jueves, 7 de septiembre de 2017

Engañosa Realidad



>El Depor… Tivo

Salvador Medina

 



México se ha ganado el derecho de una vez más asistir a la mayor fiesta de futbol, al Mundial de Rusia 2018, y con esto un nuevo sello en su pasaporte que quizá significa algo más que eso, quizá el más importante, el más representativo, el que nos haga soñar o ver la misma película que hemos visto durante muchos mundiales, con diferentes actores y protagonistas, pero siempre el mismo desarrollo y final.


Esta vez se llega al Mundial de forma prematura, haciéndonos recordar el proceso mundialista del estratega argentino Ricardo Lavolpe, donde cumplió con su declaración de acceder al Mundial de Alemania 2006 “caminando”, los fantasmas del proceso mundialista pasado para Brasil 2014 parecen haberse quedado como una mala experiencia, un pésimo recuerdo, un susto verdaderamente fuerte, aquellos agónicos últimos minutos en el estadio de Costa Rica y simultáneamente se jugaba el Panamá contra Estados Unidos y de no ser por la sorprendente voltereta de los norteamericanos a los canaleros, nos hubiéramos quedado afuera de la fiesta mundialista ni siquiera con posibilidad del jugar el repechaje.

Ahora por esta ocasión ya no dependimos de nadie, no nos salvaron del fracaso, esta vez los méritos son propios del combinado mexicano, sumando así su séptima participación consecutiva en el Mundial, una oportunidad más para poder soñar que ahora si las cosas serán distintas, que ahora si lograremos llegar más lejos, olvidar el “jugamos como nunca y perdimos como siempre”, dejar atrás los malos recuerdos y los tragos amargos, de crecer y recomponer el camino.

El proceso actual del entrenador colombiano Juan Carlos Osorio ha sido demasiado bondadoso con los resultados, la marca positiva y la efectividad lo avala, el respaldo del técnico cafetalero es propiamente resultadista, porque a pesar de las formas y las criticas el porcentaje victorioso lo ayuda, las dudas entran justo en el momento que en los compromisos importantes el equipo mexicano se ha visto demasiado vulnerable y frágil, la peor goleada en contra ha sido precisamente en este proceso y con la llamada “generación dorada” arrastrando el prestigio en aquella Copa América contra el equipo chileno, y una vez más México nos dejó con ganas de más en la reciente Copa Confederaciones, Alemania nos dio las cachetadas de realidad que nos urgían.

La realidad engañosa entra en el punto debatible de siempre, una vez más se ha dejado claro que en nuestra zona somos el equipo más fuerte y sólido, asegurando de forma prematura la presencia mexicana representando a Concacaf, sin perder de vista que futbolísticamente hablando es una confederación que carece de competitividad y calidad, entonces para México siempre será una obligación hacer lo que se ha logrado en dicho proceso mundialista, sin embargo no siempre se clasifica con tanta anticipación.



México puede demostrar en repetidas ocasiones el dominio que tiene en Concacaf, lo ha hecho y muchas veces, pero en los grandes retos siempre se ha quedado a deber, el nivel de Sudamérica y Europa nos ha dado cachetadas de realidad, repetitivas y sumamente dolorosas, entonces ¿Cuál es nuestro verdadero nivel?, ¿Qué tan lejos podemos ser capaces de llegar?, esperemos que dicho parámetro llegue de aquí a un año en el Mundial, y que sea positivo como todos lo hemos esperado durante años, ¿esta será la buena?.

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