miércoles, 2 de enero de 2019

Monumento a Cristo Rey




Un momento por favor                                                             



J. Jesús Juárez Martín



Sin pensar ni esperarlo el pasado miércoles 27 por la noche me invitaron a la Montaña de Cristo Rey en Silao Gto. Aunque pedí tiempo para pensarlo la decisión fue instantánea, porque mi primera andanza lejana de mi tierra con mi familia por dos años fue a León, y de ahí en octubre de 1951, nos impidieron subir a pie de la capilla donde fue dinamitado el primer monumento de Cristo Rey hasta donde ya se había colocado en la cima la monumental escultura de 20 metros visible desde Loma Bonita, más conocida como “El Cerro” de la Ciudad del Calzado unos 25 a 30 Km.

Permítanme rememorar que la Fiesta de Cristo Rey fue instaurada el 11 de diciembre de 1925, estamos a menos de siete años de la celebración de su primer centenario. Fue un reconocimiento a la fe y piedad de los católicos mexicanos en especial los constructores de Silao del primer monumento a Cristo Rey con su Obispo de León.

La noticia de esta festividad católica se dio a conocer y explicó por medio de la Encíclica QUAS PRIMAS del Santo Padre Pío XI sobre la Fiesta de Cristo Rey en Homilías al pueblo católico que la Salvación Revelación y Reconciliación procede de su Pasión, Muerte y Resurrección histórica y Evangélica ante su Padre Celestial.   

“Si mi Reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí" le contestó a Poncio Pilatos (Jn 18, 36) Autoridad Imperial en Jerusalén.

Jesús es Rey del Reino de Dios que trae y al que nos conduce como Pastor nuestro y de los creyentes. S. S. Pío XI comunicó que en su primera encíclica, al inicio de su Pontificado enviada a todos los obispos del orbe católico, un análisis de las causas de las calamidades que abrumaban y afligían al género humano, desde antes, durante y posterior a la primera gran guerra después de ella proclamó con claridad que no sólo el cúmulo de males en el mundo, porque la mayoría de los hombres se alejaron de Jesucristo y su ley, en su vida, costumbres, la familia y en los Gobiernos de los Países como México, que sufriría prohibición de una religión pública e interferencias en su Misión Eclesial. Sin una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos, mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador.


La "paz de Cristo en el reino de Cristo"


1-Exhortaba a buscar la paz de Cristo en el reino de Cristo, que se prometiera se haría lo posible por el reino de Cristo, pues no hay medio más eficaz para restablecer y vigorizar la paz que buscar la restauración del reinado de la "paz de Cristo en el reino de Cristo"
2-Nos infundió sólida esperanza de tiempos mejores con la favorable actitud de pueblos hacia Cristo y su Iglesia, única que puede salvarnos; una actitud nueva, reavivada en otros, porque muchos habían estado como desterrados del reino del Redentor, por despreciar su soberanía, se prepararse felizmente en volver a la obediencia.

3-Ha conmovido a las almas la Exposición Misional, que ofreció el infatigable esfuerzo de la Iglesia en dilatar cada vez más el reino de Cristo Jesús por los continentes e islas  de mares remotos, el crecido número de regiones para la fe católica por  sangre y sudores de invictos misioneros, en vastas regiones que todavía quedan por someter a la salvadora soberanía de nuestro Rey.

4-Además, cuantos grandes multitudes durante el Año Santo han venido de todas partes a Roma guiados por sus obispos y sacerdotes, ¿qué otro propósito han traído sino postrarse, con sus almas purificadas, ante el sepulcro de los apóstoles y visitarnos a Nos para proclamar que viven y vivirán sujetos a la soberanía de Jesucristo?

5-Y todo cuanto ha acontecido en el transcurso del Año Santo, digno todo de perpetua memoria y recordación, ¿acaso no ha redundado en indecible honra y gloria del Fundador de la Iglesia, Señor y Rey Supremo?


En el Antiguo Testamento


7-Que Cristo es Rey, lo dicen a cada paso las Sagradas Escrituras. Así, le llaman el dominador que ha de nacer de la estirpe de Jacob (3); el que por el Padre ha sido constituido Rey sobre el monte santo de Sion y recibirá las gentes en herencia y en posesión los confines de la tierra (4). El salmo nupcial, donde bajo la imagen y representación de un Rey muy opulento y muy poderoso se celebraba al que había de ser verdadero Rey de Israel, contiene estas frases: El trono tuyo, ¡oh Dios!, permanece por los siglos de los siglos; el cetro de su reino es cetro de rectitud (5). Y omitiendo otros muchos textos semejantes, en otro lugar, como para dibujar mejor los caracteres de Cristo, se predice que su reino no tendrá límites y estará enriquecido con los dones de la justicia y de la paz: y dominará de un mar a otro, y desde el uno hasta el otro extrema del orbe de la tierra (6).Condición litúrgica de la fiesta.

30- Por nuestra autoridad apostólica, instituimos la fiesta de    nuestro Señor Jesucristo Rey, y decretamos que se celebre en todas las partes de la tierra el último domingo de octubre, antes a la festividad de Todos los Santos. Asimismo ordenamos que en ese día se renueve todos los años la consagración de todo el género humano al Sacratísimo Corazón de Jesús.

Oportunidad nos daremos de traer la historia de la construcción y los avatares de la experiencia

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