lunes, 25 de marzo de 2024

Sucesión jalisciense 2024: grandeza en vilo


 

Pedro Vargas Avalos

 

 

La nominación de gobernador en el Estado de Jalisco, vía comicios democráticos, está en pleno proceso, y el inminente dos de junio tendrá un desenlace, a la par de que se votará para ejecutivos en otras ocho Entidades federativas y que, en la nación entera, el pueblo decidirá la alternativa de si tendremos continuidad con cambio o salto de reversa. El añadido será la elección del Congreso de la Unión (cámaras de diputados y senadores), la integración de los Congresos estatales y la votación para formar ayuntamientos.  No en balde se asegura que es la elección más grande de nuestra historia oficial.



            Constriñéndonos al caso jalisciense, existen tres candidatos quienes cargan en sus espaldas, recobrar la grandeza que, en el pasado, nuestros ancestros dieron al Estado. No es poca cosa que la lucha por la independencia nacional en Jalisco haya registrado su etapa estelar, cuando el Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo, asentado en Guadalajara, -27 de noviembre de 1810 al 17 de enero de 1811- organizó el primer gobierno mexicano, abolió la esclavitud, fundó el periódico independiente (El Despertador Americano) y emitió bandos para enfilar a la nación rumbo a su emancipación política.  


            También es de tener presente, que estas tierras fueron la cuna del federalismo en nuestra república (con Prisciliano Sánchez y el Doctor José de Jesús Huerta), y que entre los próceres del municipalismo, dos paisanos figuran como sus máximas columnas: ellos fueron el laguense Francisco Primo de  Verdad y Ramos, síndico del Ayuntamiento de la capital mexicana en 1808, quien enarboló el principio de la soberanía popular, idea que complementó entre 1914 y 1917, el insigne presidente del Congreso Constituyente de Querétaro, diputado por Guadalajara y nativo de Ahualulco de Mercado, Don Luis Manuel Rojas, autor de la ley del municipio libre y del proyecto del proyecto de reformas a la Constitución de 1857, a la postre cristalizado como nuestra ley suprema, hoy por hoy aún vigente.


            Jalisco tiene en su aureola, haber sido sostén de la república con visionarios como Valentín Gómez Farías y Mariano Otero; crisol de la Reforma, con los esforzados Pedro Ogazón e Ignacio L. Vallarta; bastión contra la Intervención francesa, con el heroico general Ramón Corona, y pionero de la Revolución de 1910, con los precursores del movimiento, el líder obrero Manuel M. Diéguez y el abogado de ideales agraristas Wistano Luis Orozco, aquél tapatío y este de San Cristóbal de la Barranca.


            Así pues, cada uno de los tres aspirantes al poder ejecutivo local, debe asumir su grave papel de encauzar a la Entidad para que vuelva a ser adalid del país. Sin embargo, no podemos ocultar nuestra incertidumbre de que esa meta se cumpla, luego de que presenciamos el primer debate -de cuatro que están programados- desarrollado el domingo 17 de marzo, en nuestra Perla Tapatía.





            Para darnos cabal cuenta de lo anterior, comencemos por leer lo que en primera plana publicaron, al día siguiente del encuentro entre aspirantes, algunos diarios de Guadalajara. Dice El Informador: “Candidatos se suben al ring”; y lo colma el rotativo Milenio: “Más descalificaciones que propuestas en el debate a gubernatura”.


            Lo anterior se entiende mejor con lo que difunde S. Cabañas en su leída “Cúpula” de Mural: “Si hubiera que definir en una sola palabra el debate de quienes compiten por la gubernatura, esa palabra sería: insustancial.” (Mural, opinión, S. Cabañas, Cúpula del 18-III-2024). Al respecto con certero tino, Gabriel Ibarra Bourjac, afirma en su columna de la fecha antedicha, en el semanario “Conciencia Pública”, que el encuentro constó de ataques y descalificaciones entre los candidatos, lo cual opacó sus propuestas. Y añade: “Resultó un debate muy pobre, que poco aporta a la confrontación de las ideas, toda vez que por momentos parecía una competencia en las redes y no entre quienes aspiran a gobernar Jalisco, quedando mucho a deber. Al verlos y escucharlos, más allá de que les permita ganar simpatías o seguidores, se alimenta la percepción ciudadana de lo deteriorado que se encuentra la política.”


            Para comprobar las valoraciones precedentes, citemos algunas de las frases emblemáticas de cada competidor por la gubernatura jalisciense. En su orden de presentación fue primera en hablar Laura Haro, diputada federal con licencia, representante de la coalición “Fuerza y Corazón por Jalisco” que integran los partidos de Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), por cierto, en la opinión popular, muy decaídos y tildados como descompuestos. La expresión más agresiva fue: “En Jalisco vivimos los gobiernos de la muerte”, luego de enfatizar que quien sostiene que habrá continuidad y estatalmente todo está bien, lo hace porque “no tiene vergüenza” (con esto palidecieron sus adversarios). Luego afirma que ella se ha caracterizado por el arrojo en toda actividad en que participa.





            El segundo en hacer uso de la voz fue el empresario Pablo Lemus, alcalde de Guadalajara con licencia, postulado por Movimiento Ciudadano (PMC) organismo cuyo único bastión en nuestra nación es Jalisco, y que localmente, está dominado por el “alfarismo” es decir, los seguidores del actual ejecutivo Enrique Alfaro Ramírez, quien sostiene relaciones accidentadas con el fundador y dueño de ese partido, Dante Delgado. Con cierto aplomo, este colector de presidencias municipales -2 veces seguidamente de Zapopan y luego, una de la capital estatal- pregona que nunca ha sido miembro de partido político, y que ha gobernado los municipios mas importantes de México, aseverando que, de ser electo, trabajará coordinadamente con la autoridad federal (muchos oyentes se preguntaron: ¿a pesar de criticarla tanto?) y con entes internacionales.


