jueves, 27 de mayo de 2021

Dos libros de Víctor Manuel Pazarín


 

La vida continúa

 

José Luis Vivar

 

 

Cuando un escritor fallece, quedan sus libros como testimonio de su paso por la tierra. Libros que están a la espera de volver a ser leídos, libros que invitan a nuevos lectores. En otras palabras, la lectura es el medio para que ese autor desaparecido vuelva a la vida, y nos comparta sus historias, sus mundos.



            Uno de esos autores es el recientemente fallecido Víctor Manuel Pazarín, quien deja una obra vasta e interesante, tanto poética, como narrativa. Además de sus ensayos y artículos periodísticos que publicó en diferentes medios impresos y digitales.


            Elegir uno o varios títulos que lo representen no es tarea fácil. Sobre todo, por la variedad de géneros y temática que abordaba. Su versatilidad lo llevó por diferentes caminos en el universo de las letras. Por eso, como lector me inclino por “Puentes”, y “Arreola, un Taller Continuo”.


            “Puentes” (editorial Mala Estrella, 1993), es un pequeño volumen de relatos, y es con el cual Pazarín -como siempre se le conoció-, hizo su debut como escritor. Ese mismo año de su publicación tuve la oportunidad de conocerlo y de recibir de sus manos el mencionado libro con una dedicatoria.





El auditorio “Consuelito Velázquez”, de la Casa de la Cultura de Zapotlán el Grande, fue el escenario para que el poeta y escritor Pedro Mariscal presentara “Puentes”, al tiempo que se dio lectura a algunos de los relatos. Por la calidad de esos primeros relatos, le auguró al joven Pazarín un futuro brillante y de éxito. Palabras proféticas porque a este volumen le siguieron otros más. No se quedó estancado en ese primer libro y despedida, algo tan común en muchas futuras promesas.


El otro libro por destacar es “Arreola un Taller Continuo” (Editorial Ágata, 1995) que presenta una serie de entrevistas con escritores que se formaron en las sesiones del taller literario del escritor zapotlense Juan José Arreola. Dicha obra le tomó alrededor de tres años realizarla, porque conseguir que algunos de esos autores quisieran participar no fue nada fácil. Sin embargo, al final resulta ser un extraordinario trabajo periodístico debido a que lograr extraer lo más representativo de las experiencias vividas en cada participante.


Además del mismo Juan José Arreola, y su hijo Oro, figuran los nombres de 16 escritores, entre ellos: José Agustín, Vicente Leñero, René Avilés Fabila, Jorge Arturo Ojeda, entre otros. A través de esos diálogos, Pazarín logra mostrarnos la metodología de trabajo en dicho taller, algunas anécdotas literarias y de la vida cotidiana del genial escritor.


Muestra también cómo a través del esfuerzo y la disciplina es que muchos lograron convertirse en escritores reconocidos, y cómo las enseñanzas de su maestro les sirvieron y les han servido para mantenerse activos. Es cierto también que algunos de estos autores han fallecido, pero su obra permanece vigente.


Como documento histórico y como obra de consulta, “Arreola un Taller Continuo”, es una oportunidad para conocer al Arreola maestro, al charlista, al hombre generoso que publicaba a sus alumnos en la revista Mester. Y es al mismo tiempo, un ejemplo y un legado que nos deja un escritor llamado Víctor Manuel Pazarín.

 

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