de promover en el aula “pensar en voz alta”, “hacer públicos los razonamientos”, “exponer razones”, “justificar y argumentar decisiones”, “presentar analogías”.
Es fundamental que el docente se manifieste como modelo, que explicite y comparta diálogos, razonamientos, planificación, proyectos, errores, aciertos.  En palabras de Bruer: “…la enseñanza debe ser metacognitivamente explícita” para que nuestros estudiantes adquieran habilidades de pensamiento de alto nivel.

Si se construyeran oportunidades curriculares utilizando las nuevas concepciones pedagógicas, conformando “escuelas inteligentes”, se provocarían aulas dinámicas provocadoras de la curiosidad, la crítica, el descubrimiento, el involucramiento y el propio accionar.

No debería frustrarse con imposiciones caducas, el que el alumno cuestione, contradiga, debata, descubra a través de la experimentación, en un ámbito social que estimule la actividad instrumental, la interacción social y el trabajo cooperativo y significativo.

De esta manera se lograría el desarrollo de habilidades cognitivas, propiciando el desarrollo del pensamiento de orden superior; caracterizando a alumnos como:

Sujetos que pasaron de la “regulación del otro” a la autorregulación.

Sujetos reflexivos sobre sus propias acciones, es decir, sujetos conscientes.
Sujetos en interacción con el medio, con adultos y con pares.
Sujetos que bien utilizan un sistema simbólico, es decir, lenguaje.

*Asesor del Centro de Actualización del Magisterio


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