domingo, 12 de marzo de 2023

El reto de la formación ciudadana


 

Víctor Hugo Prado

 

En México, de acuerdo con el artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además los requisitos de haber cumplido 18 años y tener un modo honesto de vivir.




Junto con la ciudadanía se adquieren derechos y obligaciones que otorga la Ley como el derecho a votar y ser votado para cargos de elección popular, participar en consultas sobre temas de trascendencia nacional, participar en procesos de revocación de mandato, ejercer el derecho de petición, asociarse libremente para participar en los asuntos políticos del país, entre muchos otros; a la vez que, el ciudadano se obliga a inscribirse el Registro Nacional de Ciudadanos, a formar parte de los cuerpos de la milicia, a asumir contractualmente las obligaciones que él mismo determine.





Hasta ahí está bien, la versión legal del ciudadano; empero, no todos bajo el amparo del artículo 34 constitucional asumen el pleno rol de ciudadano, por una parte, muchos individuos se autoexcluyen de manera voluntaria para generar derechos y obligaciones desiguales, por ejemplo, negarse a votar o negarse a pagar impuestos. Y otros, que no pueden acceder al disfrute total o parcial de derechos civiles y políticos por irresponsabilidad del Estado que debe garantizarlos, o porque grupos, sobre todo vinculados a la delincuencia organizada, han arrebatado derechos plasmados en la Ley. Cuando suceden estas dos vertientes en una sociedad, Guillermo O´Donell denominó ciudadanos de baja intensidad. Apáticos o desplazados de derechos y de una participación activa, necesaria para enfrentar las cada vez más complejas condiciones de la vida social, política, económica o cultural de un pueblo.


Por ello, las instituciones educativas desde nivel básico hasta nivel superior, no deben dejar de insistir en formar ciudadanos que en contraste debemos llamar de alta intensidad, comprometidos desde su infancia con su entorno, desarrollando conocimientos, actitudes, valores y competencias para mantener y acrecentar los principios democráticos de una sociedad. Que logren capitalizar en la conducta personal y social a un sujeto que se desenvuelve de manera autónoma, con pensamiento crítico, principios éticos, capaz de lograr un andamiaje de participación colectiva basado en el respeto, la justicia, la igualdad, la libertad y el amor a la comunidad. Ejerciendo derechos, cumpliendo con obligaciones, capaz de lograr transformaciones sistemáticas y permanentes hasta lograr otras de gran calado. Un ciudadano que no permita regresiones en materia de derechos humanos en la casa de todos, si de todos los mexicanos.

 

 

 

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