viernes, 17 de junio de 2022

Ciudad episcopal


 

Fernando G. Castolo

 

 

¿Desde cuándo los zapotlenses alentaron en sus corazones el anhelo de cristalizar la idea de tener una sede episcopal? Ya las crónicas decimonónicas, desde el mismo momento en que fue depositada la primera piedra de la nueva parroquia (1866), por lo suntuoso y ambicioso del proyecto, empezaron a decir que estaban edificando "su Catedral", por ser una construcción inspirada en las formas y en los espacios de la Iglesia Catedral de Guadalajara.



El neoclásico inmueble, sin duda alguna fortaleció esta idea en la comunidad y, orgullosos, apresuraban su pronta culminación, ya realizando fuertes donaciones en lo material o económico, ya sumándose a las faenas, ya cooperando en las alcancías dispuestas, ya convocando a los feligreses en unirse a las asociaciones pías que se encargaron de formar comisiones para el caso...


Esta "Catedral", en su construcción, fue celebrada y aventajada por los subsiguientes párrocos que le sucedieron al Cura don Antonio Zúñiga Ibarra, entre ellos el recordado don Atenógenes Silva y Álvarez Tostado (quien alcanzó la alta dignidad de Arzobispo de Michoacán).


Muy pronto este edificio, símbolo del poder religioso en la región, fue terminado (34 años después) y puesto al servicio del culto público en octubre de 1900. Alentado por este proyecto de tener una verdadera "Catedral", personajes como el canónigo don Antonio Ochoa Mendoza o el Obispo Alfredo Galindo Mendoza (ambos hijos de Zapotlán), impulsaron con su fuerte influencia en las altas cúpulas eclesiásticas esta idea: llegar a ser sede diocesana.






Claro que también los laicos se sumaron a dicha aspiración, muchos de los cuales se encontraban organizados en torno a grupos religiosos como la Acción Católica o Caballeros de Colón. Finalmente, y gracias a la atinada intervención del Arzobispo José Salazar López (de Guadalajara), así como del Obispo Leobardo Viera Contreras (de Colima), el Papa Paulo VI, emite el Decreto "Christus Dominus", el 25 de marzo de 1972, elevando a sede Diocesana tanto a San Juan de los Lagos como a nuestra Ciudad Guzmán.


Entonces sí, la antigua Zapotlán se convertía en la residencia oficial de un Obispo, a quien se le dispuso de un sitial especial para ocuparlo, sitial que se conoce como "cátedra", de donde toman su denominación los inmuebles que habrán de ser la sede del Obispo en turno: la Catedral.




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