viernes, 24 de junio de 2022

Ciudad episcopal V


 

 

Fernando G. Castolo

 

La denuncia aparece en el mes de junio de 1977. Varios medios de comunicación de la ciudad, sobre todo prensa y radio, así como algún panfleto, hablan sobre la "obligada" renuncia del Obispo don Leobardo Viera Contreras.



La Iglesia local, recién elevada a sede Diocesana, entra en una grave crisis, y muchos auguran la muerte en sus labores. Se habla de catorce sacerdotes y tres seglares involucrados en este penoso asunto. Algunos impresos, inclusive, los mencionan con nombres y apellidos.


Lo cierto es que los "periodistas" han dado una lectura errónea a esta crisis interna de la Iglesia local, poniendo en alerta a la feligresía. El pueblo, obviamente, se encuentra alarmado y las voces populares respaldan incondicionalmente al Obispo, conceptualizando de "traidores" a los rebeldes miembros del clero.





El tema en sí es complejo. En realidad, no existe un argumento "oficial" sobre la postura de la Iglesia local frente a esta situación. Las reuniones "secretas" se llevan a cabo en Sayula y, desde allá, se maquina cómo se debe proceder.


Existe, por parte de este grupo de supuestos disidentes, importantes personajes que guardan comunicación directa con el alto clero de Guadalajara, de México, e inclusive con El Vaticano. Su Excelencia don Leobardo Viera Contreras ha entrado en un estado depresivo que ha logrado deteriorar su, de por sí, frágil estado de salud.


Prácticamente no hay una cabeza que ponga orden a esta crisis, y los medios se vuelven propicios para "dimes y diretes" entre los grupos antagónicos liderados por sacerdotes y seglares que exponen sus muy particulares posturas a la opinión pública. El asunto culmina, finalmente, con la muerte de la figura central de la desatada polémica.





Monseñor don Leobardo Viera Contreras deja de existir el 30 de noviembre de 1977, y las acusaciones de "asesinos" no se hacen esperar. Las riendas de la Iglesia Diocesana de Ciudad Guzmán quedan resguardadas administrativamente por el Arzobispado de Guadalajara, mientras en Roma se determina quién será el nuevo Pastor.


Lastimosamente, este episodio dañó, sobremanera, a la feligresía; pero, debemos de reconocerlo a la distancia, esta prueba superada logró consolidar los importantes pasos que ya se habían dado en la estructura de nuestra recién creada Diócesis, los cuales se vinieron a cristalizar en los subsiguientes años. Lo cierto es que Ciudad Guzmán, la antigua Zapotlán el Grande, es una orgullosa "Iglesia en constante camino" que avanza airosa con un rostro particular.

 

*Historiador e investigador.


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