martes, 28 de marzo de 2017

Ricardo Castillo: la crítica no existe

Milton Iván Peralta
Ricardo Sigala
El Volcán/Guzmán

Éramos los tres en un café -en la esquina de un café- donde se decidió sentarnos a armar la entrevista, más bien la plática. Ahí Ricardo Sigala y quien escribe estábamos frente a Ricardo Castillo; la charla sería sobre la obra del autor de “El pobrecito señor X”, fue una charla en claro oscuro, le ventana dejaba entrar la luz sobre Castillo.


Ricardo Sigala.- Cómo te has sentido con la relación de tu obra, de tu presencia, en esta visita a Ciudad Guzmán.

Ricardo Castillo.- Ya había venido varías veces, pero esta es especial, tal vez sea la edad, pero la relaciono mucho con una persona que fue interesante para mí, que es mi abuela, Maclovia Jiménez, quien era oriunda de aquí, me he sorprendido continuamente pensando en ella y en su padre. Para mí fue una buena aliada, esta vez ha sido importante. El encuentro con los jóvenes -estudiantes de Letras Hispánicas- me recuerda lo que fue Guadalajara en los 70´s, mucho interés, veo un entusiasmo, una avidez que es muy grata. 

RS.- He observado el movimiento literario en Ciudad Guzmán, en los últimos 20 años, procuro ser receptivo y procuro ver como se relacionan los estudiantes con los diferentes escritores, yo no había visto que alguna generación tuvieran un vínculo con un escritor de tu tendencia, la cual es algo heterodoxa, coloquial en algún sentido, trasgresor, en Guadalajara lo había visto muy natural la afiliación a tu obra, y en Guzmán no lo había visto hasta ahora. ¿Se te ocurre alguna explicación?   

RC.- Voy a especular en la respuesta, porque podría ser más amplia. Para lo que para mí es definitivo es fundación de la carrera de Letras, que sin duda orientó y calentó el ambiente literario, que debió estar disperso. Ahora en cuanto al interés de poéticas, que uno esperaría que en el interior del estado se tenga una noción de la poesía, más llegada al modernismo, más a las formas clásicas, veo que no, que hay una información, hay una conciencia de los tiempos que corren, una lectura de la historia de la literatura que es fundamental para que el muchacho pueda escribir y tenga sus opciones poéticas posibles. Me sorprendía mucho que hayan invitado a Ángel Ortuño su obra poética es vanguardista, no es una poética fácil de digerir, que llame la atención esto, es una prueba irrefutable de que el mundo se mueve. Todo lo anterior invita a una pluralidad, si prestas atención a ese tipo de expresiones, significa que no naciste ayer.


RS.- Pasando de tu obra, el año pasado se cumplieron 40 años del libro “Pobrecito Señor X”, que en su momento fue un suceso, sabemos que la crítica en poesía se detuvo en tu libro, había mucho interés. ¿Ahora cómo vives la experiencia de este libro, sí como autor, pero a la distancia, cómo lo vez, cómo lo evalúas?

RC.-  Una relación que al principio me sorprendió, tuvo su rato de sensaciones encontradas, de pronto agradables, puesto que eran más los comentarios a favor que en contra, pero igual yo tenía 22 años, vivía en Guadalajara, y no estaba muy preparado para la visibilidad que tuvo el libro, eso obró de una manera a mi favor, pero se convirtió en una relación amor-odio, porque yo siempre tenía que estar dando la cara por el Señor X, seguían pasando los años él seguía joven y yo me hacía viejo, y así siguió pasando. Cuando eres completamente otro vez el libro con cierta extrañeza, le agradeces muchas cosas, qué él activo, como el activar que me dedicará a la poesía de tiempo completo. Pero también, era una pequeña ancla, porque cualquier intención de seguir mi proceso estético, siempre era anulado, siempre estaba debajo de las expectativas del Señor X, porque es muy difícil que un libro de poesía tenga tanto impacto, por el momento, las características en que sucediera, ahora es difícil que un libro de poesía tenga esa atención, todas las poéticas más o menos exploradas, va ser difícil que un libro escrito por un joven, tenga esa atención. Hay cierta impaciencia de El Señor X hacía mí, y de mí hacía el Señor X, nos pedimos cosas diferentes, el hecho es que El Señor X, de alguna manera sigue siendo joven, que conecta con los jóvenes, pero yo ya no soy joven, tengo otros intereses literarios, otra estética, y es esta cuestión paradójica. 

RS.- Alguna vez platicando con alguien, hablaba de que le gustaba hacer la analogía, tu libro inicial, “Pobrecito Señor X”, a él le gustaba verlo como un fenómeno de rock, ese rockstar joven que graba una primera producción y se va, y no lo abandona nunca esa primera etapa. Esta persona me decía que así veía tu libro, y que lo raro era que era poesía, ¿es probable que hayas vivido esa sensación de choque, a esa edad tan temprana?

RC.- Dentro de lo que cabe podría serlo, aquí la variación es que no me retiré. He seguido trabajando, pienso yo que con la misma seriedad, ahora es muy difícil que tu reflexión en torno a tu propio trabajo, pase por una crítica y una resección de un entorno, de un medio literario, donde realmente no existe la crítica, existe muy poca crítica y una crítica condicionada; pienso que hay una pereza crítica, que hay tal cantidad de poetas y de libros, tan basta, que es imposible que aunque quisieran los críticos, puedan cubrir ese terreno, pero tampoco les interesa, y lo poco que hay de crítica en la poesía, se van como un doctor perezoso va al libro de la farmacopea, y lee tales síntomas tal medicamento, responden a clasificaciones, y supongo que cuando llegan, por ejemplo, Señor X, paloma, tache a lo demás, ya no investigan, ya está el mapa, a mí me parece totalmente innecesario pensar en eso, hace mucho que dejé de pensar en una relación crítica, porque es completamente inútil, no existe, entonces con quien tú debes de plantear, una relación es con el lector, de carne y hueso, vivo, por eso me encantó el performance, por eso me gusta tanto la interacción por internet, las redes sociales, formas de hacer llegar lo que tú haces a lectores reales y concretos, que están dirigidos por sus intereses, no por lo que dijo la crítica. Un poeta no puede prestar la mínima atención, a la crítica, porque no existe, y te la pasarás pidiendo que eso existiera y esperar a que te volteen a ver, eso no debe formar parte de la vida de un poeta, porque esa puerta está cerrada.

RS.- Hablas de una relación real con el lector, otra relación real son tus antecedentes, digamos de los ámbitos de donde te nutres para escribir tu poesía, lo más fácil  es pensar vienes de la tradición poética mexicana, hispanoamericana, pero es obvio que en tu poesía hay algo más, hay una relación con el rock, con la cultura de masas, ¿cuáles son tus ámbitos y por qué te interesaron?

RC.- El contexto está en todo ese hervidero heterodoxo que creo que es los años 70´s, que es un crisol de posibilidades, en las que te podías hacer, todas ellas te invitaban a romper la norma, a darle la vuelta de tuerca a las soluciones, eso influyó mucho, el rock tuvo mucho que ver, pero hay un regreso a lo que sucedió a principios del siglo XX, con las vanguardias, de hecho el rock de alguna manera es una vanguardia histórica, que tiene mucho contacto con todo aquello. Se retoma con mucho entusiasmo los poetas malditos, hay una recuperación del movimiento Beat, hay muchas cosas que estaban en el ambiente y uno las tomaba, hasta los intentos de cerrar con Miguel Hernández y Antonio Machado, que no son cosa menor, creo que son cosas importantes. 


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