jueves, 12 de marzo de 2020

El nueve somos todos










Samuel Gómez Patiño


Un 8 de marzo, pero de 1857 la mujer inicia una larga lucha por defender sus derechos, una lucha que hasta la fecha parece interminable. Miles de trabajadoras textiles deciden salir a las calles de Nueva York bajo el lema “Pan y rosas” para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil. Hoy la fecha sirve para conmemorar el “Día Internacional de la Mujer” declarado por la ONU en 1975.

            Un 25 de marzo de 1911, un incendio en una fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York termino con la vida de 123 mujeres y 23 hombres, atrapados dentro del lugar debido a que las puertas estaban cerradas con candados con el pretexto de evitar robos. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.


            En 1909, Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt destacadas mujeres socialistas logran que Nueva York y Chicago bautizarán “Día la mujer” el 28 de febrero. En 1910, Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo, defensoras de los derechos de la mujer proclaman el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora” en la 2ª. Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague, Dinamarca.

En 1911, la mujer se organiza para reclamar el derecho a votar, a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la formación profesional y a la no discriminación laboral en manifestaciones en los países europeos. En México, el derecho al voto de la mujer y a participar como candidatas comienza el 12 de febrero de 1947, pero vergonzosamente en las elecciones del 2009, se dio el caso de las denominadas “Juanitas”, donde 10 legisladoras solicitaron licencia para ceder su lugar a los suplentes, curiosamente todos hombres violentando la equidad de género que pregonan.

En la lucha de la mujer por ser aceptada en la sociedad, reconocemos a Matilde Montoya Lafragua, la primera en graduarse como médico en México el 24 de agosto de 1887. Lucha que la llevo a representar la capacidad femenina en una de las profesiones más complicadas y que además estaba vetada para ellas. Su mejor cirugía: abrir las puertas para las mujeres en la medicina.




No podemos evitar mencionar la lucha del Premio Nobel de la Paz en 2014, convirtiéndose en la mujer más joven en recibirlo a los 14 años; una niña Pakinstani que sólo soñaba por los derechos de las niñas a estudiar, aprender a leer y a escribir, ni la bala que recibió en la cabeza ha detenido su mensaje “un niño, un profesor, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo”.

Celebramos a la mujer el 8 de marzo, a la que lucha por abrirse camino por su cuenta, con su inteligencia, habilidades y cualidades, que tiene derecho a ser tratada por igual por los hombres y en algunos casos por otras mujeres. Por el sudor y la sangre derramada por sus antecesoras. Por las madres que arriesgan su vida para que lleguemos a este mundo. Por las amas de casa en las cuales descansa nuestra educación y las esposas que se convierten en la persona que camina hombro con hombro con sus maridos.

Pero este 9 de marzo, se manifiesta no el odio, no la violencia, no la discriminación, sino la preocupación por un mundo libre de prejuicios, de discriminación no solo hacia la mujer, sino a la vida misma. La consideramos el sexo débil, pero en el papel su presencia se vuelve indispensable en una sociedad progresista. Su entereza en el trabajo remunerado y no remunerado se muestra con su sola presencia. Por eso, debemos de preocuparnos todos porque un ataque a una mujer debe dolernos a todos. La violencia, aunque no termine en muerte debe avergonzar a cualquier miembro de una sociedad que se jacta de progresar.

Alguna vez alguien dijo “somos más los buenos que los malos” y parafraseando les diría “que somos más los que las respetamos y admiramos, que los que las maltratan y asesinan”, entonces ¿porque no se sienten protegidas?

Que es te lunes no solo nos muestren las mujeres su fuerza social y económica sin necesidad de convertirse en lo que critican, pero también que nosotros los hombres estamos dispuestos a respetarlas, protegerlas y admirarlas, como nuestras madres, hermanas, amigas o simplemente como mujeres, como seres humanos.
El nueve somos todos. 


Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Director del Área 1 y
Miembro del Club Toastmasters Ejecutivo de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California




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