lunes, 3 de octubre de 2022

Ejecutivo y legislativo federal, entre dimes y diretes


 

Pedro Vargas Avalos

 

 

Los mexicanos somos muy dados a pronunciar entre renglones lo que queremos decir, para no expresar con franqueza algunos reclamos, opiniones o consejos. Por lo tanto, si queremos entender el mensaje, debemos deducir el sentido de lo que no se dijo con claridad.



            Si lo antedicho es común entre toda la gente, es doblemente habitual para los políticos, personas siempre reacias a exponer con simple verdad lo que buscan o pretenden comunicar. Por eso, cuando alguien habla mucho y poco se le entiende, solemos criticarlo diciéndole: “pareces político”.


            En días recientes, presenciamos una toma y daca entre el presidente de la junta directiva de la Cámara de Diputados Federal (el panista Santiago Creel Miranda) y el líder de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de esa Cámara, el morenista Ignacio Mier Velasco, teniendo como punto central el anuncio del primer mandatario nacional de realizar una encuesta, para saber que opina el pueblo sobre “si el ejército debe continuar coadyuvando para lograr la seguridad pública”.


            Ya sabemos que  para crear la Guardia Nacional (GN) el 26 de marzo de 2019, hubo gran consenso de todos los diputados y senadores para ello, y además, se aprobó en un artículo transitorio de la reforma constitucional correspondiente,  que las fuerzas armadas permanentes estaban autorizadas para continuar apoyando las tareas de ese nuevo organismo hasta 2024, con el fin de que tanto dicha Guardia como las corporaciones policíacas estatales y municipales, se reorganizaran y capacitaran eficientemente, a fin de otorgar la plena seguridad pública que los mexicanos requerimos; logrado este empeño, el ejército y armada volverían a sus cuarteles.






            Como lo anterior, evidentemente no se ha logrado, una legisladora del PRI (la duranguense Yolanda de la Torre, ahora presidenta del Supremo Tribunal de su Estado) presentó iniciativa para que las fuerzas armadas prolongaran su participación, en las tareas de seguridad pública, hasta 2028. Incluso, la legisladora Cristina Ruiz Sandoval, también del partido tricolor, planteó que fuese hasta el año 2029. La Cámara baja aprobó con mayoría calificada (dos terceras partes de diputados asistentes, por ser reforma constitucional) el 14 de septiembre, la reforma, debiendo pasar al Senado para que se discutiese y aprobase en iguales términos; como en esta Cámara alta, los senadores presentes que apoyan esa iniciativa no lograron, por un voto, la mayoría calificada, esta propuesta no se votó y en hábil estrategia legislativa, el 21 del mes pasado se regresó a comisiones, para posteriormente debatir y votar, se supone que estando ya asegurada esa indispensable votación idónea, lo cual  es probable sea este mes de octubre.


            Considerando lo sucedido, el titular del poder ejecutivo federal (Andrés Manuel López Obrador, Amlo) anunció el septembrino viernes 23, que convocaría a una consulta popular sobre ese tema, el cual, siendo tan delicado, no debe resolverse desde las cúpulas sino “que sea el pueblo quien decida”, agregando: “No considero que se deba hacer con el INE, pero sí que la gente pueda votar”. En consecuencia, será la Secretaría de Gobernación quien instrumente esa consulta, que, no siendo vinculante, si puede reflejar el punto de vista claro de la ciudadanía. Al respecto, Amlo sugirió tres preguntas que se formularían a los votantes: a) si están de acuerdo con la Guardia Nacional y su desempeño; b) si consideran que ejército y marina estén hasta 2028 haciendo labor de seguridad pública o ya regresen a sus cuarteles, y c)a que dependencia debe pertenecer la GN: a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), la Secretaría de Gobernación (SG) o la Secretaría de Seguridad Púbica (SSP).


            Ante esa declaración, ni tardo ni perezoso, el domingo 25 del mes retropróximo, el diputado Santiago Creel, apenas electo el uno de septiembre como presidente de la directiva de la Cámara de Diputados para un año, se valió de tan privilegiado cargo para difundir un video. En este, se dirige al Presidente de la República, “con respeto a su investidura” pero en defensa de los diputados y de la Constitución, ante lo que califica como “indebida intromisión” del ejecutivo, quien con la consulta aludida, pretende “presionar socialmente a los legisladores”. Enseguida, en especie de consejo no pedido, aduce Creel, que reformar la Carta suprema es atribución del Constituyente Permanente (CP), (institución formada por las dos Cámaras y  los congresos locales de las Entidades federativas), rematando con tajante frase: “nadie puede estar por encima de él, menos una consulta que va en contra de la propia Constitución”. Según este diputado panista, que aspira a ser candidato presidencial para 2024, el CP es el máximo órgano del país y representante de la soberanía popular. Pero eso no lo dice la Constitución, ya que esta precisa (art. 39) que la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo; que todo poder público dimana de él, mismo que tiene en todo tiempo el derecho de variar la forma de gobierno. Así pues, el flamante diputado Creel no dio bien la lección. Para el día 28 pasado, Creel hizo pública la petición de una entrevista con el mandatario para acordar, políticamente, lo que mejor convenga a la nación. Ese fueron los “dimes” del panista.





