lunes, 18 de septiembre de 2017

Juan Villoro


>Los conjurados



Ricardo Sigala


Juan Villoro es un escritor y periodista reconocido ampliamente en el ámbito de la lengua española, derivado de sus intereses y de sus necesidades de comunicación ha practicado una multiplicidad de géneros y su producción es abundante. Es autor de cerca de cuarenta títulos entre novela, cuento, ensayo, crónica, teatro y libros infantiles. Desde la publicación en 1980 de La noche navegable hasta Apocalipsis (todo incluido) de 2014, Juan Villoro ha venido construyendo una obra constante y múltiple, tanto desde la ficción como desde la especulación ensayística, y especialmente desde la crónica, en la que se ha convertido en una de las voces más importantes de la actualidad.


            Educado en la Ciudad de México de la mitad del siglo XX, es hijo del filósofo catalán Luis Villoro y la psicoanalista la mexicana Estela Ruiz Milán, pareciera que los astros se hubieran conjuntado a favor del futuro escritor, que además la dieron los ingredientes ideales para la conformación del espíritu propio de su generación: nació con el mismo año que el rock and roll, y vivió el 68 en la adolescencia. El escritor escribió que los años sesenta fueron el momento en que “la ilustración se hizo eléctrica y cambió las pelucas por  las melenas.”

Juan Villoro definió la crónica contemporánea como el ornitorrinco de la prosa, porque algo tiene de la novela, el reportaje, el cuento, la entrevista, el teatro, el ensayo, e incluso la autobiografía. Antes Alfonso Reyes había usado la metáfora del centauro para explicar el ensayo. El conjunto de la obra de Villoro podría aceptar cualquiera de estas imágenes. Ese corpus sería una criatura de esta naturaleza; sí, por la suma de los géneros que practica; pero, sobre todo, por la versatilidad de sus intereses, por los distintos enfoques que explora el autor. En este centauro-ornitorrinco confluyen el Villoro aficionado al rock, el fanático del futbol, el apasionado lector de literatura, el sociólogo, el traductor del inglés y del alemán, el escritor de literatura infantil, el periodista, el profesor, el ensayista, el maestro oral, el explorador de la mexicanidad contemporánea, el ciudadano preocupado por los asuntos de la polis. La obra de Villoro siempre destaca por su clara identidad, por su estilo reconocible y por la agudeza de sus observaciones.

            Los premios y reconocimientos a su obra son abundantes y resultaría ocioso enumerarlos en esta nota. Baste con decir que prácticamente en todos los géneros que cultiva ha tenido premios tanto en el país como en el extranjero. Ha recibido reconocimientos por su trayectoria como el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural por parte de la FIL de Guadalajara en 2013 y el Premio José Donoso a la totalidad de su obra que se le entregó en Chile en 2012. En España y Francia ha recibido premios de novela, de crónica y cuento.

            Juan Villoro también es profesor, aún más, es un maestro oral. Escucharlo disertar es una experiencia no sólo académica, se trata de una suceso además estético y apasionado. Su tono ecuánime contrasta con lo provocadoras y contundentes que pueden ser sus posturas. No es extraño que haya sido profesor en instituciones educativas como la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y las universidades norteamericanas de Yale y de Princeton, además, por supuesto, de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Colegio Nacional.

            Una faceta muy importante de Juan Villoro es la que él llama la “literatura con prisa”, esa serie de artículos, crónicas y ensayos que pública de manera continua en medios del país, de Sudamérica y de Europa, entre los que destacan Reforma, Proceso, La Jornada, Letras Libres, Gatopardo, El Malpensante, El país, Süddeutsche Zeitung, Frankfurter Allgemeine Zeigtun y Granta, entre otros.

     Juan Villoro es uno de los intelectuales más preocupados por la realidad nacional, en especial con las causas de los menos favorecidos, es conocido su honesto interés por el movimiento zapatista o recientemente su inquietud por los estudiantes de Ayotzinapa, y su simpatía por María de Jesús Patricio, candidata indígena a la presidencia de la República.

            Uno de los grandes temas de su agenda es la de la violencia a la que se ven sometidos los periodistas en nuestro país. Sí, la violencia radical que mata periodistas. Sin embargo también está la otra, la que ejerce el Estado desde las altas cúpulas, pero también la que ejecutan los pequeños poderes regionales; o bien  aquella censura de los propios medios, en un afán de conservar privilegios, o por un mero arraigo de sometimiento; y no hablemos de los sueldos que convierten la profesión en una especie de deporte extremo de supervivencia cotidiana.

“México tiene muy buenos periodistas pero muy malos medios”, aseveró Juan Villoro en una entrevista concedida a Arena Pública TV. Ante esta situación desoladora de los medios en México, tenemos todavía una esperanza: los periodistas.

Juan Villoro estará en Zapotlán el Grande este lunes 18 de septiembre. Es por supuesto una gran noticia. Tener en Ciudad Guzmán a una de las figuras más influyentes de la literatura y del periodismo, no sólo de nuestro país, sino de la lengua española, es un privilegio, y seguro lo esperan con gran expectativa todos aquellos que tienen un real  interés por la cultura.


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