jueves, 20 de noviembre de 2025

Una memorable lectura de un hecho que marcó el devenir histórico de la nación: "Victoriano Huerta", de Servando Ortoll

 




Fernando G. Castolo



Para nosotros, el libro tiene dos grandes troncos: el de la vida privada y pública de Victoriano Huerta, con sus acciones y consecuencias en la Decena Trágica; y el del conflicto invasionista de los Estados Unidos de América.



A este “malo de la historia”, ciertamente, se le suman conceptos como “indio” o “borracho”, ambos despectivos de facto en el imaginario popular, lo que conlleva a formular una concluyente y negativa personalidad del “tirano”.

Conforme se transita por las páginas de este libro, se experimentan diversas emociones ―espontáneas del todo―, entre sorpresivas, nostálgicas, perturbadoras, de enojo y hasta de cierta impotencia… la lectura de este libro deja de pronto mortificaciones, conflictos personales que, mientras se avanza, se disipan de forma cordial. Hay culpas y hay alegrías, derrotas y victorias en esta aventura. Eso hace que la lectura sea cautivadora. Por ello se obliga a realizar un abordaje al contenido de forma lineal, para no perder de vista pormenores en las acciones que le dieron rumbo a este marco episódico nacional en toda su expresión continental.
En un momento determinado de la lectura ―lo confieso― amé a Victoriano Huerta por la postura que tomó frente a Estados Unidos de América, a pesar de la consecuencia de este acto que terminó con una invasión, pero me significa mucho pensar en que se priorizó la salvaguarda de la soberanía nacional. Eso lo celebro, porque yo tenía una argumentación totalmente errónea.

Sobre el mismo tema, me encuentro realmente conmovido por el rescate de las referencias documentales de varios testigos, sobre las acciones de barbarie cometidas en contra de civiles mexicanos en Veracruz que, de por sí, ya eran víctimas de las circunstancias tan adversas frente a las tropas norteamericanas.

Debo de confesar que cada vez que dejaba la lectura, entonces me invadía una sensación de retornar lo más pronto posible a la misma. Me sentí atrapado desde el primer momento en que abordé la trama histórica. El uso de herramientas narrativas es de lo más atractivo, puesto que está desprovisto de pragmatismos a los que nos tienen acostumbrados los investigadores, a fin de sugerir la seriedad con la que fue abordado el texto. Sin embargo, este texto guarda la proporción entre esa seriedad de la investigación y la ligereza de la redacción. Sí, es cierto, la historia fluye con una frescura impresionante a pesar de lo ortodoxo en los datos y datas de que se construye el relato.





Éste es un libro revelador, en todo sentido, donde se evidencian novedosos testimonios sobre un personaje que, como muchos, se ha manejado por especialistas desde la postura oficialista y no desde las diversas fuentes que suman importante información en la construcción de su participación en el marco histórico nacional.

Al final, Servando Ortoll nos deja una lección a todos los que nos dedicamos al arte de historiar: hurgar en los documentos, de primera mano, y realizar su auscultación de una forma responsable, respetando la interpretación en una medida justa, acorde a su tiempo y a su espacio; acorde al espectro de su circunstancia.

Una última confesión: Leer a Servando Ortoll es un agasajo. Tiene el don de atrapar al lector y, de paso, enseñarnos algo de historia sobre la patria que nos cobija; y, eso, también lo celebro. Él, con este libro sobre Victoriano Huerta ―por cierto, dotado de un bello diseño editorial―, superó todas mis expectativas de forma exponencial. Nunca había disfrutado tanto la lectura de un libro de historia.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Popular Posts