martes, 22 de agosto de 2017

Mis ojos lo vieron





Alejandro Quiroz




Mis ojos vieron un actuar sin justicia llegando al grado de perder el respeto a las canas, mis ojos vieron ese día 15 de agosto, en el patio de presidencia el olvido de saludar a todos, saludando solamente a algunos, mis ojos vieron caras enojadas de ver otras caras enojadas. ¿Para qué pasa esto en nuestra comunidad? Debemos ver que, si consideramos sólo a algunos como nuestros amigos, o más cercanos y a otros ni los miramos, con ello juzgamos mal y no somos justos. 


“Por sus frutos los conoceréis”, dijo Nuestro Señor para que analizáramos, ¿qué fruto estamos dando? para que pensáramos en nosotros y viéramos cómo reaccionamos ante los demás, para que cayéramos en la cuenta de que podemos ser esos falsos profetas con cara de buenos, santos y perfectos, pero que por dentro sólo buscan su propio bien y no el de los demás. Uno de los ganadores del mérito ciudadano, el Sr. Julio César mencionó esa parte significativa de la palabra de Dios para que la oyéramos. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, dijo también nuestro amado Señor Jesucristo. La verdad del día quince de agosto, fue que el paro laboral inició a las 8 am. Eran después de las 9, y todavía no había salido el señor presidente, ni ningún alto funcionario para ver qué pasaba con la atención a la ciudadanía que no se estaba dando a causa de la suspensión de labores de servidores públicos, y eso, significa algo. 

Significa que no se pensó en el pueblo. Se pensó en unos revoltosos que no lo somos. ¿Para qué es este movimiento? Para buscar una reacción en la autoridad y que se mejore la atención a un pueblo que lo requiere. Este hecho, tiene su raíz en que no se ha capacitado, ni motivado al personal de una manera sistemática. La protesta, refleja una falta de visión hacia las prioridades que debe tener y cuidar todo organismo laboral o institución. La administración ha enfocado esfuerzos a la obra pública y este punto es bueno, pero se debilita al faltar el apoyo a la fuerza humana que produce esa obra pública. El fruto no es maduro. En la manifestación del 15 de agosto del 2017, año de Jesucristo, ya en el patio central, no se nos saludó, no se nos dijo: "Buenos días" de parte de la autoridad municipal representada por el Lic. Alberto Esquer. Cuando los compañeros levantaron sus pancartas a fin de que se viera su manifestación, y todos lo vieron, se esperaba la palabra que no se dijo: “Hola compañeros servidores, sé que están en paro. Buscaremos una solución a sus demandas, gracias por acompañarnos en este evento”.

 Esa es la autoridad que tiene amor, más que justicia. Tenemos un Dios de amor, más que un Dios de justicia. Mis ojos vieron los aumentos de sueldo de 5, 2 o más miles, de los funcionarios públicos y los cientos de pesos de los servidores de base. Algo pasa y debemos verlo; solamente el sometimiento a un Dios amoroso y benigno, puede traer amor a nuestros corazones, para ver que hubo una lucha no fácil, este martes en las filas de los trabajadores del H. Ayuntamiento. Hubo unidad. Hubo desatención al pueblo. Hubo disculpas de los que servimos por el paro. Hubo premios al mérito ciudadano a cinco ciudadanos muy respetables. Hubo una mención de Dios por parte del alcalde. Hubo una palabra del Hno. Navia que nos recuerda en sus oraciones, gracias hermano. Hubo una promesa del galardonador Ascencio para servir a su pueblo. Hubo miradas feas a los trabajadores como diciendo ¿Qué hacen aquí? Si es nuestro lugar de trabajo, es donde servimos a este pueblo y estamos realizando una manifestación legítima y pacífica. Hubo sillas que faltaron y no se trajeron. Estaban las blancas y no se acercaron. Podrían haber estado sentadas todas las personas. Podría haber empezado a tiempo el evento. Ese día especial, mis ojos vieron las lágrimas de mi amigo Luis Barragán a quien se le quitó el apoyo del programa 65 y más y pasa dificultades. Mis ojos vieron sus lágrimas de pesar por su joven amado. Qué necesidad tienen los hijos de ser buenos con sus padres, de honrarlos y obedecerlos para que les vaya bien en esta vida. 

Mis ojos vieron que no es sólo decir: “Fuera Esquer”, si no que en ese decir se oye la voz interior del pueblo que dice: Fuera de todos nosotros la falta de humildad, fuera del papá todo deseo de someter a los hijos y a la madre. Fuera todo mal consejo de los profesores a los alumnos. Fuera toda opresión de los patrones a los trabajadores. Fuera toda falta de fidelidad en los matrimonios. Fuera toda palabra de maldición de la boca de nosotros. Voz de uno que clama en el desierto, enderezad los caminos del Señor. Cambien su manera de actuar y de vivir. Honren a Dios Padre. Voz de libertad para los cautivos de dogmas religiosos impuestos por hombres que te dicen que, si no te confiesas cada año, pecas, y aún, que te confieses ante un hombre igual que tú de pecador o peor. Voz que confronta a los hombres que te mienten diciendo que el Dios todopoderoso se hace una hostia o el vino se convierte en su sangre. 




