jueves, 20 de noviembre de 2025

harmonia tou kosmou Vs. armonía de las esferas

 



Dr. Guillermo R. Aguilar Peralta*


La locución griega harmonia tou kosmou interpretada y traducida como «armonía del cosmos» o «música universal»; la palabra armonía considerada por las proporciones entre las partes y el todo, implicación de índole matemático  Sibilino, considerando el  misticismo pitagórico.



"La armonía sólo nace de la conciliación de contrarios, pues la armonía es unificación de muchos términos que se hallan en confusión y acuerdo entre elementos discordantes" expresado por Filolao, filósofo presocratico ​, y como condición sine qua non está implícita la música (mousikê) «el arte de la Musas» y a «Apolo», concretamente " el espíritu artístico o científico". y las «esferas» concepto inicial aristotélico asociado a en el tratado del cielo a los planetas.


Registrado y acreditado en textos antiguos la teoría de la armonía de las esferas de los pitagóricos en textos como la Republica y Critón de Platón y Tratado del cielo, de Aristóteles. Estos conceptos teóricos prevalecieron hasta el siglo XVI principios de XVII.


La «música celeste» estructurada de una escala ascendente o descendente que procede por grados conjuntos, y en la cual los intervalos se definen por las distancias entre los planetas. Así, en Plinio el viejo (Historia Natural II, 84), la distancia Tierra-Luna está evaluada en un tono, y los planetas se escalonan según una gama ascendente.


Platón presentaba en su obra Timeo el problema de cómo poder alcanzar conocimientos verdaderos acerca del mundo sensible en tanto que las cosas que percibimos de dicho mundo cambian constantemente. Sus dinámicas son incontrolables, pero por muy difícil que sea, siempre vamos a desear obtener un conocimiento estable y duradero.




La armonía de las esferas se debe a una interpretación del conocido pasaje del Timeo , en el que Platón describe la creación de las proporciones del «Alma del Mundo» por el Demiurgo mezclando los tres elementos Ser, Igualdad o mismicidad y la diferencia. Esta mezcla referida como violenta formando una aleación, partiendo de la unidad el pasaje se basa en la serie numérica 2, 3, 4, 9, 8, 27 — que corresponde a la fusión de la serie de las primeras potencias de 2 (2, 4, 8) y de la serie de las primeras potencias de 3 (3, 9, 27).


De esta serie, se pueden extraer relaciones numéricas sobre las cuales se basan los intervalos musicales: la razón 1 a 2 (razón doble) corresponde a la octava; la razón 2 a 3 (razón llamada hemiolia - en griego, y sesquialtera en latín) a la quinta; la razón 3 a 4 (epitrito o sesquitercio) a la cuarta; finalmente, la razón 9 a 8 (sesquioctava) al tono. Este difícil pasaje es interpretado de maneras diversas en numerosas especulaciones neoplatónicas, que utilizan esta serie para describir las relaciones entre los planetas 


El concepto de armonía de Kepler forma parte más bien de la teoría matemática que musical porque en Kepler, la armonía no es audible sino perceptible a través del intelecto y vinculada a los cuerpos geométricos (tetraedro, cubo, octaedro, dodecaedro e icosaedro). Siempre que Kepler hable de armonía (harmonia coelorumharmonia un motuum coelestiumharmonia celestes…) lo hará en un sentido matemático.

Kepler funda la «música celeste», ya no basado en las distancias entre planetas sino en la velocidad de los mismos, en función de la segunda ley de Kepler (ley de las áreas: la velocidad de un planeta aumenta cuando este se acerca al Sol). El planeta más lejano al Sol, Saturno, durante el afelio, cubre cada día 106 segundos de arco de elipse; en el perihelio, 135; esto equivale (a menos de 2 segundos) a una razón de 4 a 5, que es la tercera mayor. Júpiter da la tercera menor, Marte la quinta, la Tierra el semitono, Venus el sostenido y Mercurio la octava aumentada de la tercera menor. Kepler supone que el tono de Saturno en el afelio es la nota «sol», en su perihelio la nota «si». El conjunto de los planetas constituye un coro en que los bajos corresponden a Saturno y Júpiter, el tenor a Marte, el contralto a la Tierra y Venus, el soprano a Mercurio.[13]

