lunes, 27 de mayo de 2019

Plan de desarrollo estatal








Víctor Hugo Prado


En fecha reciente participé en un taller de planeación para la conformación del Plan Estatal de Gobernanza y Desarrollo. En él se planteó como objetivo identificar problemas en distintos temas centrales, para nuestro caso el de educación, y sobre ellos hacer un análisis de causalidades, identificación de objetivos y líneas de acción que tiendan a resolver los problemas identificados.

En la mesa de educación en la que me tocó participar, junto con representantes de los sistemas de educación básica, media superior y superior, particulares y públicos, así como organismos de la sociedad civil, coincidimos que el problema fundamental que aqueja a la educación es el de la calidad, al considerar que los estudiantes que van de los tres a los 24 años reciben educación de baja calidad.

            La ausencia de calidad, a su vez, tiene causalidades dadas: una visión desarticulada de la gestión escolar que no favorece los liderazgos transformativos; el docente no es considerado como agente de cambio; se limita su expresión creativa e innovadora; se tiene sobre él una mirada desvalorizada y desintegrada.  Por otra parte, las escuelas mantienen una infraestructura educativa poco adecuada que genera escenarios que limitan el proceso de enseñanza aprendizaje; además de que existe una limitada vinculación entre niveles educativos, instancias gubernamentales y sociedad. Permeando de manera transversal una burocracia excesiva en el sistema educativo.

            Aunque la calidad tiene muchas connotaciones, una referencia clave es la agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas que contempla en uno de sus objetivos globales: "Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos" (Naciones Unidas, 2015). Esto implica que el aprendizaje de calidad no es sólo esencial para satisfacer las necesidades básicas de la población, sino que también resulta indispensable para fomentar las condiciones que hacen posible la paz y el desarrollo sostenible en el mundo. Por tendencia mundial, la calidad educativa ha sido concebida como el logro de indicadores de eficacia, eficiencia, pertinencia y relevancia, incidiendo en el diseño de las políticas educativas que se han centrado en este orden. Pero, además de reconocer la necesidad de mejorar esos resultados, la concepción de la calidad debe de incluir también otros parámetros calificables que respondan a referentes humanistas como la dignidad, la solidaridad y la justicia social.

            No puede dejarse pasar la oportunidad de que a través del plan que se construya, establezca como un fin el impulso de un proyecto educativo que se comprometa con la calidad educativa en todos los niveles. Considerando además de lo expresado, la formación y mejora de las competencias de los docentes, la formación integral y para la vida de los alumnos, la mejora de la infraestructura y la vinculación interna y externa entre los niveles educativos.


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