jueves, 3 de noviembre de 2016

The Walking Dead



Samuel Gómez Patiño


Les digo a mis alumnos que soy muy “cínico”, porque me encanta el cine. Igual que cuando leo un libro, disfrutar de una película o una serie de televisión debe servir para la reflexión. Disfruto de los programas de la televisión, pero también trato de aprender que es lo que me dicen los productores y directores con sus propuestas. Por cierto, hace mucho que no sigo las telenovelas mexicanas porque no encuentro nada interesante que aprender.




Imagino a los adolescentes viendo aquellas mujeres bonitas que sufren y lloran por el amor, pero se mantienen bonitas y se superan para siempre; a las jovencitas imaginando al hombre guapo que las conquistará a pesar de todo y las mantendrá sin necesidad de trabajar toda la vida; que sorpresa con la vida real porque al crecer, el matrimonio es diferente, la unión de dos personas con ideas diferentes luchando por lograrse un porvenir y al llegar los hijos por poder darles lo que no tuvieron. Luego se preguntan porque tantos divorcios en México, una visión distorsionada de la vida. Las mismas historias de siempre.


Amigo lector, te has preguntado ¿qué pasaría si existiera un apocalipsis en nuestro planeta, provocado por alguna guerra nuclear, una epidemia mortal para los humanos, la hambruna o cualquier cataclismo que sufriéramos?, ¿Quiénes sobrevivirían?


Es obvio que no habría una selección natural como nos lo enseño Carlos Darwin, muchos morirían, y no escogería entre nosotros a las buenas o malas personas, a los más pobres o más ricos, los que hablen inglés o japonés, bueno o español. En este caso, tenemos otra pregunta: ¿Estamos preparados para rehacer nuestra sociedad?


 En esta serie he aprendido que los malos no son los “caminantes” o “muertos vivientes”; ellos solo tienen un deseo vital, cubrir su primera necesidad, la fisiológica: comer para sobrevivir. No son capaces de abrir una puerta, organizarse conscientemente para cazar o realizar actividades de trabajo en equipo, solo siguen su instinto. La sociedad que no se ha convertido intenta primero sobrevivir, agruparse para ayudarse y restructurar la vida en comunidad aprendiendo a combatir a los caminantes y a realizar actividades que antes no realizaban (como cazar por ejemplo), aprovechar los escasos recursos existentes. En este apocalipsis se vuelve importante el trabajo en equipo, confiar en tus compañeros pero sobre todo la lealtad hacia las nuevas tribus.


Pero también sobreviven otras tribus que liderados por personas con valores de destrucción, esclavitud o incluso canibalismo, se dedican a aprovecharse de los demás y hasta aprenden a divertirse con la desgracia de haberse convertido en “zombis”. Me gusta la propuesta del programa, porque nos lleva a reflexionar y preguntarnos si estamos preparados para sobrevivir en un mundo sin energía, comunicaciones o transporte; con la muerte latente en cada esquina, por un lado un caminante por el otro un ser mezquino y capaz de destruir para seguir en el poder.


En esta reflexión, parece que ya lo estamos viviendo. En la sociedad se manifiestan los muertos vivientes. Las personas en la pobreza extrema (termino por cierto que no me gusta, o soy pobre o no lo soy, estoy muerto o no, no hay muertos extremos),  manipulados constantemente para lograr los propósitos de los países y las personas con intereses igual o más oscuros. Un mendrugo de pan, una despensa, un vale, una promesa que quieren escuchar y se convierten en seguidores perpetuos de sus “salvadores”. La pobreza vende.


La clase trabajadora, empeñada en lograr una mejor sociedad, preparándose constantemente e impulsando a sus hijos a que sean mejores personas, cumpliendo con los requisitos legales, pagando sus impuestos y castigados cada vez más por la gente en el poder exprimiéndolos constantemente al hacerlos blanco de sus voraz apetito de poder. Los que tratan de restablecer los valores de una sociedad mejor para todos.


Pero también están los que están en el poder, los que nos piden que nos abrochemos el cinturón constantemente, que podemos vivir adecuadamente con un salario mínimo (diría microsalario), que promueven una impunidad para beneficiarse, asociados entre ellos para tener la riqueza por generaciones. El coto de poder, que una vez que lo probó difícilmente lo suelta.


En esta triste realidad, los Walking Dead si existen, en cada región del país, y así como nos indignamos cuando uno de los personajes muere en la serie deberíamos indignarnos porque a la gente en el poder le interesa que cada vez haya más “muertos vivientes”, la injusticia, la impunidad, los desaparecidos, la ilegalidad son los ingredientes perfectos para una indolente sociedad.


No sé ustedes pero yo me he estado preparando, me estoy haciendo amigos de amigos más gorditos que yo, por lo menos puedo correr más rápido que ellos y además me parece que ellos entretienen más a los zombis mientras huyo. Puedes consultar mi discurso en los clubes Toastmaster en la página de Facebook “Toastmasters Ejecutivos de Tijuana”.


La próxima semana, hablando de nuestras tradiciones les platicare del día que me convertí en el héroe de mis hermanos.


Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California


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