martes, 26 de septiembre de 2017

Jefe de jefes



Samuel Gómez Patiño


A mediados de los ochentas, mientras estudiaba mi carrera de Licenciado en Administración de Empresas me desempeñaba como auxiliar de almacén de una fábrica de papas fritas de la organización Frito Lay en México Sabritas, denominada Temati, S. A. de C.V.; mi actividad principal era documentar los camiones de la mercancía que era en su totalidad de exportación hacia los Estados Unidos, por lo que tenía que llevar un control sobre las importaciones y el retorno de estas a su país de origen, ya que maquilábamos para la empresa extranjera.


            Al inicio fue fácil ya que solo se enviaba un camión diario al extranjero, pero a los meses ya eran de cinco a ocho diarios, por lo que debía llevar un control minucioso de las mercancías producidas, subidas a cada camión y cruzadas por la frontera, gran responsabilidad de mi trabajo, tanta que era difícil creer que no podía faltar a mi trabajo, ya que nadie más podía realizar esa labor, y entonces se tenía que detener desde la producción hasta los envíos; la falta de un peón trastornaba la fábrica.

            Un año y medio después el gerente de almacén me comunico que iba a renunciar y que me había recomendado con la dirección general para que ocupara ese puesto, al fin y al cabo tenía el conocimiento del manejo de los almacenes y de tránsito de mercancías; en esa época llevaba recorrido la mitad de la carrera, y particularmente ese tiempo fue el peor de mis estudios ya que no le dedicaba el tiempo suficiente y estaba a punto de perder la escuela, por lo que cuando me ofrecieron la gerencia ahí mismo renuncie a mi trabajo, algo de lo que no me arrepiento, ya que pude finalmente terminar mi licenciatura.

            Quien no aprende a obedecer nunca aprenderá a mandar. Cuando uno llega a un puesto de mando, nadie asegura que serás un buen jefe. Cada quien llega por méritos propios, pero por mi experiencia de varios años he visto que los peores jefes siempre son los que sin méritos o mejor dicho por que el mérito es ser hijo del dueño o en organizaciones públicas impuestos por personas extrañas a ella (como políticos aprovechados de los recursos públicos para ganancias personales) ya que son personas que no tienen el conocimiento y la experiencia que se obtiene de cumplir con las responsabilidades propias de un trabajo, el estrés de tener que cumplir con las jornadas establecidas, el tener que entregar informes y resultados a los jefes, ser evaluado constantemente para ganarse por buen desempeño un bono económico que algunas veces más parecen dadivas que recompensas, en fin que aprendieron de lo que es trabajar honestamente y cumplir a pesar de todo con lo encomendado.

            Después de esa experiencia en la Temati, he tenido la oportunidad de llevar la responsabilidad de algunas organizaciones y siento que lo que me ha hecho más humano es haber iniciado desde abajo. En el “Instituto Continental”, la primera escuela que trabaje, la directora y dueña del plantel me promovió a administrador, en la secundaria “Miguel de Cervantes Saavedra” los socios que iniciamos esta aventura me nombraron director del plantel, fui gerente de personal en una cadena de zapaterías de Tijuana “El Trébol”, en la “Liga de Softbol Egresados Universitarios” fui presidente por diez años, en mi primer incursión en la organización de los Toastmasters fui presidente del “Club Tijuana”, coordinador de grupos de preparatoria abierta tanto para la UABC, como para mercados “Gigante” y la fábrica “Industrias del Pacifico”, en mi trabajo en la Universidad Autónoma de Baja California ya he sido administrador de la Facultad de Contaduría y Administración, coordinador de la carrera de Licenciados en Administración, coordinador de varias áreas y últimamente coordino los maestros de las materias de derecho y de apoyo, 50 catedráticos en 90 grupos. Si me preguntaran si he sido buen líder, sólo podría responder que mi trabajo me ha dado más satisfacciones que penurias, y a la vez puedo decir que más amigos que enemigos, porque a muchas personas se les olvida que el mundo da vueltas, que son altas y bajas, y luego no hayan donde esconderse.

            Dicen que en este país al jefe no se le rebasa ni en la carretera. Me da lástima quien en lugar de ascender por sus propios méritos, trabajo, responsabilidad, etc., lo tiene que hacer limpiando las botas de su jefe, haciendo el trabajo sucio del patrón y también al “Jefe de Jefes” que algún día tendrá que dar la cara por sus acciones a las personas más importantes, a sus hijos. Que cara tendrá cuando alguien le hable de su padre y le diga quién fue en realidad.

            La próxima semana, El confort, enemigo de la innovación.
                       
Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana

Universidad Autónoma de Baja California

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