viernes, 5 de enero de 2018

Reporte de lectura: El gran viaje


>Un momento por favor       


J. Jesús Juárez Martín






De Zapotlán el Grande para el mundo, expresión con sentido al valorar las obras artísticas de quienes sostienen el epíteto para el municipio: José Clemente Orozco, muralista; José Rolón, músico; Consuelo Velázquez, compositora; Juan José Arreola, escritor; por ejemplificar sobriamente, ahora que leer la pequeña novela “El gran viaje” de J. Manuel Chávez, intensa al afrontar Erzara su responsabilidad con la comunidad como guerrero al cumplir treinta años.  “El gran jefe de la tribu deberá de integrarse al consejo de ancianos en tres primaveras”, prepararse a su responsabilidad: “deberás marchar a las montañas y permanecer en ellas, para adquirir la sabiduría y la fortaleza  de espíritu que requieres para ser digno jefe de la tribu tan gloriosa como la nuestra… vivirás de los frutos espontáneos de la tierra, sin maltratar ninguna de sus criaturas, tomando solamente lo indispensable para  sobrevivir”, puede ser apreciación de lector entusiasmado al disfrutar la obra y en arrebato mide con rasero igual, pero veamos algo del contenido, trama y objetivos  entrelazados de la  novela..

Partió el guerrero singular con los afectos testimoniados de sus hijos, esposa y la tribu que esperarán su retorno en forma, tiempo y con objetivos alcanzados,  respetar la naturaleza y de ella, vivir y  descubrir sus  relaciones de los fenómenos naturales con los seres vivos y alcanzar algo  de  sabiduría… 

“El universo se hace consciente de sí mismo a través de tu razón y tus sentidos…sólo en nosotros, los guerreros humanos el universo ha logrado por fin verse a sí mismo, comprenderás nuestra responsabilidad, el deber de actuar sabiamente para manejar con acierto este destino de ser el universo hecho conciencia”. El encargo bíblico a Adán y Eva de someter mundo y animales, cobra sentido de cuidado y responsabilidad ecológica. Le dijeron los ancianos: “Nunca mates a ninguna criatura si no va de por medio tu vida” … sobrevivir, ese es el desafío, ser comprensivo y respetuoso con la vida silvestre es el sino superior de los grandes guerreros.

Pasaron tres, treinta, noventa y más noche-días, añoraba menos su tribu, sobrevivía con experiencias que aportaban conocimientos de relaciones de las especies vivientes con los ecosistemas, su caminar hacia el norte, consigna tribal de retar el invierno en la tundra… sobrevivirle y regresar sobre sus pasos hacia el regiones del desierto, que diezma especies vegetales y animales, pobres criaturas, ahí el invierno cierra posibilidades y un puñado sobrevive ante los rigores sombríos del señorío  del invierno.

Una de las tantas y sabias lecciones asimiladas es: nada dar por hecho, su antigua forma de entender el mundo, se modifica día a día y está expectante, sabe que lo mínimo, todo es importante en las circunstancias de la vida, ahora aprecia lo ajeno a la caza que sola le colmaba. “Así pudo haber vivido y muerto sin lamentarse de que le hubiera hecho falta” como los demás mueren con tan poco, sin esperar ni pedir nunca más, excepto los del consejo y el gran jefe.

Caminar, avanzar, sólo los descansos necesarios porque consciente era que los primeros días fueron contemplación, parsimonia, disfrutar, ahora; continuar en la postrimería veraniega; había vivido insolaciones, tormentas de relámpagos recorriendo distancias interminables y diluviaba por horas o la neblina matutina impedía visibilidad lejana extremándose la baja temperatura y el asedio del oso que impaciente esperó que  bajara del frondoso árbol y al perseguirlo lo condujo hacia la fatal trampa preparada en defensa de la persecución de días. Destruidos   los bosques primaverales quedaron andrajosos, destruidos por vientos que resguardaban furores de tormentas, ha tiempo…  revalora al jefe y  los ancianos.

 La piel del oso caído, ya seca y ahora le protege en las frecuentes noches gélidas;  los alimentos escasos cuando el paisaje muestra sus miserias, las especies sedentarias dan guerra mortal por la sobrevivencia, descubrió los preparativos para hibernar de los osos, de las ardillas, etc.,   asimilando experiencias y sabiduría. Volverá a su tribu, será el jefe esperado y seguirá con la evolución de la tribu que el jefe actual permitió a mujeres que desean ser guerreras, ser guerreras, equidad y libertad laboral imposible hace tiempo, todos mejoraron y las resistencias familiares se derrumbaron ante la decisión de hijas.

Una manada de lobos le impactó, compartieron, el lobo jefe le enseñó sus mañas y continuaba asimilando para su inminente regreso, percibió de ellos la astucia natural y desarrollada en beneficio familiar y los instintos más cercanos a la reflexión por la unidad, servicio y lealtad, pudiéramos creer que lo invitaban a ser parte de su clan, pero su regreso era destino y vocación…

Tres años y Erzara vuelve a tiempo con su gente, exultante proeza. Fidelidad familiar, lealtad a sus tradiciones, culmen feliz, con la mentalidad de servir, ayudar, evolucionar y cuidar con celo la naturaleza,  casa, granero para vivir felices con trabajo, organización, respeto, cuidados a la flora y fauna, con quienes comparten la naturaleza aquel pueblo predestinado y grande y referente en la historia. 


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