miércoles, 24 de agosto de 2022

El Covid nos dejó la lección de cuidar la vida: enfermera


 

Milton Iván Peralta
El Volcán/Guzmán

 

  

“Al inicio fue un miedo terrible, porque aún siendo de salud no teníamos esa capacidad de trabajar con nuestro paciente Covid, por el grado de contagio”, así lo recordó la enfermera María Adela Chávez Baltazar, encargada del Hospital Regional de Zapotlán.



            Comentó que al comenzar la pandemia, les dieron unas cifras, “nos decían que tal vez nos iban a tocar 50 personas que iban a morir, en ese entonces se nos hizo mucho, pero al transcurso de la pandemia, la verdad nos sorprenden los números, 460 defunciones, fue un número grande, verlos aquí continuamente morir era una tristeza y como humanos compartir ese dolor, en varios pacientes que nos decían no quiero morir”, recordó con tristeza la enfermera.

 

VEÍAN LA MUERTE TODO LOS DÍAS

 

        

    Se le preguntó sobre las afectaciones por ver morir a la gente, sobre todo la cantidad, EN qué les afectaba a ellas que trabajaban dentro del área, “mucho, psicológicamente no estábamos preparado para ello, el ver cómo nuestro paciente, uno de los más jóvenes, 25 años, nos pidió que quería a sus papás, porque iba a morir, él era de fuera, le pasamos uno de los celulares para que pudiera hablar con sus papás, logramos comunicarnos, mi compañera de regreso no podíamos controlarla por el llanto que traía, ya no puedo, decía, el paciente murió a las cinco, sus padres habían llegado a la una”.


            Las historias de vida, el ser las únicas que convivían los últimos días y horas de vida de una persona era algo fuerte “verlo consecutivamente, creo que los que participamos de cerca en esta pandemia nos llegó hasta el fondo de nosotros”, dijo María Adela Chávez Baltazar.


            Dice que el paciente entraba, quedaba aislado, pero los que tomaban el rol de familia, compañeras, amigos eran las enfermeras. “De repente el familiar no nos entendía, él quería ver el paciente, que lo dejaran pasar, pero en ocasiones, con la totalidad de camas era difícil, las atenciones no se podían abrir las cortinas y no lo comprendían, de que se necesita la intimidad para la atención, difícil porque todo era por teléfono”.


            Comentó que de momento no tuvieron atención psicológica, “era un apoyo entre todas, lo diré, algo que nos apoyó como equipo, siendo una institución laica, pero algo que nos confortó fue la imagen de la virgen, nos agarrábamos de la mano como equipo, rezábamos y nos dábamos ánimo y para adelante, decíamos que no iba pasar nada, nos abrazábamos y entrabamos”.


            Pero también como personal quedaron completos “no hubo fallecimientos, nada más murió uno muy adelante un compañero de resguardo, los que participamos de cerca, todos estamos muy bien”.

 

SINTIERON UNA GRAN MOTIVACIÓN

 

         

   Sintieron también el respaldo de la sociedad, con alimentos, trajes, bebidas “vivimos momentos muy bonitos, traían comida, para hidratarnos, repartíamos a nuestros compañeros, los familiares de los pacientes que estuvieron hospitalizados, eran grandes estímulos, porque un paciente de covid necesita de grandes atenciones de salud”.


             Ahora tras dos años de la pandemia, “es rehacer reingeniería en los procesos, poner atención en lo que vivimos, ahora con más tranquilidad “los pacientes son mínimos, ya la experiencia es otra, el dialogo que se tiene es otra, antes era esa ansiedad de poder platicar con alguien era fuerte en los pacientes, ya estamos mejor en la atención de medicamentos y compañía que es lo que requiere, porque la ansiedad es mucha, es algo que identifica el covid”.


            Considera que no se ha superado la pandemia “ya esta mas controlada, vemos resultados diferentes, los casos de muerte son mínima, ya esta todo más controlado, nosotros emocionalmente mejor, con aquella experiencia y entendimiento de la vida”, dijo la enfermera María Adela Chávez Baltazar.


            Al preguntarle si consideraba la pandemia la peor experiencia laboral que ha tenido, dijo que era al contrario, “yo diría que fue una oportunidad que me dio el gran Dios, de estar cerca e estos pacientes, nos dejó mucha experiencia”.


            Recordó a un paciente, que de medios económicos estaba muy bien, pero quiso estar en el hospital Regional, “me decía, créame que tengo casas, ranchos, no se imagina lo que económicamente lo que tengo, pero están difícil de entender que no puedo comprar el aire, no me quiero morir y lo que tengo no me sirve para abastecer el aire que necesito, y sí, se murió, muchas experiencias de gente que nunca esperaba que fuera a morir, esa fue la experiencia y la enseñanza, el entender que estamos de paso y la vida hay que cuidarla”, concluyó la enfermera María Adela Chávez Baltazar.


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