La música de las esferas una sinfonía cósmica las ideas de Pitágoras sobre la armonía de los números y la música le llevaron a un concepto asombroso la música de las esferas este concepto no solo unía matemáticas y música sino que también ofrecía una visión del universo como un todo armonioso imaginó los cuerpos celestes moviéndose en los cielos según principios matemáticos, creando sus movimientos una sinfonía de sonido demasiado perfecta y sutil para que los oídos humanos, la percibieran esta sinfonía aunque inaudible era una representación de la perfección matemática esta música cósmica creía reflejaba el orden y la belleza del propio universo cada estrella cada planeta cada movimiento celestial era parte de una gran orquesta era un testimonio de la inteligencia divina que veía actuar en el cosmos para Pitágoras esta sinfonía era una prueba de la presencia de una mente superior que organizaba el universo, aunque ahora sabemos que los planetas no generan realmente sonido al moverse por el espacio el concepto de Pitágoras de la música de las esferas cautivó la imaginación de los pensadores durante siglos este concepto influyó en la filosofía la ciencia y el arte inspiró a poetas músicos y astrónomos que vieron en los cielos un reflejo de la armonía y el orden que buscaban en sus propias vidas la idea de un universo musical y ordenado sigue siendo una metáfora poderosa y evocadora

«las lecturas de Ptolomeo (…) en las que vine a dar, con admiración suma y más allá de toda expectativa, con su libro tercero, casi por entero consagrado a idéntica contemplación de las armonías celestes, mil quinientos años antes. Verdad es que mucho faltaba por crecer a la Astronomía hasta hoy; y puede que, a Ptolomeo, intentando el negocio sin fortuna, aún se le ofreciera otra desesperación, como alguien que más pareciera haber contado (…) un dulce sueño de pitagóricos antes que ayudar a la filosofía» (Kepler, 2005 [1619], p. 562).



Será el propio Kepler quien se percatará de que las constancias entre música y matemática se encuentran mejor emparentadas con los polígonos regulares que con las figuras sólidas. Son las primeras (triángulo, cuadrado y pentágono) las que determinan las consonancias:

«Es agradable contemplar los primeros pasos, aunque equivocados, hacia un descubrimiento. He aquí que yo tenía entre las manos las verdaderas y arquetípicas causas de las consonancias, que buscaba angustiosamente, y como si estuviera ciego, como si no estuviera allí. Las figuras planas son las causas de las consonancias por sí mismas, no en cuanto que son superficies de las figuras sólidas» (Kepler, 1992 [1596], p. 141).



El legado de Pitágoras la búsqueda interminable de la armonía cósmica las ideas de Pitágoras, ese cosmos divino cuya armonía está determinada por la perfección de la concordancia de las proporciones aritméticas tuvieron un impacto profundo y duradero en el pensamiento occidental su creencia en un universo matemáticamente ordenado sentó las bases para el desarrollo de la ciencia occidental su énfasis en la interconexión de todas las cosas prefirió la visión holística del mundo de la ecología, aunque muchas de las enseñanzas específicas de Pitágoras han sido superadas por los avances siguen resonando en nosotros hoy en día todavía nos maravillamos de la elegancia de las leyes matemáticas del poder de la música para conmovernos y de la impresionante inmensidad del cosmos sección estos ecos modernos de una sabiduría ancestral aun hoy en día en la plenitud del siglo XXI, así como los músicos en sus sinfonias clásicas La creacion Hayydn, Asi hablo zaratrustade R, Straus y la conagracion de la primavera de Stravinsky, hasta las composiciones del reciente siglo pasado de Vangelis, al musicalizar con sus composiciones la serie Cosmos del astrónomo astrofísico Carl Sagan, también los físicos buscan una teoría del todo un único elemento constitutivo de ecuaciones de la naturaleza desde las partículas subatómicas más pequeñas hasta las estructuras más grandes del universo conocido, emulan el legado por la añoranza de Pitágoras buscando un principio unificador que subyazca a la aparente complejidad del Cosmos el descubrimiento de la radiación cósmica de fondo, el débil resplandor del big bang proporciona pruebas convincentes de un universo gobernado por precisas elegantes más aun quizá no dilucidadas del todo leyes matemáticas, esta radiación que impregna todo el espacio presenta diminutas fluctuaciones de temperatura que coinciden con las predicciones de los modelos cosmológicos con notable precisión, el universo concebido como una sinfonía de las matemáticas a miles de millones de años luz de distancia, que también interioriza la introspección profunda que con asombro dimensiona más aun nuestra apreciación de la complejidad de su belleza y nos muestra un universo que no es aleatorio.



*Coordinador del Capitulo Sur de la Benemérita de la Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco



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