miércoles, 5 de mayo de 2021

General Gallardo, jalisciense distinguido


 


Pedro Vargas Avalos

 

 

La desaparición de una persona destacada siempre es lamentable. Pero si ese óbito además es relativo a un hombre valiente, probo, patriota y de entrega a causas enaltecedoras, aflige a su tierra y debiera registrarse como aflictiva pérdida para la nación entera.



El pasado jueves 29 de abril a medio día y en un hospital de la armada en la capital del país, falleció en el general José Francisco Gallardo Rodríguez, víctima de la temible pandemia que flagela al mundo desde hace más de un año, la cual se ha ensañado con nuestra nación. Este militar y luchador social, fue un jalisciense muy sobresaliente, a quien como suele suceder con sujetos de su talla, se les denigra en vida.


Nació este relevante militar en Atotonilco el Alto, un 6 de octubre de 1946, siendo sus padres el mayor Salvador Gallardo Ochoa y su esposa Genoveva Rodríguez Beas. Era presidente de la república el divisionario Manuel Ávila Camacho y gobernador del Estado de Jalisco, el Gral. Marcelino García Barragán, de tal manera que la venida al mundo de este tapatío, se enmarcó por personajes de la milicia; en consecuencia, como sino predestinado, el joven Francisco estudió en el Heroico Colegio Militar  a partir del 14 de febrero de 1963, egresando como subteniente de caballería al término satisfactorio del curso de formación en esa institución de las fuerzas armadas, el 1 de enero de 1967.


 Este marcial paisano, desempeñó numerosos cargos y comisiones dentro del ejército, siendo siempre reconocido por su pundonor y eficiencia, tanto en los cuerpos de tropa del Arma de Caballería, como en las escuelas militares y el Estado Mayor de la Secretaría Defensa Nacional.  Incluso, cuando de acción se trató no se excusó y combatió al narcotráfico en 1969. Por su lealtad y eficiencia, el presidente de la República lo honró en 1971 con mención honorífica, a lo que se suman condecoraciones de Perseverancia, de Mérito Docente, como instructor en el Heroico Colegio Militar, la Escuela Superior de Guerra y director de la Escuela Militar de Equitación. En 1988, le fue otorgada la condecoración de Servicios Distinguidos en el Ejército. En ese mismo año, en mérito a que era notable deportista, participó en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988. El año siguiente obtuvo el grado de general brigadier.





El joven general Gallardo, observó los abusos que se cometían en las fuerzas armadas: “Hay quien no sobrevive. Algunos se suicidan, otros quedan traumados y marcados de por vida”, narró el general a Radio Nederland. Entonces cobró notoriedad por su propuesta de crear una instancia, especie de ombudsman, que defendiera los derechos humanos de los miembros del Ejército. Esta propuesta, que la publicó y tuvo gran difusión, indignó a los mandos de ese entonces en la Secretaría de la Defensa Nacional. En consecuencia, fue injustamente arrestado el 9 de noviembre de 1993 y se le armó un insólito consejo de guerra. Amnistía Internacional lo catalogó como preso de conciencia el 5 de mayo de 1997 y exigió su libertad.


Los altos mandos de la SEDENA respondieron con saña y le instruyeron otros dos consejos de guerra, logrando que se le condenara a 28 años de prisión. El decidido Gral., a quien degradaron sus superiores, logró sentencias de los más elevados tribunales de la nación y en 1999 se le protegió contra esa degradación, volviendo a utilizar su grado de General. Esa titánica lucha culminó cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló en favor del Gral. Gallardo y finalmente la Corte lo amparó en febrero de 2002, en obediencia a las resoluciones de ámbito internacional que al respecto se dictaron.


Libre o preso, José Francisco Gallardo, estudió y luchó. Se graduó en Ciencias Políticas y Administración Pública por parte de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, además de obtener el grado de maestro y doctor en Administración Pública por parte de esa benemérita institución. Entre otros estudios, realizó los de posdoctorado en materia Latinoamericana en el Instituto de Investigaciones Económicas, Observatorio Latinoamericano de Geopolítica (OLAG) y el Centro de Estudios Latino Americanos de la antedicha FCPyS. Con tal preparación, se le invitó e impartió cursos como profesor dentro de la UNAM.





 De ideas sociales muy avanzadas, y con elevado nivel crítico, participó en la política nacional, siendo dos veces candidatos de MORENA para gobernar Colima (en 7 de junio de 2015 y el 7 de febrero de 2016). Hasta antes de su muerte se desempeñaba como asesor de la fracción de este partido en el Senado, además de ser académico en la UNAM. También se le mencionó como fuerte candidato a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, donde habría hecho un gran papel.


No obstante, su filiación ideológica, constantemente señalaba errores y omisiones en que incurría el ejército y aún el gobierno de la Cuarta T, siendo contrario a la manera como se trató el caso del exsecretario de la Defensa Nacional, Gral. Salvador Cienfuegos.


Amante del periodismo, fue subdirector de la revista Forum y colaboró en numerosos diarios y publicaciones de diversa índole, participando en programas de radio, TV y en general en todo medio de difusión.


En la Cámara de Diputados se le rindió un minuto de silencio en su memoria. Jalisco y los elementos del ejército mexicano le deben, en estricta justicia, homenajes y la aplicación de sus ideas, siempre de hondo sentido humano, en contra de todo tipo de abusos y con la idea de servir al pueblo y enaltecer a la Patria.

 

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