viernes, 24 de junio de 2022

Ciudad episcopal VI

 



 

Fernando G. Castolo*

 

 

Si algo evidenció la fortaleza de nuestra Diócesis, en momentos de franca fragilidad, fue la estoica presencia de esta institución religiosa en los acontecimientos sísmicos de 1985. La pronta respuesta a los más vulnerables se justificó en la medida en que el Obispo don Serafín Vázquez Elizalde venía trabajando, desde hacía tiempo, las llamadas Comunidades Eclesiales de Base (CEB's), herramienta que le permitió contar con un dominio pleno sobre las franjas o cinturones de pobreza que cohabitaban en la Ciudad Episcopal.



Gracias a las CEB's, se tuvo una pronta y certera respuesta en atender a las masas damnificadas, por lo que nuestra Iglesia local fue propicia para solicitar, canalizar y distribuir las ayudas nacionales e internacionales que coadyuvaron en la reconstrucción de la trama urbana, generándose, incluso, nuevos desarrollos habitacionales para soportar la fuerte demanda de la doliente sociedad.


Basadas en la teología de la liberación, las CEB's fueron determinantes en dar un auxilio inmediato y eficaz en los individuos de las zonas urbanas y rurales que padecieron terribles pérdidas en su patrimonio, sin contar los lastimosos decesos humanos. Alguna vez, el recordado Padre Munguía expresó: "Don Serafín no era josefino; él se hizo josefino después del 85".





A partir de este episodio don Serafín pudo dimensionar el gran amor que el pueblo le tiene a San José y, seguramente, ello le conmovió de forma abrumadora.


Lo cierto es que aún retumba la fortalecida voz de Su Excelencia en aquella épica Celebración Eucarística que convocó a miles de zapotlenses, y que tuvo verificativo en el Estadio Olímpico: "Qué viva Señor San José!"; y el pueblo al unísono contestaba con lágrimas contenidas en los ojos: "Que viva!".


Aquel fatídico episodio marcó sobremanera y desde entonces, ese tan particular rostro de nuestra Iglesia Diocesana. San José, una vez más, evidenció su casta para salvaguardar a la población; por algo, desde el momento mismo en que se crea la Diócesis de Ciudad Guzmán, fue proclamado santo patrono protector contra éstas y otras calamidades de índole natural.

 

*Historiador e investigador.


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