martes, 7 de enero de 2020

Miroslava, la guerrera que gano la batalla










Samuel Gómez Patiño


El pasado 19 de diciembre se cumplieron 26 años de la partida de mi padre, el Ingeniero Alfonso Gómez Izquierdo y entre otras experiencias vino a mi memoria este episodio: unos años antes de fallecer estuvo recluido en su cuarto por voluntad propia, aunque podía realizar sus funciones básicas como comer, bañarse, acudir a realizar sus necesidades una caída de la cual no pudo levantarse por él mismo, lo había convencido de no salir para evitar el riesgo de un accidente mayor.

Pasaba por su cuarto cuando me detuvo y me solicitó que lo llevara al hospital. Le pregunte que, si se sentía mal a lo que respondió que no, pero que ya estaba cansado de la vida (recién pasaba de los 80 años) y que le dijera al médico que lo dejara morir. Me senté al lado de él en la cama y entonces reflexioné sobre la vida y nuestro propósito. Le dije: “Padre, usted es una persona que tiene fe en Dios, que ha leído mucho sobre la Biblia y otras religiones y conoce que si todavía no se ha ido es porque no ha cumplido con su propósito.

Nunca volvimos a tocar ese tema, y vivió todavía alrededor de 4 años más, seguramente hasta que su misión en la vida se cumplió.

Muchos andamos por la vida sin saber qué es lo que estamos haciendo con ella, pero estoy convencido que todos tenemos un propósito, hasta el niño aquel que muere al nacer porque une nuestros sentimientos, conocimientos y nos cambia actitudes sobre la vida y sus enseñanzas.

Quiero platicarte de Miroslava García, conocida por sus amigos como “Miros” una verdadera guerrera. Los que me conocen saben que tengo muchos años en la docencia y que puede presumir que por mis aulas han pasado miles de estudiantes a lo largo de mis 33 años de maestro en la universidad. También saben qué en los últimos años, mi hardware (mi cerebro) ya no tiene tanto espacio, por lo que tardo varias clases para identificar a mis alumnos y en algunos casos no me grabo sus nombres, aunque rostros o situaciones sí los tengo en mi mente.

Un día en la clase, Miroslava levantó la mano para preguntar algo de la clase. Le cedí la voz, y mientras realizaba su pregunta se iba desvaneciendo sobre su pupitre hasta terminar de preguntar y quedarse totalmente dormida. De todas maneras, le conteste y luego les comenté a sus compañeros que le explicaran cuando despertara.





Eventualmente tengo alumnos que además de estudiar trabajan, algunos por necesidades económicas que les ayuda a solventar los gastos personales y familiares y otros, porque quieren acumular experiencia. Así, un alumno al final de una clase se quedó dormido debido al cansancio y se acercó a pedirme disculpas, por lo que le comenté:

-No se preocupe, mientras no ronque no me molesta.

En ese momento no me percate del problema de Miroslava, hasta que me comentaron que tenía un problema de salud con el cual estaba lidiando desde hacía varios años: cáncer. Antes de entrar a estudiar su carrera universitaria, estaba en tratamiento, cada vez más agresivo. Luchando por su salud pero cumpliendo con sus actividades escolares porque quizás lo que la mantenía enfocada era poder terminar sus estudios de administración de empresas.

A pesar de todo esto acepto ser la imagen de la campaña “La FCA se viste de Rosa” organizada desde hace algunos años por la Dra. María Virginia Flores Ortiz, académica de nuestra universidad y preocupada por generar una conciencia entre las mujeres sobre la prevención contra el cáncer de mama, la prevención es la mejor medicina contra esta enfermedad.





Así, Miros se presentó en varias ocasiones para diversos foros, trabajo con diferentes patrocinadores con la misión de generar la educación de la prevención, todo esto mientras seguía trabajando en su sueño: terminar una carrera profesional.

El pasado mes de octubre, su generación celebro el fin de sus estudios con una ceremonia de graduación en el Teatro Universitario y Miroslava subió al atril, apoyada de un bastón y con su peluca ya que había perdido su cabello por el tratamiento, pero con la suficiente entereza para representar a sus compañeros y dirigir las palabras de despedida de su generación y estoy seguro que de ella misma.

Casi un mes después, estábamos en la misa donde se celebraba la vida de “Miros” y su partida, por fin descansa y está en un mejor lugar. Entonces escuchaba con atención las palabras del padre de Miroslava, agradeciendo que la acompañáramos en ese momento, pero sobre todo que reconocía que la vida de su hija no había sido inútil, ya que, en su larga travesía de su enfermedad, su valentía, entusiasmo, amor a la vida y a sus semejantes había dejado una huella única en cada una de las personas que la conocieron.

Por eso, Miroslava no perdió la batalla, nos dejó un gran mensaje de tenacidad y amor.
Descanse en paz.

Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño


*Director del Área 1 y
Vice Presidente de membresías del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California




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