lunes, 9 de marzo de 2020

De los gigantes, ninguno menos










Un momento por favor 


J. Jesús Juárez Martín



En cierta ocasión encontré un niño de nombre Andrés 5 o 6 años, hijo de la Maestra de Biología de un Colegio   donde el pequeño se enfrentaba con un trabajador que sierra en mano hacía trabajo de poda severa sobre los árboles y le llamó con desprecio y coraje: “asesino” porque cortaba los árboles que podaba. En su nivel de comprensión encontró comparación, similitud entre un ser humano y un árbol; los dos: seres vivos. El incidente quedó  guardado  en el inconsciente,  ahora  lo visualizo y lo expreso  con cierta tristeza ante la pérdida de árboles que oxigenaban la población y que son  derribados con autorización oficial, o sin ella, es preocupante, llega a nivel de asombro mezclado con desesperación, porque cualquier pretexto es bueno para justificar cortarlos:  “no deja vista a la fachada”, “nunca podemos tener limpio ese espacio”, “qué bien se vería una ciclovía por la Calzada Madero Carranza”  “está levantando la banqueta”, “son mejor  las plantas de ornato”.

Para todos los árboles caídos, hay y habrá una excusa y dolor mal fingido, porque quienes profesan la cultura de la depredación forestal, su satisfacción consiste en derribar, ¿urbanizar? aunque deshumanicen el entorno, por la lenta pero segura extinción de ciertas clases de árboles y su lamentable desaparición de los espacios urbanos. ¿Dónde están los zapotes que dieron nombre a esta población? Sí los hay, atestiguo que en la Administración del Presidente Municipal Sr. Lázaro Cárdenas en la ceremonia cívica conmemorativa del Día del Medio Ambiente, se entregaros dos plantitas de zapote a las escuelas para ser cultivadas, como reconocimiento a quien le dejo el nombre al municipio: Zapotlán.

 En el Colegio Cervantes, se plantó una de ellas en el jardín de ingreso alejado   del frondoso árbol que cayó derribado por los aires de “Patricia”, el zapote, no se logró, el otro se colocó entre el club Zapotlán y las aulas de primaria y crecía, con los cuidados de Don Ruper, pude verlo crecer hasta agosto del 2000.

En el crecimiento de la ciudad los lugares destinados a la agricultura, para nuevas urbanizaciones mueren árboles, aunque los conjuntos habitacionales parecen forestados y ¡Olé y olé!  lo real es que siguen cayendo árboles por los más disímbolos motivos, en la ciudad con disgusto de los menos y algunos aplausos por la estética del urbanismo, en forma, sencilla y “permanente” que señala taladores, y reclamos ciudadanos... ante las autoridades.




En este contexto existe, tal vez el más grande y hermoso árbol de  Ciudad Guzmán,  se yergue en la esquina sureste del Templo de San Isidro, donde el cajete por las raíces fue destrozado y su acomodo parece adorno, nada las protege y representa  una debilidad mínima al gigante verde, tantas toneladas de ramas, follaje, que son zarandeados por aires, tormentas con necesidad de preventivo mantenimiento por parte de Parques y Jardines, que con respeto se solicita se involucren ¡Ya!  Porque podríamos pronto lamentar trágica muertes de este gigante, dañando en su caída por falta de poda, de personas que pudieran estar cerca de no deseada caída, multifamiliar y refugio de tantos miles de aves y animalitos que ahí forman su ecosistema... y algo mucho más de alteración, vialidad...

Tal vez estos comentarios señalan puntos de indiferencia para muchos, pero nuestra expresión, señala que vale más un grito a tiempo que mil sombrerazos después...

De las últimas diez Administraciones Municipales, la caracterización es la alternancia, 10 Ayuntamientos elegidos por la ciudadanía local, con preferencias de los diferente y tradicionales partidos políticos y PRI, PAN y las dos últimas para Movimiento Ciudadano, para ser gobiernos municipales.

Me permito dirigir la petición con el respeto debido a las funciones gubernativas de Zapotlán el Grande, a favor de la población de Ciudad Guzmán y el esperado turismo, con el aprecio semejante a los posibles lectores anónimos, porque petición y necesidades en la convivencia comunitaria, todos somos testigos de su pulso y hasta protagonistas ciudadanos que honramos o deterioramos el acontecer ciudadano, según la calidad de nuestras acciones y decisiones que configuran nuestra vida ciudadana.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Popular Posts