lunes, 19 de abril de 2021

Salvar el Fuego


 

La vida continua

 

José Luis Vivar

 

Guillermo Arriaga, el escritor, el que hace obra para cine (jamás ha aceptado que se le llame guion a su trabajo, ni guionista), el cineasta, pero, antes que nada, el cazador, como suele definirse. Estuvo hace poco en una entrevista en YouTube para presentar su novela Salvar el Fuego, Premio Alfaguara 2020. Aunque en esta ocasión no se le vio en alguna librería o en una sala de las instalaciones en la Expo, ni tampoco al final convivió con sus lectores, sino que lo hizo a través de una plataforma digital, como ha venido ocurriendo en los últimos meses por las razones de todos conocidas.



            En sus intervenciones habló de esta obra que cuenta la historia de Marina, coreógrafa, casada con un hombre acaudalado y madre de familia con tres hijos, quien es invitada a presentarse con su ballet en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, donde por cuestiones del azar conoce al reo José Cuauhtémoc, con quien mantiene un intenso amorío que la llevará a vivir algo más que una aventura.


            En apariencia parece tratarse de una historia más, pero no es así, esta novela tiene el poder de seducir a través de un lenguaje poderoso que se antepone a lo anecdótico. Si en El Salvaje -su anterior obra-, Arriaga mostraba un dominio extraordinario en el manejo de atmósferas, descripciones y diálogos, en Salvar el Fuego se presenta como un narrador de mayor madurez que se desdobla en una extensa galería de seres que se mueven en distintos estratos sociales.





            Los contrastes socioculturales no chocan, explotan entre una página y otra. Las clases altas, media y el lumpen se entretejen teniendo como telón de fondo un país convulsionado por la violencia, el narco y la impunidad. Ni buenos ni malos, todos los personajes tienen una parte oscura en sus vidas que los delata.


            La confesión y la poesía se presentan para darle voz a los presos y al mismo José Cuauhtémoc. Son vivencias desgarradoras, tristes, y a veces llenas de ternura o un extraño sentido del humor negro. A este respecto muchos lectores pensaron que el autor las había recopilado de la vida real, pero su autor lo niega, y señala que todos estos ejercicios narrativos son suyos. Nada es prestado, nada es ajeno.


            El erotismo es algo que no es ajeno en las historias de Arriaga; es el anverso de la moneda; del lado opuesto se encuentra la muerte. Eros y Thanatos se complementan para darle equilibrio a la novela. Por eso como él mismo señala, lo que viven Marina y José Cuauhtémoc llama tanto la atención de muchas mujeres que al inmiscuirse en la trama viven la libertad sexual de la coreógrafa, una libertad que tiene un alto costo, pero que a ella no le importa con tal de alcanzar la felicidad, porque a pesar de los lujos y comodidades en que su existencia se desarrolla, reconoce que se siente vacía.


            Salvar el Fuego invita a ser leída. Es una excelente novela, y una oportunidad para adentrarse al mundo de Guillermo Arriaga, conocedor de la condición humana llevada a límites insospechados. Antes de retirarse agradece la presentación y prometió que volverá a estar en la FIL el próximo año.

           

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Popular Posts