martes, 21 de febrero de 2017

De cultura y artes populares de Zapotlán

>Un momento por favor




José de Jesús Juárez Martín




Un libro cerrado es como la bella durmiente, hay que leerlo para que al despertar produzca esa revolución en nuestra personalidad, y se convierta en adalid de vida a futuro  que tiene  tanto de experiencias, imaginación y anhelos circunscritos  a lo personal y social en la construcción de nuevas realidades.


Leer es gratificante, nuestra experiencia se reacomoda y es un estímulo para continuar con renovada energía. El libro Cultura y Artes Populares de Zapotlán el Grande editado en 2014, tiene varios aspectos interesantes que pretendo hacer un bosquejo como expresión. Es el libro, un trabajo colectivo con la coordinación de Rosa Elena Arellano Montoya del CUSur, cubre objetivos académicos de rescate de aspectos socioculturales desglosado en doce partes, algo de lo esencial de nuestro entorno, lleva connotaciones ilustrativas la dedicatoria, presentación, prólogo y primer Capítulo a los que me refiero en este inicial comentario escrito.

La Dedicatoria es a la memoria de don Juan S. Vizcaíno, personaje que logró poner en orden y presentable el Archivo Municipal en forma ejemplar cumpliendo la encomienda de la entonces Alcaldesa, la Maestra María Elena Larios, lo comunica en cuartilla y media la Mtra. Nélida Villafuerte Cosme.

La Presentación, vívida y vivida “Desde las cumbres de Zapotlán”, cercanas y a distancia; la presentación del libro luce detalles de percepción del alma del pueblo indígena hermanada por Fray Juan de Padilla en su prédica y fe que fortalece las manifestaciones musicales y por ende las dancísticas. Nos hablan de muchos otros personajes de estas tierras que dejan obra y huella artística, formativa de la región, la pluma ágil, conceptual, singular del Mtro. Víctor Manuel Pazarín da pinceladas históricas  como reflejos de una cultura consolidada que emerge desde la época prehispánica.

El Prólogo a cargo del Rector Ricardo Xicoténcatl García Cauzor, con un inicio contundente: “la cultura es a la sociedad lo que la huella digital es al individuo” y dejar enfatizado que cada capítulo diferente es a la vez integrador de una realidad vivida por los pueblos en el pasado y que perviven  con trayectoria de futuro. Doce capítulos aglutinando el estilo sureño en sus manifestaciones de fe, musicales, hábitos culinarios, laborales, formas de curación física y mental, culturales, etc. con ráfagas de vientos del nevado, destellos y sonidos de erupción que irrumpen por las noches de fiesta y acercamiento con augurios de futuro con particularidades de identidad sureña jalisciense, motivación para cumplir y crear con trabajo cotidiano.


VISIÓN RETROSPECTIVA DE LAS ARTES
Y LAS HUMANIDADES


El Maestro Eduardo Etchart enfoca sus comentarios a esta región con centro en Zapotlán el Grande, el protagonismo del Fray Juan de Padilla es esencial, aprecia la sensibilidad de los nativos y para adoctrinarlos utiliza con éxito la música, canto, danza, representaciones; con artistas, constructores, que iniciaban  a los pobladores en el culto y fe de la católica España.

 Su sentido histórico fundamenta las repercusiones de la conquista de Tenochtitlan de 1521 por los españoles, que avanzaban conquistando con violencia y armas: Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Nuño Beltrán de Guzmán y una conquista espiritual por los misioneros franciscanos inicialmente. Increíble dualidad, en pugna y complicidad constante, dos visiones contrarias, conquistas simultáneas de la Nueva España que se cuentan con unicidad y forjan una nacionalidad.

Con sufrimiento, esperanza, resistencia, trabajo, obediencia; construyeron la cultura esencial del México en formación, todo fue producto del pueblo ante la inquisidora mirada eclesial. Toda obra de endurecidas manos e ingenio de mexicanos, plasmado en lienzos, literatura, templos, música, fachadas, danzas, poblaciones, devociones en evolución en la vorágine de esta globalizada época. 

Al finalizar el maestro Eduardo, cierra con “broches de oro”, uno musical que testimonia en su escrito; la existencia de bandas dirigidas por ameritados músicos: José Rolón y Petronilo López con muchos otros músicos que fortalecían el gremio con depurada calidad, deja incógnitas del destino de la producción pictórica ¿conservada por particulares en la intimidad? ¿la pintura religiosa con los “franciscanos”?  Y finaliza con la mención de un escritor sacerdote en verso, Alberto Contreras García  digamos reciente, con buenas obras de 1979 y 1981.

Es legado de ser y hacer de comunidades que vivieron, viven y trascienden  en el valle de privilegios  naturales y mentes preclaras,  es  experiencia y  realizaciones de imaginación humana.   


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