lunes, 7 de octubre de 2019

La escritura y lectura desde las Prácticas Sociales del Lenguaje










María del Carmen Torres Ávalos


Hablar de lenguaje oral y lenguaje escrito en este momento dentro de la educación, significa revisar los fundamentos de los programas vigentes. Por principio de cuentas, se debe retomar lo que refiere el Campo de formación Lenguaje y comunicación, mismo que tiene como finalidad desarrollar competencias comunicativas en los estudiantes, a partir del uso y estudio formal del lenguaje.

            En este sentido, hablar, escuchar e interactuar con otros; identificar problemas y soluciones; comprender, interpretar y producir una variedad de textos, son competencias que se busca desarrollar a lo largo de la educación básica, y que se logra a través de la reflexión individual y colectiva acerca del lenguaje.
 La lectura y la escritura son procesos que hoy en día no se basan en secuencias y lineamientos convencionales como era hasta hace unas décadas, sino que se sustentan en y para el aprendizaje permanente y la inserción en la economía del conocimiento; por lo cual se privilegian habilidades como la comprensión, la búsqueda, el manejo, la reflexión y el uso de la información.




Continuando, se justifican como Enfoque de la signatura del Español a las Prácticas Sociales del Lenguaje, mismas que se definen como los modos de interactuar con otras personas o con los textos (conversar con los compañeros, leer una carta, revisar un programa de televisión, elaborar un reclamo, escribir un poema, etc.) como lo señala (Hernández 2011), son “Las diferentes maneras en que las personas comunicamos, recibimos y trasmitimos información, utilizamos y nos apoyamos en el lenguaje oral y escrito”.

STree propone que la cultura escrita es una construcción múltiple, puesto que leer y escribir se logran mediante formas diversas y heterogéneas y que las prácticas del lenguaje escrito están inmersas en la comunicación oral, donde el habla puede incluir o involucrar textos escritos. Desde esta perspectiva, es importante comprender que la alfabetización implica los usos de la lectura y la escritura en contextos específicos.

De esta forma el lector y el escritor se desarrolla simultáneamente sobre dos historias; la primera, una historia social en la que se construye y se consolida la configuración de concepciones culturales alrededor de la lengua escrita; y la segunda una historia individual de nuestro propio tránsito por la geografía.
Por tanto, la lectura y la escritura son actividades contextualizadas, siempre ocurren en situaciones ligadas al mundo, justo porque su sentido se encuentra a partir de nuestra conexión con él. Cómo leemos y cómo escribimos depende del contexto en el que lo hacemos

Así pues, la lengua escrita surge en el mundo del habla y convive estrechamente con la oralidad. Luego entonces, se puede identificar con lo anteriormente expuesto que: La adquisición de la lectura y la escritura, inicia por el lenguaje oral para expresarnos y de este modo transitar a lo escrito. La relación entre la lengua oral y la lengua escrita conforma una compleja trama de vínculos que nos llevarán a desarrollar prácticas sociales del lenguaje.



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