Salvador
Mateo Martínez
Tras la desaparición del Coneval, el
Inegi dio a conocer que entre el año 2018 y el 2024, 13.4 millones
de personas en México salieron de la pobreza multidimensional.
Respecto a la reducción de la pobreza, la delegada en Jalisco de los
Programas del Bienestar, la morenista Katia Meave Ferniza, presume
que entre 2018 y 2024, salieron de la pobreza casi 300 mil
jaliscienses en el sexenio anterior.
Pero, la población
vulnerable por carencias sociales aumentó, de acuerdo con el Inegi,
pasó de 29.4% a 32.2%. El organismo al presentar por primera vez su
reporte de la pobreza multidimensional, no detalló las razones que
condujeron a la disminución de la pobreza en el país, pero este
comportamiento coincide, esencialmente, con el incremento de 116.4%
real a los salarios mínimos y con el aumento del gasto en programas
sociales durante el sexenio pasado.
La asociación civil
México, Cómo Vamos, estimó que, en el primer semestre de 2025,
aproximadamente 44.2 millones de mexicanos, cuentan con un ingreso
inferior para sufragar la canasta alimentaria, es decir, satisfacer
necesidades alimentarias básicas y además presentan al menos tres
carencias por acceso a los derechos consagrados en la
Constitución.
Para el caso de Jalisco, el Inegi estimó que
hay 3.12 millones de jaliscienses vulnerables por carencias sociales
y más de 1 millón tiene al menos tres carencias, como la vivienda,
los servicios básicos y la alimentación.
Es necesario
destacar que la metodología para la medición de la pobreza
multidimensional del Inegi, junto con otras carencias sociales como
el acceso a la salud, educación, servicios básicos, alimentación y
seguridad social, además del bienestar económico, abarca la calidad
y los espacios de la vivienda, no es solo la mala calidad física,
sino también el hacinamiento, es decir, un espacio insuficiente de
vivienda.
Sin embargo, mientras los morenistas presumen la
reducción histórica de la pobreza, el costo de la vivienda empeora
la pobreza en Jalisco. Según datos del Instituto Superior de
Occidente (ITESO) el costo promedio de una casa en venta en la
entidad es de 6.48 millones de pesos, la cifra más alta del país,
con esto la vivienda se vuelve impagable para los jaliscienses de
bajos ingresos.
El salario promedio de una persona en Jalisco se
queda corto no solo para adquirir sino también para rentar una
vivienda. Según datos del ITESO una renta promedio en la entidad
cuesta 31 mil 696 pesos mensuales.
De acuerdo con la Encuesta
Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024 del Inegi,
el salario promedio de un jalisciense es de apenas 11 mil 937 pesos.
Es decir, el 100% del ingreso de los trabajadores jalisciense es
completamente insuficiente tan solo para cubrir la renta promedio
mensual de una casa.
Está claro y evidente que los
jaliscienses de bajos ingresos tienen inseguridad habitacional, lo
cual además de que impide el acceso a uno de los derechos
considerados como humanos y constitucionales en nuestro país, genera
desigualdad social y dificulta la salida de la pobreza en
Jalisco.
Los mexicanos no podemos dejarnos engañar por las
presunciones de los políticos de la Cuarta Transformación. La
pobreza y todos los males que azotan a nuestro país, tienen una
causa y no pueden ser combatidos mediante la entrega de un poco de
dinero a través de las tarjetas del Bienestar. El problema es que en
México prevalece el modelo económico neoliberal, o sea el sistema
capitalista en su máxima expresión.
La solución reside en
que los trabajadores conozcan de modo exacto el modo capitalista de
producción y se apresten a cambiarlo. Es necesario entender que
mientras en nuestro país exista la propiedad privada de los medios
de producción, los que producen la riqueza de este país nunca
podrán salir de la pobreza.
Para el capitalismo todo es
mercancía, desde la tierra para construir viviendas y las viviendas
mismas hasta la fuerza de trabajo que es lo único que tienen
millones de mexicanos quienes para sobrevivir tienen que ir a
trabajar a alguna empresa, ya sea grande, mediana o pequeña a cambio
de un salario, que para el caso de Jalisco y de todo México no
alcanza ni para cubrir las necesidades básicas como acceder a una
vivienda digna, ni rentada ni comprada.
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