miércoles, 8 de abril de 2020

Con el tiempo suficiente





Cine sin Memoria



José Luis Vivar


¿Qué es lo que más disfruta en su tiempo libre? Eso es algo que constantemente se les cuestiona a muchas personas. Algunas responden en forma vaga, solo para salir del compromiso, y otras meditan su respuesta para dejar en claro que, si tuvieran más tiempo libre, es a lo que se dedicarían.

            Esto viene a colación porque en la actualidad quienes pueden estar en su casa por la cuarentena podrían estarse dedicando a lo que más le gusta, y por lo mismo, realmente lo estén disfrutando. Sea lo que fuere, hacen patente su personal pasión, y tal vez les encantaría llamar a la persona que le hizo la pregunta inicial para dar testimonio de ello.

Es cierto, en apariencia parece algo tan simple, y al mismo tiempo suena utópico, pero cuando hay tiempo libre, ¿por qué no hacerlo? Ese simple deseo, que puede ser patológico ha sido tratado por el cine y las series de televisión, y entre tantas producciones sobresale un capítulo de la clásica serie de televisión La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone: 1959-1964) titulado Tiempo Suficiente al Fin (Time Enogh at Last), basada en una historia corta de Marilyn Venable. Según palabras de su autora, se trataba de una historia semi autobiográfica, lo cual le resultó más interesante a Rod Serling, creador de la mencionada saga.




La historia gira en de torno de un hombre llamado Henry Bemis (Burgess Meredith) un tipo miope -usa unos grueso lentes con fondo de botella-, y que trabaja como cajero en un banco. Su mayor pasión es leer, pero leer en serio. Todo lo cae a sus manos lo devora con una ansiedad inusitada. Descuida sus labores por estar pegado a la lectura de un libro, y su tiempo libre para comer, lo pasa encerrado en la bóveda, sí, leyendo.

Con tantos descuidos en su trabajo, Bemis es amenazado por el gerente de la institución bancaria: deja de leer o será despedido. Atormentando por su situación le confiesa a su jefe que la culpa de la situación que vive es por culpa de su esposa (Jacqueline DeWit), una auténtica fiera que le esconde todo material de lectura, incluso las botellas de las salsas con etiquetas las retira de la mesa, todo porque ella no soporta verlo leer -es evidente que la mujer padece de Bibliofobia-, y las discusiones son casi a diario. El gerente, en vez de darle la razón se burla de Bemis y lo echa de su oficina.

En casa, las cosas para Henry son tal y como las describió. La convivencia conyugal es un infierno, pero como es un hombre apocado con una mujer dominante, prefiere obedecerla, en vez de confrontarla. La escena donde ella le descubre un libro de poesía moderna inglesa, escondido entre sus ropas es memorable: le pide que lea en voz alta alguno de los poemas allí reunidos. Entusiasmado, el pobre diablo abre el texto y descubre con horror que todas las páginas están rayadas. Cuando él le reclama, su esposa le arrebata el libro, y llena de odio comienza a romperlo. Todas las páginas caen al suelo, y Henry se avienta sobre ellas queriendo inútilmente reunirlas. 



Pero más que la buena suerte, las causalidades de la vida en la era atómica favorecen a Henry Bemis, porque fiel a su costumbre, al encerrarse en la bóveda bancaria, lee en el periódico sobre las posibilidades de la bomba H. Casi enseguida una explosión lo sacude de forma violenta, y cuando se recupera descubre que todo está destruido. No solo su lugar de trabajo, sino también la ciudad.

En medio de ese desolador paisaje, el tipo se da cuenta que está completamente solo. En donde era su casa solo hay escombros y ninguna señal de su esposa. Desesperado vaga de un lado a otro, mortificado por la soledad que padece. Para su consuelo encuentra comida y un sofá que hace las veces de cama. En apariencia Henry está feliz. Pero luego comprende que eso no es suficiente para vivir.

Un hallazgo insospechado le hace darse cuenta de que está a un paso de escapar de esa realidad: una pistola. Incapaz de seguir en esas mismas condiciones, Henry toma el arma y la coloca sobre su sien; entonces, antes de tirar el gatillo descubre algo inusitado.




Se trata de la biblioteca pública en ruinas. ¡Una biblioteca! Es lo mejor que le puede suceder a ese lector insaciable. Presuroso, se adentra en los escombros y comienza a seleccionar las obras que más le resultan atractivas. Con torpeza los carga en sus brazos y forma pequeñas montañas de lo que leerá en los meses que le quedan al año, y los que vendrán. Sí señor, ahora que tiene tiempo libre podrá leer sin que su odiosa esposa se lo prohíba, sin que el gerente del banco lo amenace. El hombre está mas que feliz, cuando, en un descuido toda su felicidad queda suspendida.

Estrenada el 20 de noviembre de 1959, Tiempo Suficiente al Fin es una pequeña obra maestra, es además un homenaje al acto de leer, y al amor de un hombre hacia los libros. Es también una historia cruel, porque demuestra que no puede haber felicidad completa. En fin, este capítulo está considerado uno de los mejores de todos los de la serie, y es referida por escritores de todo el mundo, entre ellos Stephen King. Aparte de recibir homenajes ha sido parodiada repetidas veces, entre ellas, la versión de Los Simpson.

Por último, este siempre fue el capítulo favorito de Rod Serling, y al actor Burgess Meredith -el inolvidable Mickey Goldmill, entrenador del púgil Rocky Balboa (Sylvester Stallone)-, siempre fue y será recordado por haber dado vida a Henry Bemis; un nombre que en los Estados Unidos y otras partes del planeta es utilizado como apodo a quienes son lectores compulsivos.

NOTA: Si alguien tiene interés en ver este capítulo clásico de la Dimensión Desconocida, puede hacerlo en esta dirección: https://www.dailymotion.com/video/x4qnl7t

            

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