miércoles, 19 de mayo de 2021

Aguilillas y halcones entran en apoyo de las berries y el ganado


 



 

El Volcán/Sader

 

La ancestral interacción del ser humano y las aves rapaces es motivo de un agronegocio y de respuesta a una demanda muy concreta: el control de las aves nocivas para la agricultura y ganadería.



En Jalisco esto es motivo de una creciente demanda de servicios de las aves rapaces para controlar plagas en las plantaciones de berries y en las engordas ganaderas.


Las aguilillas de Harris, los halcones cernícalos y los halcones aplomados, son las especies más utilizadas en el campo para contrarrestar los ataques de aves que afectan seriamente a los plantíos de berries, con el arándano por delante, y a las engordas del ganado.


El ingeniero de la empresa Raptor Control Biológico, Luis Armando Arroyo González, precisó que al momento la experiencia de la presencia de las aves de cacería en los predios agrícolas ha mostrado un 95% de efectividad en ahuyentar a los organismos alados no deseables.





Detalló que el arándano, por el dulzor de su fruto, es un producto muy apetecible para distintas aves depredadoras que se han repelido a través de las aguilillas y los halcones.


Hizo notar que en el caso de las engordas de ganado la proliferación de algunas especies de aves migratorias, como los tordos, trae efecto devastador en el bolsillo de los productores: “Si el ganadero tenía presupuestado terminar la etapa de finalización (del ganado), digamos en tres meses, se les puede retrasar hasta 15 o 21 días. Y muchas veces el productor interpreta que se debe a que el alimento no era bueno, que la marca que estaba utilizando no le funcionó. No es esa la cuestión. La cuestión es que los animales no recibieron la misma alimentación porque los tordos se la comieron”.


A su vez, el presidente de la Asociación Ganadera Local Especializada en Bovinos de Tlaquepaque (AGLEBE), Joao Arenas Covarrubias, aseveró que sí es severo el impacto de las aves migratorias, ya que llegan en “parvadas de miles, además de que suponen el riesgo de transmitir enfermedades de otras regiones”.


Refirió que la cetrería (la disciplina del manejo de las aves rapaces) en el ámbito regional supone el uso de estos agentes vivos para el control de las aves nocivas con base en las condiciones de cada campo agrícola o de cada engorda ganadera.


También resaltó que la vitalidad de los halcones y aguilillas es aprovechada en favor del sector agropecuario. Adujo que, en promedio, diariamente estas aves de caza sobrevuelan de dos a cuatro horas diarias en las áreas de los predios donde se les asigna su tarea de vigilancia de la fauna nociva.


Abundó que incluso este ejercicio que hacen las aves rapaces, responde a los hábitos que tienen como especie, dado que si no lo hicieran se atrofiarían.


Un detalle importante en el manejo de las aguilillas y los halcones, añadió, es que cuando se las trasladan de un sitio a otro, se les protegen los ojos con unas mascarillas (nombradas caperuzas) para que no se estresen, “dado que el cerebro de las aves trabaja en un 90% a través de la visibilidad”.   


     

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