jueves, 9 de junio de 2022

Triunfo que amarga





Juan José Ríos Ríos



Los Resultados de las elecciones del domingo cinco de junio es un triunfo para un proyecto político, que amarga a quienes en otros tiempos gozaron, impunemente, del poder en el país. Tanto es así, que poco se dice o habla del tema, pues junto con los partidos que no alcanzaron sus metas, quedó de manifiesto el amasiato y corrupción que ha prevalecido no solo en el medio político, también empresarial, incluidos medios de comunicación masiva.



En este proceso considerado como democrático, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ganó en cuatro de los seis estados donde se celebraron elecciones, en una jornada en la que más de once millones de personas eligieron gobernadores en los estados de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo.


Morena obtuvo a victoria en Oaxaca, Hidalgo, Tamaulipas y Quintana Roo, mientras que la coalición opositora gobernará en Durango y Aguascalientes, aunque la participación no superó el 55 % en ninguna entidad, informó el Instituto Nacional Electoral (INE). Por estos resultados, MORENA gobernará en veinte de los 31 estados que conforman México, más la capital. Aunque la presencia de Morena en los gobiernos estatales llega hasta los 22, por sus alianzas en San Luis Potosí y Morelos.





Por lo que se refiere al Partido Acción Nacional (PAN) conservó Aguascalientes, con Teresa Jiménez, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) logró en coalición el triunfo en Durango con Esteban Villegas. Unos 11,7 millones de electores fueron llamados a las urnas en esta elección, en la que también se votó por legisladores y otros cargos locales.


De este evento las autoridades electorales destacaron la elevada abstención, rondando entre el 50 y el 60 % en algunos casos. Se trata de la participación más baja si se compara con los comicios de 2010, en los que se registró una asistencia del 85,91 %, cuando estaban en juego 16 estados. En 2016, el 58,65 % de los que estaban llamados a votar no fallaron, mientras que en las últimas elecciones, las de 2018, se produjo una participación del 67,22 %.


Las elecciones del cinco de junio dejan, muy en claro, además del sabor amargo de la derrota para quienes no ganaron, que los ahora llamados partidos de oposición, antes en la opulencia, como lo fueron el PAN y el PRI, con la sombra del PRD, no solamente han perdido el poder y la credibilidad, producto de la corrupción cupular, de sus dirigentes, por dejarse manipular por quienes tienen el poder económico y el control del país, olvidándose  no solamente de sus principios, que sólo son letra muerta, y desdeñando a sus militantes y simpatizantes, son resultados de su soberbia y falta de honestidad, ya con nada se salvan.





De nada valdrá que cambien de dirigentes, si es que habrá movimientos a nivel cupular, tampoco que modifiquen sus estatutos, como lo ha hecho Movimiento Ciudadano, quien anunció al Instituto Nacional Electoral que modificó sus estatutos como agrupación, creando grupos de apoyo a pueblos originarios, personas de la tercera edad y de la diversidad sexual. Además, busca atender a personas víctima de violencia política de género. Ahora si tienen preocupación por los demás, pero de nada servirá mientras el poder, del dinero y político, siga en las mismas manos.


Y esto es para todos, no basta ganar una elección, se quieren cambios, reales, en la forma de hacer la política nacional, estatal y local, que haya un manejo honesto de los recursos públicos, mejores resultados como gobierno, como se están dando por parte de la jefa de gobierno, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Dinero hay, lo que ocurre es que se lo roban unos cuantos, los resultados que tienen los perdedores son producto de lo que siempre han hecho, mentir, robar y creerse dueños del país y de la gente, la lección no la supieron entender y ahora sufren la derrota de sus malas decisiones y burda actuación, como dirigentes de partidos.


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