martes, 26 de marzo de 2024

Orgullo de Zapotlán: general de división Arturo Galindo Romero



 

Fernando G. Castolo*

 

 

Deambular por el municipio de Zapotlán el Grande tiene su recompensa. Ser, como se dice, "chile de todos los moles" nos permite conocer rincones, sabores, paisajes, consejas y personajes que le dan ese sentido de identidad tan peculiar que tiene el entorno de nuestro valle cobijado por montañas.



Así, tomamos rumbo hacia la Delegación de El Fresnito, al pie del Nevado, donde fuimos recibidos por un personaje nada ordinario: de aspecto solemne, pero de ademanes alegres. Se trata del Señor General de División don Arturo Galindo Romero. Este rango militar constituye un nivel OF-8 en la clasificación de rangos de la OTAN. No existe ningún otro rango superior en nuestra nación, aunque sí existen dos autoridades arriba de éstos: el Secretario de la Defensa Nacional y el Presidente de México. Ningún hijo de Zapotlán el Grande ha llegado a tan alta jerarquía militar, cuando menos documental hablando.


El General de División don Arturo Galindo Romero, nació en el barrio de Quintanar de Ciudad Guzmán, en el año de 1939. Cursó sus estudios básicos en su tierra natal para, de ahí, partir a la Ciudad de México, donde sería parte de la plantilla estudiantil de Heroico Colegio Militar. Con objetivos firmes, se mantuvo concentrado en su constante preparación, a fin de escalar, con méritos propios, los peldaños de la competitiva carrera que lo posicionó, finalmente, en el difícil arte de la estrategia militar.





Su acuciosidad le permitió acceder a importantes encomiendas de sus superiores jerárquicos, demostrando, una y otra vez, su gran disciplina y, por ende, el éxito seguro de sus acciones. Recibió varias condecoraciones, tanto en México como en el extranjero, y así mismo, tanto en la milicia como en el deporte, dado que llegó a representar al país en alguna edición de los Juegos Panamericanos, dentro de la disciplina de la equitación.


También fue distinguido con el Premio Jalisco, así como con un sinnúmero de reconocimientos que dan cuenta de sus notables méritos a una carrera militar en la que se entregó a raudales. Todo un ejemplo vivo a seguir, sin duda alguna. Con sus casi 85 años de vida aún se percibe en su mirada la gallardía con la que dirigió su vida profesional, pero en esa misma mirada también existen rasgos que ennoblecen el orgullo por lo que se es: un zapotlense de cepa que guarda en su humildad la grandeza de los hombres y las mujeres que le han dado lustre a esta Ciudad Guzmán.




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