lunes, 7 de febrero de 2022

Deuda pendiente con la vivienda popular


 

 

Juan José Ríos Ríos

 

 

En el México festivo que vivimos, cuando diputados y senadores, a falta de un verdadero interés por servir a los ciudadanos y velar, verdaderamente por los intereses de sus supuestos representados en los cargos que ocupan, y sólo se ocupan de establecer fechas para conmemorar cualquier cosa, pero sin comprobar en la realidad se cumplan los objetivos por los cuales se les seca el cerebro con sus brillantes ideas, se estableció el Día Nacional de la Vivienda. He aquí la historia.



            En noviembre de 2017, por iniciativa del Senado de la República se estableció el 7 de febrero de cada año como el Día nacional de la vivienda, con el objetivo de conocer, informar y reforzar las acciones en esta materia, así como analizar los mecanismos que den certeza en la construcción de casas-habitación con todas las medidas de seguridad.


            Como se establece en el Programa Nacional de Vivienda 2019-2024 (PNV), la vivienda se concibe como el espacio que habitan las personas y las familias, edificada a partir de esfuerzos propios o a través de algún crédito a fin de ser utilizada para habitar o como un patrimonio que permite generar ingresos. Por ello, la vivienda se considera mucho más que un simple espacio edificado al contener múltiples significados y enfoques ya que, al mismo tiempo, su construcción genera inversión, empleo y posibilita el desarrollo.


            En 2020 en México, la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) 2020 estimó que el total de viviendas particulares habitadas es de 35.3 millones. En 97.8% (34.5 millones) de las viviendas se registró un solo hogar y en 2.2% (778 mil), dos o más hogares.





            El 97.7% de las viviendas particulares habitadas tenían piso con algún recubrimiento (cemento o firme; madera, mosaico u otro tipo de recubrimiento); 97.6% contaba con servicio sanitario; 92.4% contó con paredes de materiales de tabique, ladrillo, block, cantera, cemento u otro; 89.2% tenía cuarto para cocinar; 78.4% techo de losa de concreto o de viguetas con bovedilla y 76.9% contaba con agua entubada.


            En cuanto a superficie, 12.1% de las viviendas fueron construidas en terrenos de hasta 60 m2; 13.6% en una superficie de 61 a 90 m2; en 30.2% de las viviendas el tamaño del terreno está en el rango de 91 a 160 m2; 23.7% de 161 a 300 m2; y en 17% de las viviendas la superficie del terreno superó los 300 metros cuadrados.


            El 67.0% de las viviendas contó con menos de 100 m2 de superficie construida. En particular, 18.3% declaró contar con una construcción de 45 m2 o menos; en 26.8% de las viviendas la superficie de construcción se ubicó en el rango de 46 a 75 m2. En 21.9% de las viviendas la extensión de construcción osciló entre 76 y 100 m2; 15% reportaron entre 101 y 150 m2 construidos y 14.6% superó los 150 m2 de superficie construida.


            Esta información fue dada a conocer por la Delegación Jalisco del INEGI, que en esta tarea realiza una interesante función para difundir datos e información de la que no es muy fácil obtener, incluso de las mismas instituciones que la generan, con lo que cumple una muy importante labor social y coadyuva con la labor de los periodistas para cumplir con su labor, informando, de lo más trascedente e interesante de la vida y desarrollo nacional.


            En cuanto a la iniciativa de los senadores que ocuparon curules en el año 2017, pues no pasa más allá de una ocurrencia más para agrandar el calendario festivo del país, porque, en la realidad, la vivienda popular sigue siendo insuficiente en espacio y equipamiento, cara y hasta con servicios públicos deficientes, ejemplos los hay en todo el país, sobre todo los proyectos promovidos y realizados por el INFONAVIT y las empresas que construir las casas, cuando existen conjuntos habitacionales abandonados, construidos en terrenos alejados y carentes de servicios y, las que están habitadas, no reúnen las condiciones de seguridad y mucho menos de sana e higiénica convivencia, por lo reducido del espacio y el material con que se edifican.


            Menos mal que el actual gobierno ha dispuesto que el INFONAVIT otorgue facilidades a sus derechohabientes, de esa manera quien necesite casa propia cuenta con las opciones de dinero para construir su vivienda a su gusto y necesidad, comprarla ya edificada o para adquirir el terreno idóneo, todo con menos cargas de intereses. De esta manera se liberan de tener que aceptar y pagar lo que siempre se les dio; pichoneras poco habitables y sin servicios.

           



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