Primero, echamos una mirada a
nuestro pasado e intentamos descubrir en donde hicimos algún mal;
segundo, hacemos un enérgico esfuerzo para reparar el daño que
hemos causado….
Como un viajero en un nuevo y emocionante
viaje A.A. de recuperación, yo experimenté una nueva tranquilidad
de espíritu y el horizonte apareció claro y brillante en lugar de
ser oscuro y turbio. Revisar mi vida para descubrir en dónde había
fallado me parecía ser una tarea ardua y peligrosa. Era penoso hacer
una pausa y mirar hacia atrás. ¡Tenía miedo de que fuera a
tropezar! ¿No podía olvidar el pasado y solamente vivir en mi nuevo
y dorado presente? Me di cuenta de que aquellos a quienes había
perjudicado en el pasado se interponían entre mi persona y mi deseo
de continuar en mi viaje hacia la serenidad. Tenía que pedir valor
para enfrentarme a esas personas en mi vida que todavía vivían en
mi conciencia, para reconocer y tratar la culpabilidad que me
producía su presencia. Tuve que mirar los daños que había causado
y disponerme a hacer reparaciones.
Solamente entonces pude
reanudar mi viaje del espíritu.
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