            Cerró el primer bloque de pretendientes al máximo poder jalisciense la abogada, diputada hasta 2023, Claudia Delgadillo, cuya alianza encabezada por Morena y complementada por 4 partidos más (el del Trabajo, PT; el Verde Ecologista, PVEM; y de ámbito estatal, Futuro y Hagamos) tiene por divisa “Sigamos haciendo historia en Jalisco”. De arranque predijo que los ciudadanos resolverán en la jornada electoral, si quieren confrontación o coordinación, suponiendo que, con ella, la Claudia presidencial, tendrá evidente acoplamiento, claro, de ganar ambas Claudias sus correspondientes desafíos. Para ella, el Estado requiere que imperen los principios del Lopezobradorismo: “no robar, no mentir, no traicionar”. De otra manera se tendrían seis años más de indolencia y corrupción, continuando el aislamiento en que ha sumido a Jalisco el actual gobernador, quien en cambio mantiene al Estado como el primero en” narco laboratorios, fosas clandestinas y desapariciones”. Asegura que tenemos localmente un policía por cada tres mil habitantes, ofreciendo que, con ella de gobernadora, se poseerá un agente por cada mil pobladores, además de que se les mejorará integralmente. Su frase de campaña en este rubro lo dice todo: “La paz es fruto de la justicia” meta que conseguirá de la mano de Claudia Sheinbaum.




            En el segundo bloque del debate, cuando los moderadores (Agustín Ramírez Góngora y Mayra Alicia Carrillo, esmerado el primero y apta la segunda) formularon preguntas, se desataron los embates, siendo los más agresivos contra Claudia Delgadillo, a quien Laura Haro le expresó que los gobiernos de MORENA son destructores y “todo lo que tocan lo echan a perder”, añadiendo que la administración federal ha sido “el peor enemigo de los municipios”. En el Jalisco emecista, afirma esta acometedora aspirante, una buscadora de desaparecidos, es calificada como “desestabilizadora” y a los jóvenes que reclaman sus derechos, se les levanta y encarcela; para sobrecoger, muestra un letrero que dice: “Cada dos horas y media desapareció una persona”. Con ella nada de eso sucederá es su promesa, rematando que deben practicarse los candidatos exámenes de confianza, como ella lo hizo, pues “no tiene cola que le pisen”. Cuando considera oportuno, menciona que Xóchitl Gálvez es su apuesta para la presidencia.


            Por su lado Pablo Lemus, supuesto heredero de Alfaro, por lo que Claudia Delgadillo lo rebautizó como “Pablo Alfaro”, también enderezó sus misiles contra la morenista y los gobiernos de su alianza (el federal y 23 entidades federativas) donde acusa no hay coherencia, y en cambio registran resultados negativos: el gobierno federal tiene abandonado a Jalisco, sostiene.


            La abanderada del lopezobradorismo en el Estado, como pudo se defendió de las acometidas que le atizaban sus adversarios. Haro repetía que el régimen federal “es lo peor que le ha pasado al país”, queriendo pulverizar al poder judicial y los organismos autónomos. Lemus, redobla sus críticas a Delgadillo, porque esta pretende que en el Estado se gobierne como en las Entidades donde mandan los morenistas, las cuales por cierto muestras cifras espeluznantes en delitos e inseguridad, ejemplificando con Colima, la cual según el apartidista sostenido por MC, es primer lugar mundial en ilícitos graves. De esa forma, Delgadillo se resguardó como pudo y contratacó, señalando delicados errores económicos de Lemus cuando gobernó Zapopan, a lo que éste le contestó que no se enojara. Claudia le reiteró que ella no se enojaba, sino que se reía, y en cambio “Pablo Alfaro”, si tiene probado ser un completo mentiroso.


            Enfrascados en una toma y daca borrascosa, en la cual Haro manifestó que tanto MC como Morena eran lo mismo; y señaló como desánimo de Lemus no respaldar ni mencionar a su candidato presidencial, (el aludido remarcó que no lo mencionaba porque no ocupaba ese apoyo para triunfar) la priista finalmente se presentó como la opción mejor, pues los otros dos competidores no solo son lo mismo, sino que están propiamente descalificados.


Por su parte, Claudia Delgadillo, tras capotear los agravios que le enderezaron sus dos contendientes, “quienes atacan, descalifican y mienten” pero ya se van, prometió traer todos los programas sociales que alienta la Cuarta Transformación, gobernar con la sociedad  y lograr, conjuntamente al pueblo sabio de Jalisco, la paz con desarrollo, ya que “al tren de la transformación nada lo detendrá” y ahora es tiempo de mujeres, de las que dan confianza, recordando que  esa palabra se escribe con “C”, igual que se escribe Claudia.


En cuanto a Lemus, el destacado empresario metido a político ofreció sobrepasar al abandono que en seguridad nos tiene Morena, crear un efectivo sistema de salud y trabajar juntamente con la comunidad del Estado, lo cual garantiza no solo por su experiencia de alcalde, sino porque al no tener militancia con partido alguno, podrá ir de la mano con toda la población.


Así concluyó este borrascoso debate; confiamos que en los siguientes tres programados, se arrojen efectos que permitan atisbar al menos, que debemos tener esperanzas de que la grandeza de Jalisco no siga en vilo, como por ahora todo indica continuará, para tristeza de quienes habitamos en este hermoso terruño.

 

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