Cosas que reflejan la ignorancia del hombre. Voz que te dice no adores al palo, o a la piedra, no te dejes engañar por los falsos cristos. Eso es lo que sale de nuestro pueblo porque anhela tener un Dios vivo, que habla y bendice. “De norte a sur, de este a oeste, ganaremos esta lucha cueste lo que cueste”. Es el Dios de los ejércitos, Jesucristo es su Nombre. Siendo Dios, se hizo hombre como muchos trabajadores que luchan por tener un trabajo seguro. Como muchos mexicanos que anhelan tener un país hermoso, un gobierno sano, una vida buena. Como servidores públicos tenemos derecho a capacitación, a motivación, a que se nos permita conocer otros departamentos y sentirnos parte de una organización unida. ¿Qué nos une? ¿Sólo el que nos paguen nuestro trabajo? ¿El gafete de servidor público, que, por cierto, la mayoría de los empleados no lo porta y ninguna autoridad promueve el que se porte? O como dijera un regidor que lucha: “Yo no recibí el gafete por llevar un garabato y no el logotipo oficial” El gafete tiene sentido no por si me gusta o no, tiene sentido para que el ciudadano que llega a mí, sepa que no tengo que ocultar nada. Ahí está mi nombre, ahí está mi puesto, estoy para servirte. En el organismo público municipal se requiere capacitación en todos los niveles, en los funcionarios que no atienden a las personas, que piden a la secretaria que les diga que no están, o que no contestan el celular si no les gusta quien les llama; en los empleados que no contestan las llamadas telefónicas porque no les "toca", en los servidores que no han querido recibir reportes ni usar el sistema servitel, porque piensan que tienen mucho qué hacer y eso no les corresponde. 

Es una lástima que ese sistema, implementado y trabajado con gran esmero por los compañeros de Tecnologías de la información, no se utilice para bien de la población, y para tener un mejor orden en la atención a las peticiones y comunicaciones ciudadanas. ¿Hasta dónde hemos perdido la confianza en que hay un Dios que todo lo ve y la fe para actuar, para vivir siendo responsables, buscando superarnos y dando buenos frutos? Zapotlán el grande necesita a Dios. El Ayuntamiento necesita saber que el Señor es su autoridad y confiar en Él a través de su palabra. El conflicto es grande compañeros, y sólo se puede solucionar si le permitimos al Señor que obre en nuestros corazones para bien de todos y veamos que la gloria es para Él. La demanda de que el gobierno no intervenga en los asuntos sindicales, la demanda de que se mejore la atención a nuestro patrón, el pueblo. La demanda de, que se haga justicia en el nivel salarial de los trabajadores, la demanda de que se les otorgue la base a servidores que ya la ganaron, la demanda que se cumpla con lo que se dice, sólo se alcanzará siendo veraces. Ese día 15 se dijo que la siguiente reunión del personal inconforme con la autoridad sería el jueves por la tarde. El día 17, ahí estuvieron los trabajadores del h, en el jardín principal a las 18 horas. En ese jardín que refleja el esfuerzo renovado por hacerlo bonito, pero no alcanzado, ya que todavía siente dolor por las talas de aquel día. Jardín, que aunque se ha querido que se vea como un jardín bello, se ve con el desorden de un pueblo que pisa el prado, que deja basura y que no lo quiere bonito, y con la falta de firmeza de un gobierno que no pone orden convenciéndonos y obligándonos a que lo cuidemos. 

Qué pena seguir siendo desordenados, amigos de esta ciudad, cuidémoslo, es nuestro jardín. Esa tarde, ahí estuvimos bastantes servidores públicos, esperando la respuesta de la autoridad municipal, sin recibirla. Esto es semejante a estar en una oficina para hablar con un funcionario, y que mientras, llegue otra persona después de ti, y lo pasen antes que tú que tenías ya el turno ganado. Hay corrupción, háganle como quieran necesitamos cambiar. Hay cosas que se tienen que aclarar, como la llevada de un trabajador a la ciudad de Guadalajara, y muchas más que sólo con la confianza plena en nuestro Señor amado, podremos conciliar y mejorar. Es tiempo de dejar todo yugo amenazador, toda crítica entre nosotros como conciudadanos y como vecinos; es tiempo de perdonar y saber que somos un pueblo que está unido y no en pleito. El Señor, nos ayude.


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