miércoles, 15 de diciembre de 2021

El grave problema migratorio


  

Víctor Hugo Prado

 

Son imágenes que se han hecho común, no debería, ver migrantes en cada crucero de ciudades medias y no se diga de las ciudades grandes en buena parte del país, pidiendo alguna moneda, agua o comida para continuar con su odisea. Se ven parejas con hijos, alguno incluso en brazos. Cada una de estas personas representan, sin duda una historia de vida compleja. En carne propia muchos de ellos han sufrido el mal trato, la marginación, la negación de oportunidades, la pobreza y el ensañamiento de la injusticia.



La gran mayoría de los que nosotros vemos de manera cotidiana vienen de Centro, Sudamérica y el Caribe. Todos con una idea en mente, tan poderosa que no les permite doblegarse pese al hambre, al frío, el maltrato o las heridas en los pies de tanto caminar: encontrar mejores condiciones de vida para ellos y sus familias. Alguien les ha contado del sueño americano, albergando la idea de lograr oportunidades de prosperar y tener éxito. Estos ideales suelen ser la democracia, los derechos civiles, la libertad, la igualdad y la oportunidad. El sueño americano que el historiador James Truslow Adams definió en 1931: "La vida debería ser mejor y más rica y llena para todas las personas, con una oportunidad para todo el mundo según su habilidad o su trabajo, independientemente de su clase social o las circunstancias de las que proviene." Esa es la razón por la que encontramos cada vez a más y más personas en la ruta de traslado hacia el norte.


Por desgracia, mala leche y por la avidez de quienes a los más pobres y desfavorecidos los han visto como un negocio, muchos no llegan a sus destinos, los obligan a engancharse en los grupos delincuenciales cada vez más y más poderosos, involucrándolos en tareas del narcotráfico, secuestro, robo e incluso la prostitución. Otros más en carne propia sufren en el robo y no pocos la discriminación y racismo, propiciando ambientes hostiles de violencia y agresión.





Y no pocos son seducidos para que sus pocos ahorros los paguen a “coyotes” que les ofrecen transportarlos, en condiciones infrahumanas. Y ahí están los efectos convertidos en tragedia como la muerte de 55 migrantes que viajaban hacinados en un tráiler que se volcó el pasado 9 de diciembre en Chiapas, suceso que ha acaparado los titulares de la prensa mundial por el alto número de personas que fallecieron.  Lejos de disminuir el problema migratorio, va en aumento, sin que nadie haga algo. En un fenómeno multifactorial, que al menos, si no se pueden detener, garanticémosles un tránsito seguro.

 



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