miércoles, 7 de marzo de 2018

El milagro de Lorenzo






Samuel Gómez Patiño



                                     
En los años 90’s tuve la oportunidad de admirar por primera vez la película “Lorenzo’s Oil”, en español el “Milagro de Lorenzo” con las actuaciones estelares de Susan Sarandon y Nick Nolte como los padres de un niño de 5 años que empieza a mostrar síntomas que lo llevan a perder sus habilidades motrices y de comunicación a través de la aparición de una enfermedad extraña llamada ALD (adrenoleucodistrofia) que produce una cantidad excesiva de grasas que afecta al cerebro y sus funciones por lo cual el paciente está condenado a sufrir una muerte lenta y dolorosa.

            Esta película de la vida real ejemplifica parte de lo que hemos comentado en los últimos artículos. Para llegar a la cima debemos buscar quien “reme con nosotros” (Tiende tú cama, de William. McRaven), el “Cliente no es primero” ya que antes que ellos debemos encontrar a las mejores personas, no sólo por sus habilidades sino también por sus actitudes, además de generar un salario emocional, que trata no sólo de pagar lo que vale el trabajo de nuestros colaboradores sino de ofrecerles también otros beneficios que lo ayuden a desarrollarse también como persona; ya tengo al personal, los tengo capacitados aumentando sus habilidades y mejorando su actitud de servicio y hemos integrado las suficientes herramientas para lograr su desarrollo personal dentro y fuera de la empresa, ahora hay que integrarlos para trabajar en equipo sin que las circunstancias o diferencias los detengan.

            Cuando Augusto (Nolte) y Michaela (Sarandon) se dan cuenta que la enfermedad de su hijo es incurable, que es muy poco lo que se sabe de ella y por supuesto por ser una rara enfermedad no hay presupuesto para realizar estudios clínicos inician un viacrucis para tratar de salvar la vida de Lorenzo. Se encuentran con una asociación de padres con hijos que tienen la enfermedad, pero se dan cuenta que más que buscar salvarlos están pasivos tratando de darles la mejor calidad de vida a sus hijos, pero los señores Odone no están conformes.

            Inician una búsqueda documental sobre la enfermedad, acudiendo a las bibliotecas y hemerotecas (en esa época no había Internet) para conocer los avances en los estudios concluyendo que, aunque había investigaciones en universidades y por algunos laboratorios y médicos, también se dieron cuenta que estaban muy dispersos, y algunos de ellos ni siquiera conocían lo investigado por los demás y por lo tanto no existían avances significativos. En esta etapa esta la enseñanza de la historia sobre el trabajo en equipo.

            Buscando soluciones preparan un congreso para reunir a los científicos y médicos para que compartan sus ideas e investigaciones acerca de la enfermedad o síntomas parecidos que empiezan a dar un panorama más amplio. Siendo una historia real, debió ser muy difícil reunir tantas personalidades de diferente nacionalidad además de objetivos diversos en sus estudios. Los padres se involucran con lo que ellos investigan, guían a los científicos para que compartan información y encuentran la manera de ayudar a su hijo que ya había perdido sus habilidades motoras y de comunicación. El resultado, aun cuando la comunidad científica no lo aprobaba encontrar detener por lo menos la enfermedad y darle esperanza a los cientos de niños afectados por el ALD.

            Lo que sabían en ese momento de este mal era que se heredaba de la madre al hijo varón en una probabilidad del 50%, que empezaba a manifestar síntomas alrededor de los 5 años como perdida motriz, signos de ira, perdida de comunicación verbal ya que el cerebro se desconectaba de su cuerpo, que la probabilidad de vida era de escasos 3 o 4 años y una larga agonía que afectaba al enfermo y por supuesto a los padres. El exceso de ciertas grasas provocaba perdida de la membrana que cubre el cerebro y ayuda a comunicarse y los científicos pensaban que consumir aceites comestibles empeoraban la enfermedad y al final concluir después de muchas deliberaciones y que los Odone demostrarán con los avances de su hijo una esperanza de mejoría, precisamente con el ahora conocido como el “aceite de Lorenzo.

            Una verdadera proeza de trabajo en equipo, y tú ¿Cómo trabajas con tu equipo?

            La próxima semana, ser un empleado así o tener un empleado así: Mr. Padre

             Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño


*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California

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