jueves, 6 de diciembre de 2018

El apoyo familiar invaluable en el aprendizaje de los hijos




*Martha Catalina Álvarez Godoy


Es valioso no sólo para los niños pequeños, sino para los adolescentes, jóvenes y docentes a cargo de la enseñanza, que los padres de familia se interesen por conocer cómo pueden apoyar durante el aprendizaje de los hijos en las diferentes etapas formativas.



Necesario que los principales actores del proceso educativo: Alumnos, docentes y padres de familia, sumen esfuerzos personales para qué a partir de las responsabilidades específicas de cada uno, hagan lo correspondiente a dicha función, orientados desde la misma perspectiva, cuya finalidad, es el aprendizaje de los educandos. Familia y escuela tienen roles diferentes pero complementarios dirigidos a un objetivo común, pues son dos caras de la misma moneda (Hernández y López, 2006).

¿Pero qué acciones implica para los responsables del proceso educativo?, a los maestros además de organizar las acciones pedagógicas necesarias para la implementación de la práctica docente; clarificar lo que se espera de parte de  papás y alumnos en relación a las propuestas formativas; explicar el sentido de las actividades que se programan tanto para realizarse en el aula como a nivel escuela; informar de los cambios de conducta que observan en los educandos,  evolución personal en cuanto al desempeño y nivel de logro. En relación a los escolares, es indispensable que vayan a la escuela con voluntad de hacer lo propio como alumnos: escuchar, atender, participar, relacionarse y respetar a los demás, realizar las actividades lo mejor posible, responsabilizarse cuando trasgredan acuerdos o reglas de la escuela.

En lo que se refiere a los padres de familia, es indispensable que lleven a sus hijos a la escuela para darles el derecho de recibir educación como lo establece el artículo tercero constitucional. Atender las necesidades básicas de alimentación, cuidados personales, propiciar ambientes de armonía y respeto entre los integrantes de la familia; interesarse por conocer los aprendizajes adquiridos, retos o dificultades por lograr; colaborar con los docentes en las acciones que se organizan en proyectos escolares y las específicas para favorecer el aprendizaje de los hijos, tanto en actividades de aula como las extraclase solicitadas como fortalecimiento disciplinar.

Cuando se tiene claro lo que corresponde hacer en cada función, además de reconocer el valor y la trascendencia de tales acciones, sin duda se actuará de forma más consciente y responsable.

“La participación de los padres en la escuela es muy beneficiosa para los profesores, para el centro escolar y para la propia familia. Ribes (2002) destaca cuatro beneficios de la colaboración entre padres y profesores: (1) permite el establecimiento de criterios educativos comunes sin dar lecciones ni infravalorar a las familias; (2) posibilita ofrecer modelos de relación e intervención con los alumnos; (3) incrementa la divulgación de la función educativa de la escuela en los padres, de modo que aumente la comprensión, la aceptación y la valoración de la labor educativa con el objetivo de evitar confusiones de roles y competencias y; (4) permite enriquecer las escuelas con las aportaciones de las familias como recurso humano de apoyo y, como posibilidad de reflexionar de manera conjunta y obtener una opinión complementaria a la profesional”.

Puntualizo el tema afirmando que, para tener mejores resultados en el aprendizaje de los alumnos, se necesita el apoyo invaluable de la familia para que el trabajo docente tenga mejor impacto.

*Asesora en el Centro de Actualización del Magisterio


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