jueves, 22 de junio de 2017

La educación inclusiva



José Filiberto Figueroa Cacho


A través del Plan de Estudios 2011 se ha enfatizado en la inclusión, el derecho indiscutible a la educación en la diversidad. Debemos sensibilizarnos; es decir involucrarnos, eliminar barreras para la integración de los niños con necesidades educativas especiales.


Pese a esos énfáticos preceptos, el profesor(a), lamentablemente “hac poco caso” a la atención digna y rechaza al alumno. La inclusión implica un verdadero reto profesional con el alumno, que quizá se convierte en el único impulso que necesita.

Ser maestro implica ser incluyente; ir sembrando las cinco competencias para la vida; ir abonando a los diez rasgos del perfil de egreso;  saber escuchar a sus niños que quieren ser como su maestr@; la transmisión de actitudes y valores; gozar de la armonía implantada en el ambiente del aula…

Si nos enfocamos al principio pedagógico 1.8 en lo que respecta a “favorecer la inclusión para atender a la diversidad”, nos percatamos de la justificación cimentada en cerrar brechas socioculturales y políticas a la desigualdad para resaltar el ofrecimiento de una educación pertinente e inclusiva. La pertinencia porque valora, protege y desarrolla las culturas y sus visiones y conocimientos del mundo; la inclusividad porque se ocupa de reducir al máximo la desigualdad y el acceso a las oportunidades, evitando la discriminación.

De manera explícita en el Plan de Estudios 2011 se delimitan las circunstancias a la atención a la diversidad considerando la importancia de crear escenarios basados en los derechos humanos y el respeto a la dignidad humana.

Para atenuar las barreras de aprendizaje y la construcción de escenarios incluyentes se enmarca un decálogo de indicadores:
Las escuelas incluyentes admiten a todos los alumnos de su área de influencia anteponiendo el derecho a recibir educación a las características de los alumnos.

Los estudiantes son asignados de manera aleatoria sin importer su condición.

Los docentes diseñan actividades enfocados a situaciones donde se involucran a todos los alumnos.

Los criterios de evaluación se realizan para todos los alumnos realizándose observaciones para los ellos con cierto impedimento para el logro de las metas propuestas.

Se realizan actividades de sensibilización para los educandos sin discapacidad, para que respeten e involucren a sus compañeros.

La gestión escolar prioriza en sus acciones la desaparición de barreras para el aprendizaje y la participación de los alumnos.

La escuela incluyente gestiona en redes el enriquecimiento de recursos para mejorar la calidad de los aprendizajes de todos sus alumnos.
Admite metas comunes para la educación regular y especial.
Define la formación continua de sus docentes.

Muestra alta disposición al cambio y se documenta de los nuevos paradigmas para desarrollar su trabajo, después los critica, emite juicios y los mejora desde su experiencia propositiva.

La pugna constante en la labor docente es el desafío multidimensional de los diferentes alumnos recibidos en cada ciclo escolar; con características, aptitudes, actitudes, contextos variados que conforman la individualidad y su derecho a recibir una educación de calidad con el movimiento de estrategias y aprendizaje continuo, fluyendo el crecimiento docente día a día.





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