            Como es lógico suponer, el adalid de la diputación (Jucopo), Ignacio Mier, inmediatamente salió en defensa del primer magistrado, y le recitó sus “diretes” a Creel, a quien calificó de “hipócrita”: “usted no es ingenuo, lo conozco y con todo respeto quiero decirle que en el fondo ni le importa la Constitución ni el Constituyente permanente, ni la seguridad de… los mexicanos, seamos honestos, usted lo que pretende es iniciar la carrera para lograr la candidatura de su partido en las próximas elecciones” presidenciales. Luego, le endilgó lo siguiente: No reduzca ese honroso cargo de ser presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados que le fue conferido, ahí por la mayoría de las diputadas y diputados, para convertirse en un simple vocero de su partido”, ya que ni siquiera es -Creel-, vocero del Congreso que está compuesto por dos cámaras, y mucho menos puede ser portavoz del CP y en tal situación, lo que hace el panista, es ir contra la Carta Magna, y solo buscar posicionarse para fortalecer su aspiración personal.


            Para vigorizar esas ideas, el guía de MORENA, Mario Delgado, terció y expresó que el video de Creel era una desfachatez, y decía puras mentiras, ya que: “el presidente de la República,…no invade ninguna facultad del Legislativo al promover una consulta ciudadana, pues es promover la participación ciudadana y esta es una de las facultades que tiene la Secretaría de Gobernación…fomentar el desarrollo político, contribuir al fortalecimiento de las instituciones democráticas, promover la formación cívica y la participación ciudadana…” (El Sol de México, 26 de septiembre).


            Entonces, para hacer más interesante el “dime y te diré” entre legisladores, el ejecutivo expuso: “que la opinión sobre la permanencia del Ejército en las calles no se llamará “consulta” porque tiene que buscarse el marco legal apropiado”, advirtiendo que el INE no participará porque luego pide muchísimo dinero para “viáticos, desgaste, viajes al extranjero para ir a ver cómo llevan a cabo las consultas en otras partes…” y se busca no salga caro el sondeo de opinión. En cuanto al diálogo o entrevista con el dirigente de la Cámara de Diputados, Amlo le sugirió al diputado blanquiazul que hablara con el Secretario de Gobernación.


            Los dimes y diretes se soltaron por todas partes y entonces, tanto los diputados Creel y Mier, como el Secretario de Gobernación (Adán Augusto López) y demás políticos involucrados, como que quisieron que las aguas no se encresparan más.  Para alcanzar este objetivo, al terminar una reunión de la Jucopo, el diputado Mier invitó a fumar la pipa de la paz, al diputado Creel, por lo que decidió invitarlo con el propósito, “de garantizar la cohesión y la institucionalidad de los órganos de gobierno de la Cámara de Diputados”.





            Por su lado, el güero Creel, dijo aceptar la junta con Adán Augusto López, para hablar sobre seguridad pública, aunque luego imitó a la Chimoltrufia: “creo tener una solución al problema, a lo mejor me equivoco, a lo mejor no, a lo mejor tiene méritos, a lo mejor no…”.


            Estamos pues ante un evidente caso de la locución popular “Andar en dimes y diretes”. Sobre esta frase coloquial, nos dicen los investigadores del Diccionario Histórico de la Lengua Española, que se inició cuando se encaraban al monarca en España, sus gobernados, hace cientos de años: «Que no hable ninguno con su Rey papo á papo -cara a cara-, ni ande con él á dime y dirte há (direte).» Al respecto, explica la Real Academia Hispana, que la locución “hace referencia a comentarios y habladurías o a intercambio de opiniones, réplicas y contrarréplicas, normalmente sin acritud”.


            El diccionario nos da ejemplos para entender mejor la frase: “Entre tantos dimes y diretes aun no llegamos a un acuerdo”. Y si en las sesiones hay barullo, se dice: “La junta se realizó entre muchos dimes y diretes”.


            Lo cierto es que esta frase hecha, tiene siglos y proviene de las palabras “dime y te diré”, habiéndose transformado ésta en “direte”. Es tan popular, que un conjunto musical moderno, (los Inquietos del Norte) grabó una canción con ese nombre, y en una parte, entonan: “Ni todo es bueno, ni malo/depende quien va a juzgarlo/…Entre chismes y alcahuetes/desperdiciamos la vida/por querer tener la razón/no tienen sentimientos, ni tienen corazón.


            Y eso es cabalmente lo que hacen nuestros políticos: hablan y hablan, para finalmente demostrar que, como siempre “andan en dimes y diretes”, en muchos temas. Con ello acreditan generalmente, que no tienen memoria, ni sabiduría, ni palabra, y mucho menos, corazón.

 

 

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