martes, 4 de octubre de 2022

Alcanza niveles históricos deuda de México en el gobierno de AMLO

 


 

Eduardo Campos Flores

 

Todos sabemos que el presidente Andrés Manuel López Obrador presume en sus conferencias mañaneras y en sus presentaciones que su gobierno no ha aumentado la deuda pública del país, sin embargo después de que se presentara el Paquete Económico 2023 ante la Cámara de Diputados, el Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez reconoció que la deuda de México durante el gobierno de AMLO creció 7%, lo que contradice la promesa presidencial de que no se contrataría más deuda durante el sexenio.



 

Las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dadas a conocer por la prensa demuestran todo lo contrario de lo que afirma el presidente: sí se incrementó la deuda pública durante los años que lleva el actual gobierno federal, y de hecho alcanzó niveles históricos. De acuerdo con los datos de la dependencia, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público en diciembre de 2018, cuando López Obrador tomó posesión como presidente, era de 10 billones 551 mil 718 millones de pesos. Mientras que, en junio de 2022, el saldo era 13 billones 246 mil 123 millones de pesos, es decir. 2.6 billones más que en el inicio de su mandato.

 

La cifra más actualizada es de julio de 2022 y asciende a 13 billones 376 mil 85 millones de pesos, según la SHCP. Si se compara con julio de 2021, esta aumentó un 7.07%. Y si se comparara con julio de 2018, o sea, en cuatro años, la deuda ha aumentado un 33%, es decir, 3.3 billones de pesos más. De acuerdo con las proyecciones del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria CIEP, la deuda per cápita pasará de 120,059 pesos en el presente año a 128,155 pesos en 2028.

 




Bajo este contexto la CIEP estima, quienes vean la primera luz en esta tierra dentro de seis años, serán “bienvenidos” con una deuda de más de 128 mil pesos, sin que hayan hecho absolutamente nada para asumirla, solo con el simple hecho de nacer en este país ya tendrán ese endeudamiento.

 

Pero el verdadero problema no es el hecho de que la deuda haya alcanzado niveles históricos en el Gobierno de AMLO, ni porque las cifras de la SHCP contradigan el discurso presidencial. Economistas señalan que la deuda pública no es algo necesariamente malo, como lo sugiere el presidente, además de que los gobiernos no deberían intentar reducirla o limitarla en medio de una crisis como la causada por la pandemia de COVID-19 y que dejó sin importarle al gobierno miles y miles de fallecidos por falta de atención médica y medicamentos o el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas por los nulos incentivos económicos, que trajo como consecuencia la pérdida de fuentes de empleo. 

 

Académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México señalan, si bien en México la deuda alcanzó máximos históricos, no se puede tomar como un indicador bueno o malo, sino que se debe evaluar para qué se usó la deuda y si se puede pagar después. Es decir, lo más importante el uso que se les dio a dichos recursos financieros y de la capacidad de su pago en tiempo y forma.

 




En el México actual, con pobreza, carencias y desigualdades agudas no es correcto usar recursos adicionales para entregárselos a los acreedores para reducir la deuda. Analistas en la materia plantean que el gobierno debe gastar más para impulsar la actividad económica, para impulsar el ingreso nacional de las empresas e individuos para poder recaudar más. Afirman, “El crecimiento de la deuda en el país no es porque el gobierno esté gastando mucho, sino porque al gastar poco frena la actividad económica, y por lo tanto el gobierno termina recaudando menos, porque la recaudación depende del ingreso de los individuos”.

 

Por eso un gobierno responsable de cualquier parte del mundo tiene que ocuparse seriamente del crecimiento suficiente y sostenido de su economía; y esto incluye a las empresas y a las inversiones. Pero, en México, hace tiempo que venimos arrastrando un crecimiento bajo. Hoy, a causa del mal manejo económico de López Obrador, en 2019 decrecimos -0.1%, y en 2020, ayudado por la pandemia, logró hundir el PIB hasta un -8.4%. Crece enormemente el gasto por los programas sociales e incrementa el despilfarro de recursos para: el mantenimiento de un aeropuerto que no tiene vuelos, en la terminación de una refinería que fue inaugurada pero no produce ni un litro de gasolina, en la construcción del Tren Maya que solo está destruyendo la selva del sureste mexicano, mientras la recaudación se encoge por el decrecimiento de la economía.

 

Está claro que si hubiera crecimiento económico, la deuda pública se pagaba sola, pero AMLO, considera el “cero” endeudamiento como su logro económico más grande y pide aplausos y votos por gastarse el dinero “ayudando a los pobres” mientras reduce a cero la inversión pública. No alcanza a entender que se debe ayudar a los pobres, sí, pero en la medida en que lo permita la inversión pública en las áreas que la necesitan. Que se debe crear empleos y de ser posible bien remunerados, solo así se podrá combatir la pobreza verdadera mente. No manipulando y engañando al pueblo.

Por todo es urgente no solo quitar a López Obrador del poder, sino terminar con su errada y dañina política económica y sustituirla por un proyecto económico superior, que solo puede ser impulsado por un pueblo organizado y educado.




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