lunes, 21 de agosto de 2017

El adulto mayor

> Un momento por favor

      


J. Jesús Juárez Martín




En los antiguos pueblos indígenas el respeto que se tenía por los mayores era reverencial, mítico; en los pueblos orientales se consideraba y algunos consideran que los mayores poseen mayor grado de sabiduría, los pueblos europeos también trataban con privilegio social cuando se llegaba a edad avanzada. 


La tradición judío cristiana tiene referentes esenciales en la Biblia donde entresacamos algunas citas, porque en nuestro pueblo mexicano de alguna forma son conocidas como preceptos, deberes: “Honrarás a tu padre y madre” El 4º mandato de la ley mosaica. La honra no sólo está en el respeto, la ayuda material, el acompañamiento, el cuidado; se extiende a formas de conducta afines a los principios religiosos que norman a los judíos y a los cristianos. “En la vejez seguirán dando fruto” (Sal 92, 15) La presencia de Dios puede manifestarse en la edad senil, aunque esta se marque por límites, perdida de aptitudes físicas y mentales. “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Ex 3, 6) El Señor pone su nombre al lado de los grandes ancianos, que representan el pacto, la legitimidad y la garantía de fe del pueblo elegido: Israel: Noé, Moisés, Zacarías...

 Si eres adulto mayor viviste, vivimos las costumbres del respeto a las personas que pensábamos eran ancianas, ahora les llaman, nos llaman de la “edad dorada”, “tercera edad” y acatábamos en los ámbitos familiares, su voluntad; en lo social los distinguíamos como “don Pedro, don Chon, don Gil. don Pancho, porque existían los “Don Rafael”, “Don Alberto”, “Don Roberto”, eran símbolos de jerarquía, autoridad y singularidad económica; ante los primeros y los segundos. El respeto y aprecio eran cualidades apreciadas por nuestra educación. 

Actualmente se tiene en la mente moderna, que los mayores, los viejos: “vivieron su vida”, ahora el protagonismo social, cultural, económico es favorable para los jóvenes, ahora consideran les toca a ellos ocupar todos los escenarios y eso es un error, porque es restar “derechos humanos”, modificar trato, ideología, es más acorde a la dignidad humana. 

Llamamos al mes de Agosto, mes de la senectud, una etapa vital lúcida, sentimental, poco comprendida con menos potencialidad, pero potencialidad como principio, en un desarrollo, involutivo genéticamente, que se empuja, se abandona sin acompañamiento y en alguna forma se deja carcomer o destruir prematuramente. El afecto, la fe, la esperanza, la convivencia y la actividad son  antídotos para un final cercano y provocado, es potenciarlos con buenas vibras, es darles trato humano. 

Celebrar sólo el día, el mes añorando, es un error, hay muchas formas de reconocer su valía siempre, de reconocimiento a una vida de servicio, entrega a favor de una familia, de la construcción de una comunidad.

Compartir su ocio creativo, acompañar sus aventuras, celebrar la vida cada día, serán formas de motivación a su venturosa convivencia, porque los límites de la vida digna, nadie los limite, la calidad de ella, tal vez, más personal, pero no está de por más que el grupo también participe de la ambientación de afecto y comprensión.


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