lunes, 20 de junio de 2022

Ciudad episcopal II


 

Fernando G. Castolo

 

 

La visita a Zapotlán del Nuncio Apostólico en México Carlo Martini, representante de Su Santidad el Papa Paulo VI, en el año de 1971, fue específicamente para informar al señor Cura don Telésforo de Alba y de la Mora, que existía la intencionalidad de cristalizar el anhelado sueño que había invadido los corazones contritos de la feligresía por tantos años: la designación de sede Diocesana a Ciudad Guzmán.



 El señor Nuncio arribó a la ciudad por la noche. Las comisiones que se dispusieron para el recibimiento de tan alta investidura eclesiástica fueron conformadas por personajes que pertenecían a los grupos católicos de la comunidad. Para la recepción se pensó en iluminar las arterias por donde habría de pasar el pomposo cortejo de Su Excelencia.


 La respectiva comisión se dirigió al negocio de don Pancho Villanueva quien, con su caracterizado desprendimiento, obsequió varios litros de aceite quemado, un sinnúmero de latas de aluminio y bastante estopa. Las latas con aceite y mecheros de estopa fueron dispuestas en el frente de las azoteas. Aquello parecía de ensueño. Claro que el humo era tremendo, pero en la noche no se notaba mucho.





El señor Nuncio Apostólico quedó maravillado con aquella profusión de luminarias que se habían dispuesto para recibirle… El resto de la estadía del ilustre eclesiástico bien fue aprovechado para demostrarle que el pueblo de Zapotlán podía hacerle frente a la enorme responsabilidad de ser sede diocesana y que abrazaba con gusto el proyecto latente.


Por supuesto, que también había un constante desánimo por parte del señor Cura quien, aseguraba, Zapotlán "no podría con el paquete". Pero el pueblo reaccionó con todas sus energías y con todo el amor que guardaban como fieles católicos y "le topó".


Los inicios de la Diócesis de Ciudad Guzmán claro que fueron inciertos y desorientados, pero muy pronto se pudieron salvar los obstáculos y evitar la torpeza de acciones y reacciones, hasta consolidar un muy particular rostro de la iglesia católica en la región sur de Jalisco, aquella que circunda a la Ciudad Episcopal: la antigua Zapotlán el Grande.




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