lunes, 25 de octubre de 2021

Estábamos mal, ahora estamos peor


 

Salvador Mateo

 

 

Hace pocos días, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dio a conocer, a través de diversos medios de comunicación, que la población en México que cotizaba en algún esquema de seguridad social disminuyó de cerca de 21 millones en 2019 a 19 millones en 2020. 



Alrededor de 2 millones de trabajadores dejaron de aportar para una pensión, acumular semanas para un día jubilarse, tener derecho a una incapacidad pagada o al acceso directo a los servicios de salud. En América Latina y el Caribe, sumando el aporte de nuestro país, 8 millones de personas dejaron de cotizar para una pensión y la protección social debido al impacto de la pandemia en los mercados laborales.


La OIT señala, si bien la mayoría de las personas trabajadoras en América Latina y el Caribe laboraban en la informalidad antes de la pandemia, la región había aumentado el número de cotizantes a la seguridad social. Pero el impacto económico de la emergencia sanitaria arrasó con los avances en la materia logrados en la última década. El organismo explica que esto no ha sido así en otras recesiones, ya que generalmente el empleo informal absorbía a los trabajadores que dejaban el sector formal y limitaba el aumento del desempleo. Pero esta vez, debido a las restricciones sanitarias para frenar los contagios de la covid-19, el sector informal tuvo mucho menos oportunidad de seguir con sus actividades.


El panorama descrito por la Organización Internacional del Trabajo, se replica en México tal y como lo registran las estadísticas oficiales. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registra, el país inició el 2019 con más de 55.6 millones de personas ocupadas. De ellas, más de 20.9 millones tenían acceso a los servicios de salud por parte de su empleo y más de 34.3 millones laboraban sin seguridad social, el organismo estimó que de abril a junio de 2020 más de 12 millones de personas no pudieron seguir laborando o fueron despedidas. De acuerdo con la OIT, al menos 2 millones de ellas sí tenían seguridad social, pero dejaron de acceder a varios derechos que les otorgaba esa cobertura al quedarse sin empleo.


El 30 de septiembre de 2021, en el portal www.mural.com del grupo Reforma fue publicada una nota que dice: en el País hay 9.5 millones de trabajadores que aunque se encuentren laborando en empresas registradas ante el SAT y que pagan impuestos, sus condiciones laborales son informales. Según un análisis de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI), en el segundo trimestre de 2021 existían 9.5 millones de trabajadores en esta situación, lo cual representa 30.7% de los trabajadores informales. Esto quiere decir que una tercera parte de los empleados informales se encuentra en una situación precaria, a pesar de que sus empresas están dentro de la normatividad.



Como se ve en el 2021 el escenario no es halagador para México en materia de seguridad social. Sin embargo, los mexicanos estamos escuchando que el presidente Andrés Manuel López Obrador informa que a poco más de un año y medio de que inició la pandemia de Coronavirus, ya se recuperaron todos los empleos que se perdieron por la contingencia sanitaria, e incluso se tienen más. En una de sus mañaneras indicó que hay entre 60 mil y 80 mil empleos arriba de los que se perdieron por la pandemia, además de que actualmente hay más de 20 millones de trabajadores inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).


Además, como es su costumbre el mandatario federal rechazó los resultados en las cifras de pobreza que fueron dadas a conocer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y dijo que él "tiene otros datos". Expresó “No acepto, tengo otros datos, la gente está recibiendo más y aun con la pandemia la gente tiene para su consumo básico y algo más importante no han perdido la fe”. Esto luego de que el CONEVAL reportó que de 2018 a 2020, el porcentaje de personas en situación de pobreza aumentó dos puntos porcentuales al pasar de 41.9% a 43.9%, es decir de 51.9 millones de personas a 55.7 en los dos últimos años.


No hace falta mencionar que muchos de los problemas de México llevan décadas, y la pandemia solo vino a hacerlos más visibles. Pero en sexenios anteriores, cuando menos no negaban o minimizaban abiertamente las cifras oficiales, con lo cual sin temor a equivocarnos nos es posible afirmar que ahora estamos peor que antes.


No solo es la terrible realidad de nuestro país, también hay informes que sustentan lo arriba afirmado. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS) en colaboración con el IMSS, en 2017 estimó que 102.3 millones de personas estaban afiliadas a servicios de salud, cifra que representa el 82.7% de la población total. De los 123.7 millones de personas que había en ese año en el país, 39.3% tenía Seguro Popular y 36.3% IMSS, es decir, casi ocho de cada de diez personas estaban afiliadas a estas dos instituciones, lo que implica que 21.4 millones no tenían seguridad social.


Mientras que, en 2021, o sea en plena Cuarta Transformación y pandemia; 33 millones de mexicanos no tienen acceso a servicios de salud de la seguridad social, el 26% de la población nacional carece totalmente de afiliación a servicios de salud, ya sea pública o privada. Con base a estos datos no hay duda de que estábamos mal, ahora estamos peor.


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