martes, 30 de agosto de 2022

Inflación desenfrenada, los trabajadores deben organizarse y luchar

 


 Eduardo Campos Flores

 

 

Aunque en los últimos meses hemos estado escuchando todos los días hablar de la inflación, no por ello nos dejó de impactar la información que publicaron algunos medios de comunicación el día 25 de agosto del presente año, entre ellos el diario Mural del grupo Reforma. Las notas publicadas coinciden en que la inflación crece más de lo previsto y llega a 8.62% anual. Hago un extracto para compartirlo con los posibles lectores de esta modesta colaboración: 



El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) del País repuntó 8.62% en los primeros quince días de agosto, con lo que la tasa anual de inflación general se convirtió en la más elevada desde la segunda quincena de diciembre de 2000, es decir, la mayor en 21 años y 7.5 meses. Dicha tasa también resultó mayor al 8.55% previsto por el consejo de la compañía estadounidense de asesoría financiera (Bloomberg) y superó el objetivo puntual del Banco de México (Banxico) del 3%.


En este sentido son sumamente importantes las advertencias de riesgo de más aumentos. Según la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto del Inegi, el rubro más importante para los hogares en México es la alimentación, que incluye los gastos de bienes de consumo no duradero en alimentos y bebidas. Este indicador, resulta ser el más importante de todos porque abarca 38% del total del gasto mensual familiar. Sin embargo, este porcentaje aumenta hasta 51% para los hogares de menores ingresos. En contraste, para los hogares de mayores ingresos, la alimentación sólo representa 28%. Por lo que llama la atención que los precios de los energéticos y los agropecuarios no han dejado de subir.  


Se debe dimensionar la gravedad de la situación. Debido al bajo crecimiento económico y el alza desenfrenada de la inflación, en Jalisco ha crecido la pobreza.





De acuerdo con académicos de la Universidad de Guadalajara (UdeG) en los últimos meses de 2021, las personas en pobreza pasaron de 2.29 a 2.63 millones de jaliscienses.


Los investigadores de la UdeG aseguran que muchas familias de la entidad no tienen los 11 mil 529 pesos para adquirir los productos de la canasta básica. Si a eso se le agregan servicios como el pago de la luz, agua, teléfono y renta, se necesitarían alrededor de 22 mil 182 pesos para tener todas estas condiciones de forma mensual. Además, si las personas tienen alguna enfermedad crónica deben atender gastos en medicamentos y consultas que podrían elevar el presupuesto hasta los 38 mil 546 pesos.





Lo anterior refleja que la salida no es fácil, pues la inflación generalizada de los precios es un fenómeno estructural, una manifestación clara del agotamiento irreversible de la globalización neoliberal que prevalece en el mundo y en nuestro país. De tal manera que es necesario remarcar que la inflación no puede curarse con viejas recetas o paliativos como lo está haciendo el gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador con su plan antiinflacionario, el Pacto Contra la Inflación y la Carestía (PACIC).


La única solución posible es la lucha de los obreros por mayores salarios y mejores niveles de vida, es decir, una lucha contra el capital, cuyo poder monopólico ha impuesto precios a costa del imparable empobrecimiento de las grandes masas y más desigualdad. Bajo esta terrible realidad, las medidas temporales como el PACIC no sirven de nada, porque fue elaborado sin base científica y sin un conocimiento a fondo de la naturaleza de la inflación actual.


Lo que debemos entender es que tanto la pandemia así como la inseguridad mundial provocada por la política guerrerista y rapaz de Estados Unidos, han venido a dejar al descubierto que la inflación es inherente al deseo atroz de ganancia del capital que se traduce en una lucha permanente entre la utilidad de las empresas y el salario de los trabajadores, o sea, la pandemia y la amenaza de guerra nuclear por parte de los Estados Unidos han desorganizado el mercado de insumos y de materias primas para los grandes monopolios, lo cual ha elevado sus costos de producción y disminuido sus utilidades.





Los salarios ya están bastante deprimidos, y las empresas transnacionales para seguir acrecentando sus utilidades no les queda otro recurso que echar mano de su poder monopólico de imposición de precios a escala planetaria ralentizando la producción, es decir, generando una escasez artificial y, por tanto, una elevación de los precios.


            Por lo que, ante la inflación desenfrenada, los trabajadores deben organizarse y luchar, no contra los patrones, sino contra el capital. Frente a este escenario, los mexicanos que se ven obligados a trabajar en la economía informal o formal, en empleo temporal y los que padecen desempleo abierto, deben organizarse y educarse para constituir una fuerza poderosa y luchar en mejores circunstancias por mayores salarios y mejores niveles de vida. Los obreros mexicanos están llamados a jugar el papel que la historia les tiene asignada. Esta es la única alternativa para salir de la crisis económica mundial.




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