jueves, 18 de julio de 2019

Recordando las kermes en el pueblo








Tecalitlán en la historia



*Rene Chávez Deníz


Todavía a mediados del siglo pasado se organizaban con gran entusiasmo las llamadas jamaicas o kermes, estas consisten en un evento social para conseguir fondos económicos para una causa noble.

Con nostalgia se recuerda lo siguiente: cuando se iba a organizar una kermesse, con tiempo los organizadores pasaban la voz en voz, otra forma de anunciarse era por medio del señor José Aguilar García, mejor conocido con el sobrenombre del “FIRICH” este personaje era como una especie de “pregón” de la época de los romanos, que publicitaba información esquina por esquina por medio de un megáfono que consistía en objeto de lámina en forma cónica.


Llegado el día programado para la kermes, regularmente los participantes se reunían en la que hoy se llama la escuela primaria para niñas, “Ma. Trinidad Guevara Álvarez”, de ahí partían en orden hacia el jardín, en donde ya estaban instalados unos puestos provisionales elaborados de madera y carrizo adornados con papel crepe y china que les daban un toque de fiesta, al llegar al jardín el contingente cada quién tomaba su lugar, para esto se establecía un banco para efectuar operaciones monetarias por lo que se nombraba un gerente.

También se ponía una cárcel por lo que se nombraba un comandante con su respectivo cuerpo de policías integrado por hombres y mujeres que deberían de imponer orden durante la kermesse, sin faltar el servicio médico conformado por un doctor y sus respectivas enfermeras y sin faltar la tradicional cantina que era la que les generaba las mejores ganancias y sin faltar los clásicos antojitos mexicanos como el tradicional pozole, las ricas enchiladas, los apetitosos tamales y que decir de los sopitos y las deliciosas tostadas y para las más exigentes se vendía birria de chivo y de res. Así como tepache, aguas frescas de arroz, piña y Jamaica, también se veían grupos de damitas vendiendo flores, otros más que la hacían de gitanos que de cierta forma la hacían de adivinos y vestían de una forma que llamaban mucho la atención, así también habían grupos de cantantes regularmente parejas que hacían las delicias de quienes solicitaban alguna pieza de música y como se comentó en un principio, todo en orden por lo que los asistentes gozaban de una tarde tranquila y divertida en compañía de sus familiares.

*Cronista Municipal de Tecalitlán.




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